
En los últimos años, la figura de la copropiedad inmobiliaria ha ganado popularidad como una opción accesible para adquirir bienes inmuebles con fines de ocio o inversión.
Este modelo permite que varias personas compartan la titularidad de una propiedad, distribuyendo proporcionalmente tanto los beneficios como las responsabilidades. Sin embargo, especialistas advierten que su éxito depende de contar con una estructura legal adecuada y de establecer reglas claras entre los copropietarios.
Jorge Aguilar Álvarez, abogado mercantilista y profesor de la Universidad Panamericana campus Guadalajara, hace una distinción importante entre conocer las diferencias de la copropiedad y el régimen de condominio ya que mientras que en la copropiedad todas las decisiones deben tomarse de común acuerdo entre los titulares, en el régimen de condominio cada propietario tiene un derecho individual sobre su unidad privada, además de una proporción sobre las áreas comunes.

Según Aguilar, el régimen de condominio ofrece mayor agilidad legal y operativa, por lo que se ha convertido en la figura más común en desarrollos actuales, además, resalta la importancia de revisar cuidadosamente el reglamento interior del condominio antes de comprar, pues ahí se establecen derechos, restricciones y obligaciones que pueden afectar el uso del inmueble.
“La copropiedad tenía una serie de cuestiones y de riesgos. Hoy ya más moderno entra el régimen de condominio y este te da más seguridad. Pero sí, hay que tener cuidado en dos o tres cosas. Uno, que el régimen de copropiedad propiedad esté autorizado, esto lo tiene claramente identificado el notario y debe de tener un documento que así lo avale y dos, que quede claramente especificado cuál es la parte privada que compró porque obviamente pues la parte interna de mi condominio nada más es para mí” explicó Aguilar.
También señala que además, si el inmueble se adquiere en preventa, aconseja exigir garantías por escrito respecto al plazo de entrega y la calidad de los acabados.

Por otro lado Luis Gerardo Estrada, asesor financiero en Finestra y profesor de Mercados Bursátiles en la Universidad Panamericana campus Guadalajara, explica que este esquema resulta atractivo principalmente en zonas turísticas como Tapalpa, Mazamitla o Puerto Vallarta, donde el costo de una propiedad puede dividirse entre varios socios, lo cual facilita la adquisición y reduce los gastos de mantenimiento.
El modelo permite disfrutar del inmueble durante un periodo asignado al año o rentarlo para obtener ingresos, no obstante, Estrada advierte que implica riesgos que deben contemplarse desde el inicio.
“Lo más importante sería que pues como bien dicen papelito habla, que los papeles estén en regla, que las escrituras estén en regla, que todo esté bien, tanto ya que te entregaron la casa como antes de y con la persona que te estás asociando”, menciona.

Entre los principales riesgos que señala están: la limitada liquidez del bien, es decir, la dificultad para recuperar el capital rápidamente; la posibilidad de conflictos entre socios por diferencias en la administración o en el uso del inmueble; y los riesgos fiscales si no se contemplan las obligaciones tributarias derivadas de esta modalidad.
Para mitigar estos riesgos, el especialista recomienda establecer desde el inicio un contrato de compraventa claro, firmar una escritura ante notario donde se estipule el porcentaje de propiedad de cada socio, definir cómo se administrará el bien y acordar la forma en que se compartirán los gastos y beneficios. También sugiere evaluar cuidadosamente la reputación del desarrollador y la viabilidad del proyecto inmobiliario.

Tanto Estrada como Aguilar coinciden en que los detalles legales son fundamentales al adquirir una propiedad en copropiedad o bajo régimen de condominio.
Ambos destacan la importancia de tener todo documentado, conocer a los socios o al menos asegurarse de que los objetivos de todos los copropietarios estén alineados, y buscar asesoría profesional para evitar conflictos futuros.

En suma, la copropiedad puede representar una alternativa viable para invertir en bienes inmuebles con menor capital, pero requiere una planificación jurídica y administrativa precisa para funcionar de forma segura.