
Gracias al Valle de Guadalupe, localizado en Ensenada, Baja California, México se ha ganado un lugar en la lista de países que cuentan con hermosas regiones vitivinícolas.
A tal lugar fue la tapatía Anita Cuevas del 5 al 8 de agosto de este año, para celebrar el cumpleaños de Ana Isabel Mazariegos.
“El grupo de amigos con el que viajamos a Valle de Guadalupe es con el que cada año vamos a esquiar”, comparte Anita. “Así que tenemos súper buena dinámica en todo (quién maneja, la división de tiempos, los gustos, etcétera)”.
Esta no es la primera vez que Anita visita el Valle: en 2018 ya había festejado ahí su propio cumpleaños, y se la pasó tan bien que recuerda ese aniversario como uno de los mejores.
El itinerario

Primer día
El grupo de amigos voló de Guadalajara a Tijuana, donde rentaron una camioneta para trasladarse a su destino.
Luego de una hora y media de trayecto llegaron a Valle de Guadalupe, específicamente a Casa Frida, lugar que sirve como viñedo, bodega, restaurante, tasting room y Airbnb, entre otras cosas.
“No me encantó”, confiesa Anita. “Quizá el mood más padre es por la noche”.

Después, el grupo se fue al hotel Bruma, su hospedaje, para cambiarse ahí y pasarse al bar Bura del hotel Cuatro Cuatros, donde ya contaban con una reservación.
“¡Para mí ese lugar es imperdible!”, afirma Anita. “Me gusta mucho el contraste de montañas y mar… Y fue una novedad encontrarme con un carrito de crepas y cafés. El mood que más me gustó en este lugar fue el de burbujas (por la champaña) y crepas, pero otros pidieron mariscos”.
Al anochecer se fueron a cenar al restaurante Fauna, donde Anita probó unas entradas muy ricas, un corte de wagyu, y un vino espectacular que estaba muy sabroso.
Al final llegó a la mesa un platillo de pollo y, aunque ya todos estaban satisfechos, decidieron probarlo… ¡estaba tan rico que no les quedó más remedio que acabárselo!
“Pero lo mejor de ese lugar es que te invita a estar (ahí)”, comenta Anita. “La luz es perfecta, las mesas son cómodas, y si llevas buena compañía, podrías querer no salir”.
Segundo día
Anita inició el 6 de agosto caminando por varias zonas de Bruma, desde sus viñedos hasta Casa Montaña, y desayunó abajo de un árbol mientras admiraba el espectáculo forestal que se desplegaba en los alrededores.
Después se fue a la alberca por un par de horas mientras otros de sus amigos optaban por recorrer las instalaciones del hotel en bicicleta.
Lo siguiente fue bañarse y descansar para estar listos a las 3:00 pm, pues el festejo de cumpleaños de su amiga Ana Isabel Mazariegos iniciaba a esa hora, y un chofer pasaría por ellos para llevarlos al lugar de la celebración.

“Primero hubo una misa de agradecimiento”, explica Anita. “Después un coctel donde fermentan el vino en Casa Pedro Domecq, cuyas instalaciones fueron una gran sorpresa porque están divinas.
“Después subimos a una terraza volada con vista a los viñedos, donde degustamos vino tinto, comimos de un menú de cocina tradicional con música de saxofón, y la fiesta siguió hasta la madrugada con un DJ que nos mantuvo de pie todo el tiempo. Básicamente estábamos frente al hotel, así que fue muy fácil y seguro regresar, además de que siempre había transporte disponible al hotel sede”.
Tercer día
A la mañana siguiente, Anita volvió a desayunar bajo el árbol, y a las 12:30 pm paseó en carreta al viñedo y bodegas de Barón Balch’é. Lo siguiente en el itinerario fue comer en Bruma Wine Garden, ¡cuyas entradas, vinos tintos y vinos rosados son muy disfrutables!
“Nos tomamos la famosa foto en los espejos”, recuerda Anita. “Pero lo que está irreal es la tostada de callo, y los miniwaffles con queso y miel”.

Este día, Anita y su grupo de amigos iban vestidos con colores claros porque participaron en una fiesta que se realizó en medio de los viñedos de L.A. Cetto.
“Estuvimos ahí con una plática súper interesante”, recuerda Anita. “Tuvimos una degustación de vinos y un menú de mar. Más tarde llegó el mariachi, la paella, y los cantos hasta el anochecer”.
Cuarto día
Durante sus últimas horas en Valle de Guadalupe, Anita desayunó en su lugar habitual y comió en el restaurante La Guerrerense, ubicado en Ensenada.
“Al principio no entiendes la larga fila, pero después de probar (sus platillos), te vuelves a formar”, comparte Anita.

Cuando llegó el momento de partir, el grupo tomó la Carretera Escénica Tijuana-Ensenada, por tener paisajes muy hermosos, y al llegar al Aeropuerto se tomaron una última copa de vino tinto en la Cava de Don Chava, para luego tomar su vuelo de regreso a tierras tapatías.
¡Los imperdibles!

Hoteles
+ Bruma
+ Campera Hotel Burbuja
+ Cuatro Cuatros
+ Encuentro Guadalupe

Restaurantes
+ Fauna
+ Deckman’s en el Mogor
+ Tre Galline
+ Animalón
+ Bruma Wine Garden

Viñedos
+ Decantos Vinícola
+ L.A. Cetto
+ Monte Xanic
+ Finca La Carrodilla

A observar

Medidas de seguridad
+ Los integrantes del grupo desinfectaban constantemente sus manos, evitaron los abrazos y jamás compartieron bebidas.
+ Anita comenta que se le hizo muy bien que en el baño del bar Bura del hotel Cuatro Cuatros había una persona que se dedicaba específicamente a verificar que los comensales portaran sus cubrebocas.
+ Anita y sus amigos llevaron sus propios termos a la fiesta.

Consejos
+ Anita y su grupo se cuidaron mucho antes del viaje para evitar contagiarse de Covid.
+ El vuelo que tomaron Anita y sus amigos era nacional, por lo que no se les solicitó la prueba de Covid-19, sin embargo, ella y sus acompañantes sí se la realizaron para estar seguros.
+ Al regresar de su aventura, Anita y su esposo, Nacho de la Torre, decidieron no ver a sus familiares hasta practicarse nuevamente la prueba del Covid-19; afortunadamente ninguno resultó contagiado durante el viaje.
+ Valle de Guadalupe es una región donde hace frío, por lo que nunca sobrará llevar una chamarra.



Información: Carolina Herrera. Fotos: De Cortesía.