TESTIMONIOS

Éstas son algunas de los testimonios de los abusos que sufrieron las gimnastas cuando, siendo niñas, entrenaban con Damazo Rodríguez.

SOFÍA

 
Quiero empezar agradeciendo a Fer, a Camila, a Natalia, a Regina, a Pamela, a Vale, y a todas las personas que me mandaron mensajito porque me han dado la fuerza y seguridad de que no estamos solas en esto.
 

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Después de tantos años reprimiendo y guardando todo lo sucedido, hoy gracias a todas me siento preparada para hablar y todos se enteren de lo que realmente pasaba dentro de ese gimnasio KlassGym.

Siempre hubo esos “pequeños” detalles que pasaban dentro del gimnasio, tales como comentarios acerca del leotardo (porque no se nos permitía entrenar con licra), del no podérnoslo sacar así lo traigamos completamente metido (lo cual ya era incómodo para una niña menor de 10 años) el saber que él y los demás presentes en el gym estuvieran viendo nuestros glúteos, era algo que ya hacía sentirse expuesta y vulnerable.
Las veces que por “cuidarnos” tocaba nuestras partes íntimas, y pues sólo tocaba pensar que quizá era “normal”, o que no lo hacía con una mala intención cuando evidentemente ¡sí era así!

Como cuando siempre al saludar o despedirnos de él, como Pam lo menciona, siempre existía ese comentario de “salúdame bien” o “despídete bien”, para que le diéramos el beso en la comisura de la boca o casi a mitad de labios. El hacernos flex y abrirnos en el segundo piso, 1 por 1, para poder introducir parte de sus dedos pulgares en el interior del leotardo por la parte de nuestra ingle, y créanme que esto no es lo grave de la situación, esto son sólo “cositas pequeñas” que pasaban dentro de las instalaciones del gimnasio.

Lo que genuinamente causaba miedo y ansiedad era lo que pasaba por fuera. Me tocó pasar por esta situación en variadas ocasiones, en las cuales yo me iba a “dormir” y a altas horas de la madrugada él entraba a mi cuarto, y con su aliento apestando a alcohol, se acercaba a mi boca para buscar besarme y meter sus manos por debajo mi blusa, tocando mi pecho, o por debajo de mi short tocándome.

¿Yo qué hacía? Sólo me movía, como cambiando de posición estando dormida, para que él pensara que estaba despertando y saliera de mi cuarto, y funcionaba, pero claro que sólo un momento. Yo trataba de ponerme en una posición en la que pudiera taparme todo lo posible y que sus manos no estuvieran al alcance de ninguna parte íntima mía, además de taparme con la colcha, claro. Sólo tocaba esperar con el corazón y la respiración agitada sabiendo que en cualquier momento volvería a entrar.

Una vez que escuchaba la manija de la puerta del cuarto, sólo apretaba los ojitos y respiraba profundo esperando ver, o más bien sentir que sería lo que ahora buscaría tocarme o hacer. Eran entradas y salidas rápidas (no más de 2 minutos) que claro que se sentían como si fueran horas, y yo sé que hay y habrá mil preguntas y suposiciones, yo sólo busco en este espacio poder desahogarme y abrirme un poco sobre lo que viví y aguanté por años, por miedo y vergüenza a hablar, pero no más, esto NO DEBIÓ NI DEBERÍA SEGUIR PASANDO.

Esto es un poco de mi historia y les agradezco a todas por darme esta fuerza y valentía de poder contarlo”.

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VALERIA

 
“No sé cómo empezar esto. Desde chiquita me encantaba la gimnasia, hasta que se volvió una obligación. Todo empezó con exigencia y abuso psicológico por parte de mi maestro, desde decirme que no servía para nada, hasta decirme que le generaría cáncer y hacerme sentir culpable por eso.

Todo comenzó cuando entrenaba doble sesión y él aprovechaba que no había padres de familia en el entrenamiento matutino para abusar y tocarme en cada ejercicio que me cuidaba. Inocentemente quería pensar que era sin querer, pero era tan frecuente que se volvió una tortura ir a entrenar, por el miedo de que lo volviera hacer.
 

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En diferentes ocasiones él me quería dar masajes de “descarga” y aprovechaba para tocarme sin mi consentimiento. Es inexplicable el miedo que sentía; siento mucho coraje por nunca haber hecho nada al respecto, en esos momentos sólo estaba en shock, sólo tenía 11 años.
Yo seguí siempre por mis amigas y porque consideraba ese gimnasio como mi segunda casa, crecí ahí y toda mi vida giraba en torno a la gimnasia. Llegó un punto donde mis acciones hablaban por sí solas y se notaba el odio o rencor que le tenía; frecuentemente él me preguntaba “qué te hice para que me odiaras”.

