Además de su huella en el sector minero, Enrique Madero Bracho es recordado, tras su sensible fallecimiento a los 97  años, por sus seres queridos, amistades y socios como un hombre de una visión empresarial implacable, al que le gustaba tomar riesgos y apoyar causas en pro de la sociedad del País.  

Nacido el 10 de noviembre de 1927 en Durango, fue el hijo mayor de Enrique Madero Olivares y Beatriz Bracho de la Peña, hermano de Fernando, Eduardo, Beatriz, Leonor y Antonio, y sobrino nieto del héroe de la Revolución, Francisco I. Madero. De 1932 a 1943 vivió en la Capital, en la que cursó la primaria en el Colegio Católico San Borja, para luego mudarse a territorio estadounidense en la preparatoria.  

Enrique Madero Bracho

Enrique Madero Bracho relató a María José García Gómez, para su tesis “Empresas, Familia y Decisiones: Cómo Nació y Creció Compañía Minera  Autlán”, que abandonó la idea de cursar la Universidad en Yale por el contexto de la Segunda Guerra Mundial, pues cuando se postuló para entrar a la Fuerza Aérea Americana a los 18 años, el Cónsul de México en Boston lo regresó en tren a la República Mexicana de inmediato. 

Por ello, recibió su título como Ingeniero Industrial por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey el 23 de junio  de 1948, y, en 1975, del programa de Dirección AD-2 del IPADE, Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas. 

En el ámbito personal, en septiembre de 1949 Enrique Madero Bracho se casó con Lucila Garza, con quien compartió desde joven su ilusión por crear fuentes  de empleo. De esta forma, se trasladaron a la Ciudad de México, donde tuvieron su primer hogar en Río Sena 22 y procrearon 12 hijos. 

En julio de 2011, Enrique Madero junto a Jaime López, Alberto Madero, María Esther Suárez y Pedro Madero, en un concierto de recaudación de fondos en pro de la Fundación Empresarios por la Educación Básica, A.C., la cual presidió desde 2006.

En el ámbito personal, en septiembre de 1949 Enrique Madero Bracho se casó con Lucila Garza, con quien compartió desde joven su ilusión por crear fuentes  de empleo. De esta forma, se trasladaron a la Ciudad de México, donde tuvieron su primer hogar en Río Sena 22 y procrearon 12 hijos. 

Después de graduarse, comenzó a involucrarse en los negocios familiares de la mano de su abuelo, Ernesto Madero, ya que trabajó como auxiliar administrativo en las Compañías Mineras de Sonora y la Central, por lo que desarrolló sus aptitudes de logística, producción y ventas.  

María Cardona, María José Orvañanos y Diego Orvañanos con Enrique Madero, Carlos Orvañanos y Carlos Orvañanos

Despedimos a un gran bisabuelo, papá, amigo, un mexicano ejemplar, empresario y filántropo, a Enrique Madero Bracho, abuelo de mi esposa, María.
Nos deja un legado de amor por su familia y México.
Gracias por su ejemplo de vida; lo vamos a extrañar mucho, pero lo llevaremos por siempre en nuestros corazones”.

En 1951, se integró a la entidad Manganeso S.R.L., con la supervisión del contador Luis Cabrera Monroy y Francisco Guiot, en la que su interés por este mineral creció, al ser un componente principal para la fabricación del acero. De igual forma, como proveedor frecuente del metal a la Fundidora Monterrey, el ingeniero se animó a adentrarse aún más en el comercio de este sector.  

Luego de descubrir la calidad del manganeso de Autlán, gracias a su sociedad con Unión Carbide, don Enrique abrió una oficina de compras en la región ubicada en Jalisco y en 1953 compró la mina del ejido de San Francisco a Severiano Sánchez, donde fundó la Compañía Minera Autlán el mismo año, en asociación con su padre y Bethlehem Steel Corporation. 

En julio de 2009, junto a los hermanos Roberto Servitje y Lorenzo Servitje durante una comida de la organización A Favor de lo Mejor.

