Con una trayectoria de casi una década detrás de la cámara, Yasmín Quesada Jáuregui ha plasmado su pasión por el Día de Muertos en siete sesiones, convirtiendo esta festividad en una constante fuente de inspiración para su obra.
“Es una celebración profundamente arraigada en nuestras tradiciones, donde honramos a nuestros seres queridos de una manera única y colorida”, afirma Yasmín, “como fotógrafa, me inspira capturar esos momentos llenos de simbolismo.
“Me motiva el poder preservar visualmente estas tradiciones, ayudando a que perduren y se aprecien dentro y fuera de México. Cada imagen cuenta una historia de amor, respeto y conexión con nuestras raíces”.
Este año, Yasmín invitó a su nuera, Natalia Chávez Korkowski, a que debutara frente a las cámaras interpretando a la Catrina.
“Creí que era un buen comienzo para explorar mi carrera como modelo”, comparte Natalia, quien tiene 22 años y admite que no pudo rechazar la oportunidad de trabajar con su suegra. “La idea de personalizar un evento tan importante me pareció algo muy bonito”.
Esta joven estudiante de Arquitectura añade que, para ella, el 2 de noviembre es un acontecimiento cultural lleno de significado y emociones, en el que la gente puede dedicar pensamientos e intenciones a quienes ya no están en este plano.
A continuación, entérate de cómo le fue a este par de tapatías durante la realización de las fotos que aparecen en estas páginas.
Un escenario perfecto
Yasmín platica que esta sesión se distingue de las otras que ha hecho porque tuvo como sede a Ajijic.
Cautivada por la revitalización de este destino turístico, le pareció que sus fotos podrían contribuir a darle más difusión, pues resaltan su belleza.
El plus de utilizar al Lago de Chapala como coprotagonista, según comenta esta fotógrafa de 50 años, fue que pudo incluir en su trabajo elementos como el agua, las flores y las plantas.
“Representan el ciclo de la vida y la conexión con la naturaleza”, explica Yasmín, “estos contrastan, y a la vez complementan, con la temática de la muerte, mostrando que ambos son parte de un mismo ciclo donde la vida y la muerte conviven de manera simbólica”.
Figura fantástica
En cuanto a la caracterización de Natalia, tanto la modelo como la fotógrafa estaban muy conscientes de su importancia.
“La imagen de la Catrina representa la muerte en la cultura mexicana, pero de una manera festiva y elegante”, dice Yasmín. “Es un símbolo que nos recuerda que la muerte es parte de la vida, y que al final todos somos iguales, sin importar nuestra posición o riqueza. Es una forma de honrar a los que se han ido con respeto, pero también con alegría”.
Natalia agrega que las Catrinas honran a aquellas mujeres que ya no están en este mundo, pero que lo visitan a inicios de noviembre, y con un profundo respeto por la tradición, se inspiró en diversas fuentes para diseñar un maquillaje que reflejara su visión personal de esta figura emblemática.
En lo que respecta al atuendo, Yasmín optó por un vestido de novia que encontró en un mercado, y con sus propias manos hizo las coronas de flores, las cuales aportaron un toque artesanal y romántico.
“Mi tocado favorito (fue el de) las flores de cempasúchil”, comparte Natalia, “son muy bonitas y representativas de la época. Y llevarlas me emocionaba mucho”.
Para la posteridad
Los preparativos para esta sesión de fotos comenzaron en torno de la 1:00 de la tarde del 12 de octubre de 2024.
Natalia se maquilló pacientemente, y una vez que se puso el vestido, tanto ella como Yasmín se dirigieron a la orilla del Lago en compañía de Jaime González Quesada, quien apoyó a su novia y a su mamá en las tomas con dron.
Yasmín les pidió permiso a los pescadores para usar sus lanchas, y las imágenes empezaron a captarse como a las 4:00 de la tarde.
Natalia confiesa que al inicio estaba nerviosa porque no sabía muy bien qué hacer.
“Pero ajustaron todo y me di cuenta de que había mucho potencial en la lancha”, explica Natalia. “Opté por verme un poco seria y misteriosa, ya que quería tratar el concepto de las Catrinas con respeto; además de que creo que su actitud es naturalmente así”.
Las embarcaciones olían un poco chistoso por ser de pesca, pero, por el bien de la sesión, la joven hizo todo lo que pudo para ignorar ese detalle.
“También pensamos en tomar fotos en el panteón, pero no queríamos arriesgarnos a incomodar a ninguna deidad o a las familias de los difuntos”, dice Natalia. “Así que encontramos un campo de maíz que resultó ser un muy buen fondo”.
Todas las imágenes fueron capturadas en formato raw, aprovechando al máximo la luz natural para lograr una calidad excepcional.
“El mayor reto fue el tema de la luz por el corto tiempo que tuvimos antes de que se ocultara el Sol”, añade Yasmín.
Afortunadamente lograron su objetivo y la sesión terminó justo al atardecer, algo que fue posible en buena parte porque Jaime fue muy cooperativo todo el tiempo.
Mágica experiencia
Esta sesión fue muy especial para Yasmín y Natalia, a quienes les resultó muy divertido trabajar juntas.
“(Mi foto preferida) es en la que ella (Natalia) está sentada en la lancha y a un lado hay una garza”, expresa Yasmín, “y es mi favorita porque fue algo espontáneo”.
A Natalia también le gustaron las imágenes que se captaron en el Lago.
“El contraste entre los colores azules del agua y los naranjas de las flores resulta en un efecto sumamente bello. Me identifico con esa foto porque tiene un toque artístico que creo que refleja mi personalidad”, explica la joven.
Para concluir, estas tapatías compartieron cómo piensan conmemorar el Día de Muertos este año.
Yasmín celebrará en su casa con un altar de muertos que tiene todos los elementos requeridos, como las fotografías de los seres queridos que ya partieron.
Por su parte, Natalia pasará este acontecimiento en familia, y comparte que le gustaría que fuera un día lleno de melancolía y recuerdos de aquellas personas especiales que ya no están.
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Información: Carolina Herrera. Fotos: cortesía de Fotografía Yas.