UN FUTURO PARA DALIÉ

Con alas y antenas de mariposa morada, Dalié vivió su tercera marcha junto a su madre.
Élida lleva a su hija, hoy de 2 años y 3 meses, desde que era una bebé muy pequeña.
“Lo hago por ella, quiero que ella crezca con otra idea, que tenga otras oportunidades, es por ella”, compartió, conmovida.
En estas movilizaciones, Élida ha disfrutado marchar con otras mujeres y brindarle la oportunidad a su niña.
Lo que la movió a llevarla aquella primera vez fue pensar en las violencias y desigualdades que ella vivió como mujer y no querer que su pequeña atraviese por lo mismo.
“Es cuestión de tiempo, de que la información vaya cayendo y que realmente se vaya entendiendo el propósito”, reflexiona sobre la importancia de las marchas del 8M.
“Nos queda seguir luchando para conseguir lo que se busca”.
POR SU MADRE

“El 29 de abril del 2024 mi hermano mató a mi mamá con un martillo en la cabeza”, relata Wendy Rivera.
Cuenta que supo del feminicidio, que ocurrió en Valle del Roble, en Cadereyta Jiménez, al pedirle a una amiga que visitara a su madre.
“(Mi hermano) me lo confesó, que mató a mi madre y que no se arrepiente”, afirma la joven, quien dice recibir todavía amenazas de muerte de su hermano, aún prófugo.
JUSTICIA PARA PERLA

Con lágrimas de enojo e impotencia, Jocelin Mairel marcha por segunda ocasión desde el feminicidio de su madre, Perla Rangel, a manos de quien fue su pareja, un ex elemento de Fuerza Civil, que sigue en libertad.
“Fiscalía no me da respuesta”, dice la joven, cuya mamá desapareció en noviembre de 2024 y fue encontrada en enero de este año.
“No basta con que yo tuve que encontrar a mi mamá sin vida, ahora tengo que buscar a su feminicida”.
SU HERMANA IBA A MARCHAR

Han pasado cuatro años desde que hallaron muerta a Daniela Tovar, de 19 años, en el Puente Atirantado.
“Y hasta el momento no se ha descubierto nada, ni hay sospechosos”, dice Ana Tovar, quien acudió a la marcha con su madre, Olivia. “La autoridad no ha hecho nada en esos años y ya es demasiado tiempo”.
Daniela, cuenta, planeaba marchar en el Día Internacional de la Mujer del 2021, poco antes de su feminicidio.
“Tristemente ya no se pudo”.
'YERE ES MI MOTIVO'

Yere tenía 14 años cuando un hombre la asesinó, recuerda su maestra Gabriela González, que ayer marchó en su honor.
Al momento de su feminicidio, la adolescente cursaba segundo grado de la Escuela Secundaria Técnica 18, en la Colonia Valle de Santa Lucía.
“Yere es mi motivo”, dice la maestra, quien la describe como una joven alegre y vivaz.
“Tenía mucho potencial y unos ojos preciosos… nunca se me van a olvidar”.
POR LOS AUSENTES

Fundado en agosto del 2023, el Colectivo Renacer se hizo presente para exigir justicia por sus seres queridos, desaparecidos en Nuevo León y Tamaulipas.
Los integrantes -desde mujeres hasta adolescentes- marchan desde entonces en grupo.
“Mi esposo Roberto Maciel Ramírez está desaparecido desde el 2010”, dice Elva Rivas, mientras sostiene una pancarta y porta una blusa con el logotipo del colectivo.
“Aunque nuestros familiares sean hombres, el dolor de su desaparición causa que una madre, hija y hermana sufran: una mujer está sufriendo”.
INSEGURIDAD

“No voy a crecer con miedo”, se lee en una cartulina sobre la carriola de la pequeña Alejandra, de 8 meses de nacida.
Su madre, Blondy Ortiz, y su hermana Ashley, de 15 años y estudiante de la Escuela Preparatoria Técnica Médica UANL, marchan por ella.
“Hoy lo hago por ella”, dice la mamá, de 33 años, “la situación es difícil para las chicas: salen a la calle, solas, y no tienen la seguridad que regresarán a casa”.
CONTRA LA IMPUNIDAD

Karen Nallely, hija de Brígido Pozos, solía acudir a las marchas del 8M, hasta que la asesinaron.
“Ella venía a las marchas, y desgraciadamente ahora nosotros tenemos que continuar”, contó Brígido.
La joven fue atropellada por su ex pareja cuando tenía 24 años, el 18 de junio de 2023, un Día del Padre.
Aunque la autoridad ya dictó la sentencia de 45 años de prisión, comentó Brígido, no se ha hecho justicia porque el acusado apeló la condena.
“Se enamoró mi hija, la tenía amenazada y me la mató el mero Día del Padre”, dijo el hombre, quien acude a la marcha desde hace tres años con su pareja.
“Yo sigo mientras Dios me deje, no hay que desistir, hay que estar ahí al pie del cañón. Le pido a Dios no dejar de existir hasta que se logre la justicia. No me va a devolver a mi hija, pero que no quede impune”.
POR LAS MUJERES INDÍGENAS

Han sido muchas las violencias y discriminaciones que Karina Hernández ha vivido como mujer indígena.
Procedente de una comunidad náhuatl, la mujer de 30 años asistió con su hijo de 6 años en busca de un mejor futuro para los dos.
“Vengo para que los derechos sean también para nosotras las mujeres indígenas, para que no suframos discriminación, para las nuevas generaciones”, contó.
“Tenemos derecho a participar en cualquier cosa, igual que todos, en todo momento, seamos indígenas o no”.
Las mujeres indígenas suelen enfrentar prejuicios y a veces son invisibilizadas, comentó.
“Quiero que en un futuro ocupemos más espacios en escuelas, porque incluso en eso se nos restringe, en lugares políticos no vemos a muchas mujeres indígenas, porque no nos dan el lugar que merecemos”.
VISIBILIDAD TRANS

Como mujer trans, Aruba Williams sabe que aún falta mucha visibilidad para esta población en Nuevo León.
“Marcho por mi mamá, mis hermanas, mis hermanas trans, las hermanas que ya no están con nosotras, por las que siguen desaparecidas”, mencionó Aruba.
“En Nuevo Leon hay muy poca visibilidad trans”.
También ha acompañado diversos casos de asesinatos de mujeres trans y, al marchar, busca impulsar que se tipifique como delito el transfeminicidio.
A su lado marchaba la familia de Aranza Aldanelly, una joven trans de 23 años que fue asesinada en julio del 2023 y para quien aún no se hace justicia.
HACIA UN CAMBIO

Como maestra, Irazú Rodríguez ha escuchado cómo sus alumnas han sido víctimas de algún tipo de violencia.
“Quiero marchar por mi abuelita, por mi mamá, por las personas que hace tiempo tuvieron que hacer cosas que no deseaban, y que no lo pudieron expresar o no se pudieron librar de eso, y porque soy maestra y quiero darles el ejemplo a mis alumnas, de que su voz puede cambiar muchas cosas”, indicó la profesora.
“Cuando hablas con ellas en estas fechas te das cuenta todo lo que ya cargaron. Te das cuenta que de un grupo, sólo una o dos no han sido violentadas”.
La de ayer fue su tercera marcha y, con su participación, busca también que se dejen de minimizar los acosos y los micromachismos.