alrededor del mundo
¿Alguna vez te has preguntado cuál es el origen de las propinas? Deriva del latín “propinare” que quiere decir “dar de beber”; a su vez, esta palabra proviene de la unión de los vocablos griegos ‘pro’ (antes/para) y ‘pinein’ (beber).
Se dice que iniciaron en la Inglaterra del siglo 16, cuando los huéspedes dejaban dinero para los empleados de sus anfitriones. Esta práctica se popularizó en el siglo 18, ya que los viajeros aristocráticos británicos llevaron esta costumbre a Europa y América.
A pesar de que ha evolucionado en todo el mundo, el propósito permanece: dar una muestra de apreciación que enriquece tanto al huésped como al servidor. Sin importar a dónde planees tu próximo viaje, ten en cuenta las costumbres de cada destino en cuanto a las propinas. Aquí presentamos cómo es esta situación en ciertos sitios.
ARGELIA MAUPOMÉ
MADRID, ESPAÑA
En la capital española, las propinas no son obligatorias, pero reflejan gratitud por un buen servicio.
En restaurantes, es habitual dejar entre un 5 y 10 por ciento del total, pero locales de alta gama este porcentaje puede ser mayor. Verifica si la cuenta incluye un cargo por servicio antes de añadir algo. En bares y cafeterías se dejan monedas extra, si hubo buena atención.
En hoteles se deja un par de euros por noche a las camaristas y entre uno y dos euros por maleta a los botones. Aunque los conserjes y el personal de recepción no siempre esperan propina, un pequeño agradecimiento es bien recibido.
En los taxis es bueno redondear la tarifa o dejar el cambio. Y para los guías de turistas un 10 por ciento del costo total es lo habitual.
BUENOS AIRES, ARGENTINA
Ahí la propina es una expresión de agradecimiento más que una obligación, pero está bien arraigada en la cultura local. En los restaurantes, se deja alrededor del 10 por ciento del total, especialmente si el servicio ha sido satisfactorio.
En bares y cafeterías, es habitual dejar algunas monedas extra como aprecio por un buen café o un trago bien hecho.
En los hoteles, por ejemplo, a las camaristas se les suele dejar entre 100 y 200 pesos argentinos por día, y a los maleteros lo mismo por cada maleta. Aunque no es estrictamente necesario, dejar algo en recepción es un gesto apreciado.
En cuanto a los taxis, la tarifa se establece por el taxímetro, pero es común redondear al peso siguiente y decir al conductor: “quédese con el cambio”.
DUBÁI, EMIRATOS ÁRABES UNIDOS
En este destino de lujo, aunque las propinas no son obligatorias significan una apreciada muestra de gratitud.
Entendiendo que en Dubái se usa el Dírham de los Emiratos Árabes Unidos (AED) como moneda, en restaurantes, es común dejar entre un 10 y un 15 por ciento, incluso si ya se ha incluido un cargo por servicio del 10 por ciento.
En cafeterías y lounges, una propina de 5 a 10 AED es común, y un extra es bienvenido por un servicio excepcional.
El personal del hotel también valora las propinas: de cinco a 10 AED es lo esperado para botones y el valet parking, y la misma cantidad por noche para el servicio de limpieza.
En spas y peluquerías, dejar entre 10 y 20 AED es un gesto adecuado.
Los guías turísticos suelen recibir desde el 10 por ciento hasta 100 AED por su gran servicio destacado y en yates, la tripulación espera entre un 10 y 15 por ciento. Si bien se aceptan dólares estadounidenses, es mejor tener billetes pequeños en AED.
NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS
La Gran Manzana tiene reglas claras sobre las propinas, un aspecto esencial de la cultura estadounidense que los viajeros deben respetar.
En los restaurantes, la propina estándar es del 15 al 20 por ciento del total de la cuenta: 15 por ciento es lo mínimo, 18 es lo habitual, y del 20 al 25 por ciento refleja una experiencia excepcional. En restaurantes de renombre o en áreas turísticas como Times Square, la propina ya está incluida como service charge o gratuity.
En hoteles, se deja entre uno y dos dólares por maleta a los botones y por noche a las camaristas. En taxis, incluyendo los de aplicación, se da entre un 10 y 15 por ciento del total del viaje o se redondea el monto.
En bares y cafeterías de autoservicio, es común redondear la cuenta o dejar entre uno y dos dólares por bebida y en tours guiados, un dólar por persona es adecuado en visitas cortas con grupos grandes, y cinco dólares o más por persona en recorridos largos o con grupos pequeños.
ROMA, ITALIA
No se requieren propinas, pero son una muestra apreciada de gratitud por un buen servicio.
