
Como una persona cálida, hospitalaria, alegre, simpática, sencilla, generosa, religiosa y con un entrañable interés por los demás, es como Yolanda Achútegui Sottil será recordada por sus familiares y amigos, luego de su lamentable fallecimiento.
Yolanda Achútegui nació el 18 de octubre de 1931, en Tampico, Tamaulipas. Hija de José Achútegui de Blas y Pilar Sottil Ochoa, quienes también procrearon a Pilar, (q.e.p.d.), y Gloria.
Junto a sus hermanas, Yolanda Achútegui cursó sus estudios en el Colegio Francés del Pedregal y, muchos años después, hizo la carrera de Humanidades en la Universidad Anáhuac México.

“Tinina”, como le nombraban de cariño a Yolanda Achútegui, encontró en su juventud a su gran amor, don Roberto Servitje, a quien conoció en una fiesta en su casa. Pepe Riojas, novio de su hermana mayor y después cuñado, fue la persona que los presentó. Desde ese momento, el empresario quedó flechado por doña Yolanda Achútegui, pues, y a propósito, dejó olvidada su gabardina para tener una excusa de regresar y volver a verla.
En 1950, Yolanda Achútegui y don Roberto Servitjeunieron sus vidas y fueron, para aquellos que los conocieron, una pareja ejemplar durante 74 años de feliz matrimonio.

Al comienzo de esta etapa, junto al ex director y presidente de Grupo Bimbo, Yolanda Achútegui enfrentó exigencias de trabajo, constantes viajes y cambios de residencia; sin embargo, su esposo, don Roberto Servitje, en el libro “Bimbo. Estrategia de Éxito Empresarial” destacó que gracias al apoyo, estímulo, paciencia y comprensión de su esposa, fue que mantuvo unida a su familia.
De la mano de su fiel compañero, Yolanda Achútegui formó un hogar lleno de cariño en donde crió a sus más invaluables tesoros: sus hijos, Yolanda “Manina”, casada con Jaime Chico Pardo; Roberto, quien es esposo de Aimée Labarrere; Lourdes, quien contrajo nupcias con Félix Sánchez Soler; Patricia, esposa de Luis López Morton, y Gabriela, casada con Carlos “Quinto” Fernández.



Sus 21 nietos y 42 bisnietos eran su más grande adoración; por ellos, todo su círculo la llamaba “Pita” y, a decir de sus familiares, hasta los más pequeños la recuerdan con mucho aprecio.
Recorrer el País y otras latitudes era una de las máximas pasiones de Yolanda Achútegui; también, le encantaba la música y cantar canciones rancheras.
Como una excelente anfitriona, todos los días, a la 13:30 horas, Yolanda Achútegui invitaba a sus seres queridos para tomar “la copa” y una botana, costumbre con la que fomentó la convivencia y unidad entre ellos.
Una de las cosas que más le gustaba era decir versos que aprendió de joven, además de que le encantaba comer, sobre todo, chocolates, galletas y malteada de fresa.
Es Bimbo ejemplo para todos.- Femsa
Tributo a Marisa Servitje Montull
Gracias a su generosidad, Yolanda Achútegui apoyó a muchas causas, entre ellas, las religiosas, de Pro Vida, y, especialmente, a los más necesitados.
“Tinina” organizó clases de literatura y arte para las esposas de los directivos de Bimbo, que terminó siendo un gran grupo de amigas al que siempre apreció y el que la seguirá queriendo siempre.
A lo largo de su vida, Yolanda Achútegui le enseñó a sus descendientes valores invaluables, como la alegría, amistad, el servicio, la humildad y la importancia de estar siempre presente.
Doña Yolanda Achútegui partió de este mundo el 26 de febrero, a los 93 años de edad; no obstante, su legado permanece intacto en el corazón de su esposo, don Roberto; sus hijos, nietos y bisnietos, quienes la recordarán como una mujer de una sola pieza y un testimonio de entrega total. Descanse en paz.