Yo ya no me sentía en paz ahí. Por eso y más cosas personales que tenía, decidí salirme y terminar con todo eso. Nunca tuve la fuerza para hablar de esto, pero gracias a que compañeras alzaran la voz, estoy aquí contando esto”.

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NAT

 
“Desde pequeña él me decía que yo era su favorita, y en mi inocencia yo me sentía la más chingona por ser la favorita del coach.
A los 9 años viví mi primera situación de abuso hacia mi persona por parte de esta persona; lo más fuerte que viví fue en diciembre hace 3 años.
 

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Estábamos en una junta, y yo hice el comentario de que me dolía la espalda, y él me llevó a un sillón que tenía en un cuarto de arriba en su casa, y ahí me quedé sola. Después de un rato me quedé dormida, y me levanté porque sentí una mano helada en el pecho; me desperté medio atontada sin saber si lo que había sentido había sido un sueño o había pasado en realidad.

Al abrir los ojos estaba el cuarto totalmente oscuro, y sale él del baño que estaba en el fondo de ese cuarto, me quedé en shock; después me da las manos y me acuesta en una cama que estaba enfrente y me comienza a bajar la ropa y me dio besos, no podía moverme, estaba totalmente paralizada, lo único que hice fue marcarle a mi hermana, no me contestó y pensé que estaba por pasarme lo peor hasta que me devuelve la llamada y me paro y me salgo corriendo del cuarto.

Ese día jamás lo olvidaré, y más porque cuando pedí ayuda su mamá Marth Adriana, lo justifico diciéndome que lo hacía porque me amaba y estaba enamorado de mí, no porque quisiera hacerme daño.

Como dije anteriormente, jamás olvidaré ese día, pero tampoco éste, el día que decidí hablar. Agradezco a todas las personas que me enviaron la publicación, ya que leerla tantas veces me dio la valentía que necesitaba”.

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REGINA

 
Cuando yo tenía 8 años, hacíamos un ejercicio de saltar de una barra a otra, él, al cuidarnos, nos ponía la mano en la entre pierna y en los pechos. A mí y a mis compañeras no se nos hacía normal, pero lo dejamos pasar.

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A partir de ese momento yo empecé a cambiar mucho, empecé a ser más seria, y por ese tipo de cosas que sucedían nunca fui tan apegada a mi coach, pues siempre viví con el miedo de que me pudiera hacer algo más, un daño más fuerte para ser más clara.

Después, cuando yo tenía 13 años, recuerdo que estaba lastimada y ese día terminé antes el entrenamiento, mi mamá se tardó en llegar por mí; me dijo que me sentara a lado de él, me senté y él comenzó a acariciarme los glúteos, yo me quedé paralizada porque no supe qué hacer, también recuerdo que nos hacía estiramientos en donde hacía tocamientos innecesarios”.

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CAMILA

Ninguna otra niña debería de pasar por esto; abrazo a mi yo de 10 años.

Un abusador no puede estar a cargo de un gimnasio, y menos rodeado de niños. Mucho menos que la dueña del Gimnasio Klass, Martha Adriana Hinojosa García, mamá de mi abusador Damazo Rodríguez Hinojosa, sea parte de la Asociación Gimnástica del Estado de NL”.

FERNANDA

Desde que tenía 7 años fui abusada sexualmente, mentalmente y físicamente. Mi maestro de gimnasia me lastimaba para que al final del día él me pudiera dar masajes, en los cuales terminaba abusando de mí sexualmente. Esto pasó por 3 años y muchas veces, de las que aún no me puedo acordar, no sólo lo hacía en el gimnasio, también en casas de mis amigas, y por última vez en la Olimpiada Nacional en un hotel.

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Voy a explicar la última vez que me pasó:

Una noche antes de la Olimpiada Nacional, mi coach nos quitó la llave del cuarto a mí y a mis amigas por “motivos de seguridad”. Entró a nuestro cuarto de noche, todavía recuerdo cómo tronaban sus pies al caminar, y se puso a lado de mi cama. Empezó a tocarme y entré en un momento de shock como las veces que ya lo había hecho anteriormente.

Cuando me levanté le dije a mis amigas y con mucho miedo dije que teníamos que hacer un “plan” para que no les pasara a ellas. La siguiente noche volvió a entrar, y esta vez cuando caminaba con una de nosotras, las otras se movían, sin dormir toda la noche; competimos la mañana siguiente.

Esa fue la última vez que me pasó y la única vez que pude alzar mi voz, aunque sigue siendo callada por compañeras, familiares de esas compañeras, y por supuesto la familia de DAMAZO RODRÍGUEZ HINOJOSA.
Esto lo hago porque no quiero que a ninguna otra niña le pase lo mismo, y por mis amigas que tanto quiero y que siguen sin creernos”.

