Spaceboy, estudio mexicano, incursionó en el gaming con “Hannah: The Game”, un videojuego de plataformas, puzzles, terror, disponible para las consolas Xbox Series y Xbox One, así como PC. No es exclusivo del ecosistema Microsoft, de hecho, los creadores anunciaron que el título arribaría a Nintendo Switch, pero al momento de publicación de este contenido no ha ocurrido.
El estudio presenta la historia de Hannah, una mujer atormentada por sucesos traumáticos en su niñez que involucran a un padre ausente y alcohólico, así como una madre abnegada. Los escenarios reflejan los duros sucesos que atravesó. Pese a que la idea no es mala, la ejecución dejó a desear. La inspiración obvia es Little Nightmares, pero este último genera un vínculo con el personaje más efectivo y un sentido de urgencia que mantiene en vilo al jugador.
Hannah, protagonista de la historia, deberá atravesar escenarios surrealistas sacados directamente de la década de 1980. Para avanzar entre los distintos escenarios, el personaje tendrá que saltar, manipular objetos, recolectar ciertos coleccionables y resolver acertijos. El principal objetivo de nuestra heroína es recuperar las piezas de una muñeca tipo Nenuco y en el trayecto conoceremos sus razones.
¿De qué va?
“Hanna: The Game” se desarrolla en un entorno surreal, oscuro y tétrico en ciertas zonas. Hannah es un personaje diminuto, del tamaño de un gato bebé. Los objetos de los escenarios, que van desde sofás, teclados de computadora, lámparas, teléfonos y sillas, son gigantes. El juego no explica por qué nos encontramos en un sitio tan lúgubre. Según Spaceboy, Hannah llegó a este lugar después de haber sido secuestrada por una fuerza misteriosa.
El propósito de esto es incitar a los jugadores a buscar las cintas VHS dispersas por los niveles, mismas que revelan trozos de la biografía del personaje. Hay dos o cinco cintas por nivel, que se pueden ver en televisores colocados en diversas zonas del escenario. Debes reunirlas todas o solo verás un fragmento de la historia. Spaceboy enfatizó en la narrativa, que busca incitar la curiosidad de los gamers para explorar el mundo que diseñaron y saciar su intriga, así como brindar rejugabilidad.
Spaceboy integró un “Sistema de obediencia”, función que registra las acciones del jugador y modifica el entorno para ajustar el final, cuatro distintos, acordes con las decisiones del jugador. El título se inspira en la psicología, en especial el Test de Rorschach, presente en el titular del juego. Incluso el equipo de desarrollo acudió a sesiones con psicólogos para enriquecer la experiencia. Es importante mencionar que dicho test no tiene suficiente evidencia científica, pero no incide en la jugabilidad.
Jugabilidad
“Hanna: The Game” tiene las siguientes acciones principales: saltar, escalar/columpiarse de sogas, arrastrar/cargar objetos y manipular palancas o botones. Tenemos los escenarios Descenso, Relojería, Maquinaria de Tiempo, Casa Feliz, Bailemos y Bambalinas. Cada uno con varios desafíos que se deben completar. Al igual que en plataformeros como Crash Bandicoot o Mario Bros., la dificultad es progresiva.
No hay batalla con jefes hasta pasado el escenario Bambalinas, por ello, gran parte del viaje lo pasas resolviendo puzzles y explorando para encontrar los coleccionables. A la mitad del recorrido aparece un antagonista gigante, una especie de máquina con aspecto de hombre con gafas que quiere sacarnos un susto con su macabro aspecto. No te vamos a decir qué rol tiene, preferimos que lo experimentes.
Los puzzles no son difíciles, pero te llevará algunos minutos comprenderlos. Tal vez a un adolescente le cueste un poco más, aunque no lo suficiente para frustrarlo. En los desafíos, principalmente deberás embonar cierto objeto en el lugar correcto, por ejemplo una vela o un foco, para desactivar una trampa, abrir una puerta o iluminar cierta área. Aparte de ello, deberás improvisar escaleras usando cajas para acceder a sitios altos, esconderte de enemigos y saltar. Saltar mucho.
Amamos
“Hanna: The Game” tiene una notable dirección de arte. Desde Descenso, cada escenario refleja una esencia retro. Las computadoras antiguas, los viejos radios, las lámparas de lava, las cintas VHS, todo se compagina para enriquecer la atmósfera. Sin mencionar lo útil que resulta la banda sonora, compuesta por el mexicano ganador del Grammym, Adrián Terrazas, para sumergirte en el contexto de la historia.
Aunado a lo anterior, otro aspecto bien recreado fueron los tintes siniestros del entorno. Ejemplos destacados son las muñecas desarmadas depositadas en cubetas sucias, cabezas de muñecas al final de un pasillo, los personajes enigmáticos del escenario Bailamos, con quienes danzamos, los gusanos, sobre todo el panal en Maquinaria de Tiempo, la mano que nos persigue en cierto momento, la avispa gigante y sobre todo el boss final que es aterrador.
