A toda máquina, en las últimas cuatro semanas, el Gobierno se preparó para colocar las decoraciones y estar listos para el encendido de luces, previsto para la noche del martes, mucho antes de lo que usualmente se acostumbra a dar inicio a los festejos navideños.
“La Navidad es en diciembre. Eso debemos tenerlo claro, celebramos el nacimiento de nuestro señor Jesucristo”, dijo Wilfredo Gutiérrez, de 61 años, acompañado de su nieto de 7 años, mientras observaba a un grupo de trabajadores de una empresa contratista que colocaban luces decorativas en una céntrica avenida de Caracas.
La decisión de empezar con los festejos antes fue anunciada por Maduro el 2 de septiembre, en medio de cuestionamientos a los comicios presidenciales en los que tanto el Gobierno como la oposición se atribuyen la victoria.
Desde que asumió la presidencia en abril de 2013, no es la primera vez que Maduro adelanta esta celebración. En 2019, 2020 y 2022, decidió que las calles se decorarían más de dos meses antes de la fecha oficial de festejo. Además se organizaron conciertos y fiestas en parques públicos.
“Lo bueno es que recogieron la basura, lo normal aquí es que todo esté sucio. Hay que reconocer que está quedando (el espacio) bonito y los niños lo disfrutan”, añadió. Gutiérrez.
Tras el anuncio de Maduro, la Iglesia Católica rechazó el uso político de la Navidad.
“El modo y el tiempo de su celebración compete a la autoridad eclesiástica. Esta festividad no debe ser utilizada con fines propagandísticos ni políticos particulares”, acotó la Conferencia Episcopal Venezolana en un comunicado divulgado en sus redes sociales.
Otros están abiertos al cambio
“Las tradiciones han cambiado, eso es lo que opino. Me parece muy bien, pues ya las tenemos antes, no sólo un mes, sino dos meses antes de Navidad”, dijo Laura Cuberos, quien estaba tomando una foto de su hija de 5 años, junto al árbol de Navidad, ubicado en una plaza en Caracas.
El anuncio de adelantar la Navidad, empero, fue recibido con desconfianza. Muchos no creen que mejoren los sueldos ni el monto de los aguinaldos —el bono de fin de año, que otrora fue la principal fuente de ingresos— usados para cubrir los gastos de las fiestas, entre ellos, la preparación de la hallaca, un pastel de harina de maíz, relleno de un guiso con varios tipos de carnes y frutos como aceitunas, que para los venezolanos simboliza la Navidad.
El aguinaldo es obligatorio por ley pero cada vez rinde menos. Antes de la llegada de Hugo Chávez al poder —predecesor y mentor de Maduro— era suficiente para comprar ropa nueva, regalos o los ingredientes de la cena de Navidad y Fin de Año. Ahora no.
En Venezuela, donde los salarios se fijan en bolívares y los precios tienen como referencia su valor en dólares, los productos básicos, en particular los alimentos, experimentan sucesivos aumentos. Como ha pasado en otros años, hay familias que no saben si podrán comprar los ingredientes para los platos típicos navideños, especialmente los más costosos como la carne de cerdo, cuyo precio por kilo es de 11.90 dólares con hueso y 18.53 dólares sin hueso.
El monto del salario mínimo que reciben millones de venezolanos y que se mantiene inamovible desde marzo de 2022 es de 130 bolívares al mes, unos 3.52 dólares, mientras el ingreso promedio en el sector privado, que ha mejorado en años recientes, es de unos 224 dólares mensuales.
Incluso si pagan el bono por adelantado, “en diciembre, no vamos a tener nada. Lo veo demasiado mal. No ha pasado Halloween y ya es Navidad”, comentó Desiré Aguiar, una comerciante de 32 años, que estaba sentada en una plaza decorada con adornos navideños.