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PAMELA

 
Yo les creo, porque fui una de ellas.

Por más pequeño que sea, no debió pasar. Son demasiadas cosas que pasaron durante años que estuve en Klassgym. Qué incómodo era llegar, saludar al maestro con un beso de mejilla a mejilla y que dijera: “dame bien el beso”, yo de inocente giraba mi carita y él trataba de besarme.

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Odiaba el día de barras. No me salía un ejercicio y me llevaba a practicar con él. Para que cada que pudiera, me agarrara de mi zona íntima. Me sentía sucia. Entonces, me quitaba y lo volvía a hacer.

Odiaba ponerme leotardos porque no podía acomodarme la ropa en los entrenamientos. Me sentó a un lado de él, agarrando lo más cerca posible a mis glúteos diciendo: “en una competencia no podrías acomodarte el leotardo, no lo hagas aquí, si se te ve todo ni modo”. Qué incómoda me sentía.

Qué dolor, qué miedo, porque tocaba partes que no se deben tocar. Cada que se enojaba porque no nos salía algo, golpeaba la ventana. Tenía mucho miedo. Me dejó de gustar el deporte que más me apasionaba. Él no aceptaba que me fuera del equipo.

Son demasiadas cosas que pasaron. ¿Y yo qué? Me quedo con la cicatriz. Hasta el día de hoy, sigo sintiéndome sucia.
Qué valientes y qué fuertes compañeras tengo. Fer y Cami, que gracias a ellas y que alzaron la voz, todo está saliendo a la luz”.

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¿QUIÉN ES EL ACUSADO?

Eduardo Damazo Rodríguez Hinojosa

Edad: 29 años

SUS INICIOS

Inició su carrera deportiva como atleta infantil en el Gimnasio Klass, ubicado en San Nicolás, motivado por su madre, Martha Adriana Hinojosa, entrenadora de la institución y propietaria del gimnasio, quien en su etapa juvenil también fue gimnasta.

ETAPA COMPETITIVA

Como gimnasta infantil juvenil participó en campeonatos estatales y nacionales. En el 2009 representó a Nuevo León en la Olimpiada Nacional de Tijuana, donde ganó medalla de bronce.

ETAPA DE ENTRENADOR EN GIMNASIO KLASS

A los 15 años, empezó a colaborar en el Gimnasio Klass como ayudante del staff de entrenadores (sin estudios correspondientes).

ETAPA DE ENTRENADOR NACIONAL

La primera ocasión que formó parte del cuerpo oficial de entrenadores nacionales fue en 2018 en el Pacific Rim, en Medellín, y en el selectivo continental, en Argentina, rumbo a los Juegos Olímpicos Juveniles Buenos Aires 2018.

ETAPA INDE

Alrededor del año 2018 empezó a colaborar como parte del cuerpo-staff de entrenadores externos del Instituto Estatal del Deporte en la disciplina de gimnasia artística. Recibía contratos de tres o seis meses, que eran renovados de acuerdo a los resultados.
Su trabajo era supervisado por el comité técnico de la Asociación de Gimnasia de Nuevo León, que hasta hace el 11 de marzo comandaba su mamá, quien pidió licencia a su cargo.

REACCIONES AL CASO

9 DE MARZO

Tras darse a conocer la acusación, el INDE decide dar de baja a Damazo Rodríguez.

10 DE MARZO

El Fiscal estatal Javier Flores dice que sólo existía una acusación contra el entrenador en el año 2015, por el delito de atentados al pudor, pero aseguró que hubo un perdón de la parte ofendida.

Horas después, una joven llamada Itatí contradijo lo dicho por el Fiscal:
“Yo soy esa niña que denunció al entrenador Eduardo Damazo Rodríguez Hinojosa en 2015 y nunca otorgué el perdón”, compartió Itatí en una publicación junto a una foto donde se ve a una menor de edad y a Rodríguez a su lado.

11 DE MARZO

La Fiscalía estatal informa que, hasta este día, había ocho víctimas en proceso de formalizar denuncias contra el entrenador del gimnasio por abusos sexuales.

Y ÉL NIEGA ACUSACIONES

Por medio de un comunicado el martes 11, Damazo Rodríguez negó las acusaciones en su contra y señaló que no merecía ser difamado ni atacado.

“El trato que he dado a mis atletas ha sido, es y será de manera profesional y deportiva buscando lo mejor para cada una de ellas (…) en ningún momento he incurrido en alguna conducta que afecte la honra, ni la dignidad humana de alguien”.