El último aspecto que queremos rescatar es el diseño de escenarios. La escalabilidad en la dificultad es precisa, ya que los últimos niveles me dieron lata, en especial la zona de las piedras flotantes que debí atravesar y me llevaron a varios “game over”. También es digno de mención la dificultad estimulante de los puzzles, principalmente los finales, donde aparecen unas espeluznantes manos y hay que desactivar la electricidad del piso para avanzar.
Pudo ser mejor
“Hanna: The Game” tiene un problema muy, muy grave: los bugs. Durante la presentación del título, en octubre pasado, Daniel Laget “Bush”, director ejecutivo de Spaceboy, y Alejandro Reyes, director de innovación y líder del proyecto Hannah, admitieron el reto que fue diseñar un videojuego sin experiencia. Spaceboy no se enfoca en el gaming y se notó.
Los bugs en los videojuegos son hasta cierto punto normal. Ni Rockstar Games, Ubisoft o PlayStation Studios están libres de ellos. La cuestión es, ¿qué tanto se notan y cómo afecta la experiencia? La respuesta en “Hanna: The Game” es se notan bastante y afectan mucho la experiencia. Unas cinco veces me quedé atrapado en una zona del juego porque no podía ver al personaje. Hannah es visible detrás de ciertos objetos, pero no está bien programado para un uso eficiente porque a veces se activa donde no lo necesitas y viceversa.
Luego está el aspecto visual. En general está bien, pero no entiendo por qué en pleno 2024 la sombra de Hannah es solo un punto negro. ¿Acaso estamos en 1999? Con matices, pero hay videojuegos indie como Stardew Valley, Hollow Knight, Undertale y Celeste que tuvieron presupuesto limitado y se ven muy bien. Incluso Balatro, nominado a The Game Awards 2024, Bodycam de Reissad Studio no requirieron una cartera abultada o un enorme equipo para lucirse. No vamos lejos, Saviorless, videojuego desarrollado en Cuba, deja mal parado a “Hanna: The Game”.
Considero que la forma de contar la historia no fue adecuada. No hay una motivación inicial para echar a andar a Hannah más allá de que tenemos qué. Poco a poco lo descubrimos, pero si no encuentras todas las cintas habrá lagunas en la historia y no podrás empatizar con el personaje, lo que al final necesita un gamer para justificar el tiempo invertido. Saviorless da una breve introducción y otros como Limbo, Hollow Knight u Ori, que también te empujan al trote sin mucha información, tienen mecánicas más allá del salto como pelea y elementos de RPG.
Valoramos que un estudio mexicano se aleje de los clichés que han caracterizado nuestro País en la industria, como las desgastadas narrativas prehispánicas, bandoleros del Viejo Oeste, narcotráfico, etc. Simplemente, la inspiración de obras como Little Nightmares y Among The Sleep no estuvo bien ejecutada, pero por algo se empieza, ¿no creen?
Finalmente, Spaceboy vende a la cámara como un aspecto novedoso, sin embargo, en vez de ayudar, estorba. En la zona del laberinto, por ejemplo, perdí de vista a Hannah fácilmente. Me desesperó no poder acercarla lo suficiente para visualizar mejor el terreno y encontrar el mejor camino. Ni hablar cuando controlé al gusano: las paredes me impedían verlo y cómo no se puede girar la cámara, esa parte causa molestias.
Veredicto
La industria de videojuegos mexicana está dando sus primeros pasos. “Hannah: The Game” forma parte de una generación de entusiastas que sueña y cree en un mercado boyante, con vida. Aunque las críticas parezcan ácidas, creo que no ganamos nada apapachando a los desarrolladores y limitarnos a señalar las cosas buenas.
Si México aspira a tener una vigorosa industria gaming debe reconocer que hay muchísimo trabajo y la simple resolución de un proyecto debe celebrarse sí, con mesura, pues el objetivo, como lo explicó “Bush”, es plantar una semilla de inspiración entre los devotos connacionales que fantasean con desarrollar un juego. Bien por Spaceboy al culminar un trabajo arduo, pero es momento de reconocer los errores y dejar la autocomplacencia.
“Hanna: The Game” es una piedra angular para el estudio con una excelente banda sonora, un ambiente tétrico de terror bien logrado, puzzles interesantes que estimulan la creatividad y zonas difíciles que retan al jugador. No obstante, los bugs, la visualización irregular, la pobrísima cámara y la forma de contar la historia afectan la experiencia.
Los desarrolladores comentaron durante la presentación del videojuego que se cocinan otras ideas y espero con ansias probarlas. Solo un consejo: siempre es mejor esperar un poco más para entregar un producto completo, aunque esto cause ciertos dilemas internos o administrativos, pues al final se van a notar y empañarán irremediablemente el prestigio del desarrollador.
Hannah: The Game
Juego disponible para Xbox One, Xbox Series y PC.
Clasificación: T, apto para adolescentes.
Desarrollador: Spaceboy.
Distribuidor: QUByte Interactive.
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