En restaurantes, si la atención ha sido excepcional, se sugiere dejar entre un cinco y 10 por ciento del total. Verifica si la cuenta incluye el coperto (cargo por comensal de dos a cuatro euros); si es así, no es necesario dar más.
En hoteles, dejar entre uno y dos euros por noche para el personal de limpieza es una cortesía y los maleteros suelen recibir un euro por maleta.
Para guías turísticos, aunque no esperan propina, es un gesto bien recibido, especialmente en tours privados.
Se acostumbra dar entre un 10 y 15 por ciento del valor del recorrido. En taxis, con redondear la tarifa es suficiente, pero si el conductor fue útil o el trayecto fue largo, dejar más es un buen detalle.
En salones de belleza, dar uno a dos euros es una manera de mostrar satisfacción. Y en cafeterías y bares, no es necesaria, pero redondear la cuenta o dejar monedas se agradece.
LONDRES, REINO UNIDO
Si bien las propinas no son obligatorias en la capital de Inglaterra, son un gesto de reconocimiento por un servicio excepcional.
En restaurantes, se suele dejar entre un 10 y 15 por ciento si el servicio ha sido bueno, pero no aplica cuando se haya añadido un cargo por servicio en la cuenta. En los pubs, no se espera propina, aunque en bares más sofisticados, dejar el cambio es un buen gesto.
En taxis, es común redondear la tarifa y decir keep the change, en agradecimiento. En hoteles, algunos ya incluyen un cargo por servicios, pero es usual dar una propina a los botones y al personal de limpieza, entre una y dos libras por noche.
En salones de belleza o spas, se acostumbra dejar entre un cinco y 10 por ciento del total.
PARÍS, FRANCIA
En la Ciudad Luz, las propinas son más discretas y no obligatorias. La mayoría de los restaurantes incluyen un service compris del 15 por ciento, pero dejar hasta un 10 por ciento adicional es un gesto apreciado por un servicio excepcional.
En los hoteles, las propinas son menos comunes, pero dar uno o dos euros por maleta al personal que ayuda con el equipaje, o por noche a las camaristas es bien considerado.
En un bar o café, se acostumbra redondear la cuenta o dejar el cambio, y en taxis, una propina del 10 por ciento es genial.
Las propinas en París no son una obligación, sino más bien un gesto de gratitud. Esto añade un toque de elegancia a la experiencia de recorrer esta ciudad, donde cada detalle cuenta para disfrutar plenamente de su encanto.
Y NO ES BIEN VISTO EN:
TOKIO, JAPÓN
Ahí, el concepto de propina es casi inexistente y, en muchos casos, mal visto. En la cultura japonesa, brindar un servicio excepcional es una expectativa básica, no un motivo para esperar una recompensa adicional. Ofrecer una propina puede ser interpretado como un insulto, sugiriendo que el trabajador necesita un incentivo extra para hacer su trabajo bien.
El rechazo a las propinas está ligado al orgullo profesional y a la dedicación al trabajo, valores esenciales en Japón. Los empleados se esfuerzan por proporcionar el mejor servicio posible porque es parte de su ética laboral, no porque busquen un reconocimiento adicional.
En lugar de propinas, los clientes pueden mostrar su agradecimiento con palabras o un gesto de cortesía, como una reverencia.
SEÚL, COREA DEL SUR
Así como en Tokio, las propinas pueden generar incomodidad, ya que la cultura coreana valora la cortesía, la hospitalidad y la eficiencia como parte del servicio, sin necesidad de recompensas monetarias adicionales.
Los coreanos consideran que ofrecer una propina sugiere que el trabajador necesita un incentivo extra para cumplir con su labor, lo cual es visto como innecesario e incluso inapropiado. En Seúl, el servicio excepcional es simplemente parte de la experiencia, y cualquier intento de dejar dinero extra puede ser rechazado o devuelto con amabilidad.
Los clientes pueden expresar su agradecimiento o con un gesto de cortesía.
COPENHAGUE, DINAMARCA
Los daneses valoran la equidad y el profesionalismo en varios aspectos de la vida, incluido el servicio. Esto se refleja en su sistema de sueldos, donde los trabajadores del sector de servicios reciben un salario justo que no depende de gratificaciones adicionales.
Es por eso que las propinas no existen en esta región.
En los restaurantes, por ejemplo, el servicio ya está incluido en la cuenta, y cualquier intento de dejar un extra podría ser malinterpretado o incluso rechazado con cortesía. Los profesionales de la hospitalidad en Copenhague están orgullosos de su trabajo y no necesitan una recompensa monetaria para sentirse valorados. Para ellos, la satisfacción del cliente y un “gracias” son suficientes.
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Información: Argelia Maupomé / Edición: Patricia Miranda
Imágenes: IA Reforma / Diseño: Staff
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