Su nombre quedó escrito en los libros de historia como precursor del Tratado de Libre Comercio, el cual impulsó a través del Comité Bilateral Empresarial México-Estados Unidos del Consejo Mexicano para Asuntos Internacionales (COMCE).

Enrique Madero Bracho fue Consejero del Centro Empresarial de Jalisco y de COPARMEX; vicepresidente de la CONCAMIN y de la Cruz Roja Mexicana; presidente de la Asociación Mexicana de Minería y del COMCE; miembro del Consejo de la Presidencia de Americas Society, cofundador y ex presidente Internacional del Consejo Empresarial de América Latina y del Capítulo Mexicano.

También, fue condecorado con la Orden Río Branco en grado de Comendador otorgada por el Gobierno de Brasil en el 2000, así como el Premio Yacatecuhtli del Instituto Mexicano de Ejecutivos en Comercio Exterior. 

Enrique Madero con su esposa, Lucila Garza

En el aspecto altruista, con Grupo Autlán potenció la construcción de carreteras, escuelas, centros culturales y deportivos en diferentes entidades, así como la electrificación de 17 municipios de Jalisco, además de la creación de las primeras unidades portátiles del TEC de Monterrey en la Escuela Bartolomé de Medina en Otongo, entre otras comunidades de la Sierra de Hidalgo y Oaxaca.  

Por otro lado, desde 2006, Enrique Madero Bracho presidió el Consejo Directivo Nacional de la Fundación Empresarios por la Educación Básica, A.C., cuya misión es lograr el bienestar de los niños y  jóvenes a través de alianzas entre el ámbito público y privado. 

Con una filosofía enfocada en la importancia del aprendizaje y competitividad, la labor de don Enrique permeó en la vida de sus empleados, conocidos y beneficiarios de las organizaciones que apoyó, dejando un legado de progreso y filantropía para sus 12 hijos, 37 nietos y 38 bisnietos.

En fiestas decembrinas, acompañado por su nieta, María Cardona, Carlos Orvañanos y sus bisnietos, Diego Orvañanos, Carlos Orvañanos y María José Orvañanos

Palabras de María Cardona para su abuelo...

María Cardona y Enrique Madero Bracho

“Papi Quique, así llamado por todos sus nietos y bisnietos. Papá de 12, abuelo de 37 y bisabuelo de 38. Fue un esposo amoroso, un padre generoso, un abuelo ejemplar y un bisabuelo adorado.  

Él me contagió su amor a México y me heredó su vocación política. Siempre enseñándome la importancia de ser honesta y tener una carrera intachable poniendo el nombre de los Madero en alto. 

Fue un minero ejemplar, fundador de Minera Autlan, líder en su gremio, empresario preocupado siempre por la salud, la educación y el bienestar de sus familias.   

Empresario comprometido con México y por ponerlo su nombre siempre en alto y a la altura de los países más desarrollados. Fue Presidente del CEAL, comprometido con toda la region de América Latina. 

Su último proyecto fue Empresarios por la Educación de México, impulsor de la reforma educativa, y los consejos consultivos. Trabajando incansablemente entre el gobierno y la iniciativa privada por mejorar la educación de los niños y las niñas de México.   

Tuve la fortuna y privilegio de vivir un par de años con mis abuelos y de disfrutarlos y conocerlos intensamente.    

Mi abuela Lucila Garza Madero y él me enseñaron siempre la importancia de la religión y de poner a Dios en el centro de nuestra vida. Siempre apoyando a la iglesia y viendo por las familias.   

Su amor por la familia siempre fue inmenso, su máxima felicidad era estar rodeado de todos nosotros. 

Su casa siempre era el centro de reunion, con sus comidas todos los domingos, los martes de domino, las tradicionales pastorelas a anuales y cualquier evento familiar que fuese posible para juntar a toda su descendencia.   

Papi Quique ya descansó, pero nos deja a la familia un legado enorme y vive ahora en cada uno de nosotros”.