Se conoce como trabajo colaborativo a la dinámica donde los integrantes de un grupo comparten una misma jerarquía, toman decisiones, ofrecen soluciones grupales y obran a favor de objetivos comunes.
Se distingue del trabajo en equipo por no tener un líder o responsable del proyecto.
Fundaciones y universidades desde Canadá hasta Australia comparten los elementos básicos para realizar un trabajo colaborativo satisfactorio. Algunos son conocer y maximizar las fortalezas de cada miembro, dar a todos oportunidades de contribución, organizar el equipo mediante roles y responsabilidades, tomar decisiones claras sobre cómo será la comunicación y emplear tanto estrategias como acercamientos de planificación efectiva.
Sigue leyendo para saber los detalles.
Aprovecha tus recursos
La tecnología no es la única herramienta a tu alcance. Cada persona, cada integrante del colectivo cuenta con intereses, habilidades y capacidades que, bien aprovechadas, pueden sumar y facilitar el trabajo.
Por ello, todos los miembros de la agrupación deben tener una o una serie de asignaciones que se puedan ver nutridas de sus características individuales.
Que todos participen también genera un mejor ambiente de trabajo entre todos, pues cada uno contribuye con su tiempo y esfuerzo en sacar el proyecto adelante.
Los logros y avances obtenidos deben ser reconocidos y premiados para mantener la motivación y un entorno agradable.
Del mismo modo, es altamente aconsejable que el respeto impere dentro de las relaciones y las comunicaciones, independientemente de si existe confianza previa entre los integrantes o todos son desconocidos.
Compartir metas, propósitos y debilidades concernientes al trabajo con los demás puede contribuir a estrechar o forjar lazos.
Controla los problemas
Al trabajar con otros siempre está latente la posibilidad de verse envuelto en un problema, una discusión o un conflicto.
Un elemento crucial para resolverlos y llegar a buen término es a través del acto de escuchar: permite que las partes expresen sus inquietudes y molestias sin interrumpir, intervenir, juzgar o invalidar. Posteriormente, se podrán realizar los comentarios pertinentes.
En este sentido, gestos, ademanes y otras formas de comunicación no verbal también son importantes a fin de generar empatía y fortalecer lazos con las otras partes.
En caso de que la situación escale o no logre apaciguarse, es recomendable llamar a un tercero con una postura neutra.
Las habilidades de negociación también pueden hallar utilidad en dichos percances para llegar a un acuerdo.
Establece acuerdos
No importa si son amigos, familiares, colegas o completos desconocidos. El establecimiento de los medios de comunicación, la frecuencia de las reuniones y las fechas de entrega, por mencionar algunas situaciones, deben ser expresadas y aceptadas por los miembros.
Cada integrante debe compartir sus datos de contacto y cumplir con los convenios pactados.
Con todo esto se sabrá si se empleará WhatsApp, Telegram, correo electrónico o alguna plataforma de videoconferencia en caso de preferir opciones híbridas.
Grabar los acuerdos puede ayudar a calmar una discusión futura.
Fuentes: International Students House, The University of Edimburgh, Monash University, York University y University of Sheffield.
Información: Abel Vázquez
Edición: Ana Gabriela Rezc
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