
Oscar Fernández Coronado es un hombre que siempre se ha dedicado por completo a la familia que formó con su esposa, Lorenza Pardo (q.e.p.d.), la cual está integrada por sus cuatro hijos (Lorenza, Ligia, Oscar y Gimena Fernández Pardo) y sus seis nietos (Lorenza, Esteban y Alejandro Luengo Fernández, y Gimena, Álvaro y Jorge Hernández Fernández).
Pero ese no es el único rol por el que la gente lo aprecia: también es admirado porque durante su juventud fue un reconocido atleta que sobresalió en diferentes disciplinas.
“Yo tuve la fortuna de crecer en un fraccionamiento nuevo donde había una o dos casas en cada manzana, muy parejitas, muy bonitas, y todos los chiquillos jugábamos por temporadas, una vez beisbol, a veces futbol, ya cuando entramos a la secundaria jugamos basquetbol también, era una zona en Tampico muy bonita, entonces desde niño traigo la afición del deporte”, comparte.
“Jugábamos por etapas, dos o tres meses un deporte y luego dos o tres meses otro, entonces nunca nos especializamos en uno, dominábamos muchos deportes o creíamos que los dominábamos a medias”.

Posteriormente llegaría a su vida la oportunidad de competir en atletismo, pasión que combinó con las otras disciplinas y en la que destacó por 10 años dentro y fuera del País.
“Lo que más me llenó de satisfacción fue el atletismo, fui campeón nacional muchos años, tuve récords nacionales, tanto abiertos como universitarios, me tocó participar en los Juegos Panamericanos en la Ciudad de México (1955), desgraciadamente por una lesión en un tendón no me permitió rendir al máximo, pero tuve un sexto lugar.
“Y después me tocó ir a los Juegos Centroamericanos a Venezuela (1959), ahí sí tuve dos actuaciones (conforme a) como las llaman ahora, ‘la raza de bronce’: dos medallas de bronce, tanto en 400 con obstáculos como en relevos”, platica.
“Jugábamos todos los deportes habidos y por haber, en todos yo llegué a lo máximo, futbol, beisbol, basquetbol y atletismo, a veces nos íbamos a un Campeonato Nacional de atletismo a las 11 de la noche, después de jugar un partido de basquetbol, o sea, nunca tuvimos una especialidad ni nadie nos forzó a dedicarnos a un solo deporte para destacar un poquito más, entonces fuimos mediocres, buenos en el País, pero mediocres a nivel internacional, esa es la realidad”.
Anécdotas

Perseverancia deportiva
“La primera experiencia en atletismo la tuvimos porque en las escuelas preparatorias, (cuando yo estudiaba en Tampico en la secundaria había deportes, pero no había atletismo), de repente hubo una convocatoria para un torneo interescolar de atletismo, y entonces el departamento de educación de la escuela hizo algunas pruebas para participar contra otras preparatorias en esa disciplina; lo curioso es que yo corrí 800 y mil 500 metros, porque en la escuela había chamacos más rápidos que yo, y a los pocos años, era yo el más rápido del Estado”.

Experiencia inigualable
“(Representar a México) fue una cosa fabulosa porque los Juegos Panamericanos fue el primer evento de gran magnitud en la Ciudad de México en el año 1955, entonces le dieron mucha importancia, fue en la Ciudad Universitaria de la UNAM, con su estadio nuevo, fue una experiencia muy bonita, pero la mejor de todas fueron los Centroamericanos en el 59, en aquellos tiempos hasta a los terceros lugares les tocaban el Himno Nacional, entonces en Caracas yo escuché el Himno Nacional dos veces, por las dos medallas que obtuve en los terceros lugares, esa experiencia fue muy bonita”.

¿Por qué lo dejó?
“Yo me había comprometido ya en matrimonio para mayo del 59, entonces mi última prueba fue en enero del 59 en Venezuela; a mi regreso, aunque seguí en la Selección para los Panamericanos en Chicago, ya no pude ir porque tenía que trabajar, antes me la pasaba en el deporte, y ya casado tuve que ponerme a trabajar, y desde entonces no he dejado, todavía estoy trabajando ahorita”.


Reconocimiento
Sus éxitos como atleta llevaron a Oscar a ingresar al Salón de la Fama del Deporte de Jalisco, en 2002.
“Me acuerdo muy bien de la ceremonia porque me tuve que regresar (a Guadalajara), yo andaba esquiando en Vail y, estando allá, era cuando iban a hacer el evento”, comparte.
Dicha ceremonia se realizó el 7 de marzo de 2002 en el salón Los Olivos, donde Francisco Ramírez Acuña, entonces Gobernador de Jalisco, entregó los galardones a los 34 deportistas distinguidos, entre los que figuraba Oscar.
Posteriormente, su nombre quedó inscrito en una placa de la Plaza de la Fama del Polideportivo Revolución.

¿Sabías que...?
En la Colonia Paseos del Sol existe una calle con su nombre, Oscar Fernández, la cual se encuentra entre Fausto Prieto y Susana Gómez Palafox.
Otras aficiones

En el green
Cuando la edad ya no le permitió seguir jugando futbol, beisbol y basquetbol, Oscar buscó otras actividades deportivas para entretenerse.
“La afición por el golf inició ya cuando mis capacidades físicas no eran suficientes para los deportes más extremos”, afirma.
“Yo creo que ya tendría 38 o 39 años cuando empecé a jugar golf, nunca llegué a ser bueno, pero fui 80 por ciento mejor, por un decir, el otro 20 por ciento ya eran categorías máximas”.
En esta disciplina participó 50 años ininterrumpidos en el Torneo Anual de Golf del Club Campestre Tampico.
“Tengo bonitos recuerdos, por ejemplo un homenaje que me hicieron en Tampico porque jugué 50 campeonatos consecutivos, sin fallar ninguno, y el que fallé fue el año pasado por la pandemia”, explica.
“También gané muchos campeonatos, nunca en la máxima categoría, sino en segunda o tercera, lo que se llama en golf categoría AA o A”.
Legó el amor por este pasatiempo a su hija Gimena, quien forma parte del equipo femenil de golf del Guadalajara Country Club, adonde la familia asiste regularmente a practicarlo.


En la nieve
Esquiar en Vail se ha convertido en una tradición para la familia de Oscar, pues cada año viajan durante la Novena a este destino.
“Hace muchos años, unos conocidos tuvieron la encomienda o el negocio, con gente de allá de Vail, de ofrecer aquí condominios con semanas de tiempo compartido”, explica.
“Yo tenía dos vacaciones, mi Semana Santa en Tampico para jugar el torneo de golf, pero como tenía negocios por allá, tenía que combinar tanto el deporte como algo de trabajo, entonces no era una vacación completa y en Vail lo era completamente, solo a puro divertirse uno, a contemplar y disfrutar de los paisajes, la naturaleza”.
Esta afición la compartió desde el primer día con toda su familia, la cual lo ha acompañado año con año a esta helada aventura.
“Mis hijos y mis nietos son muy buenos esquiadores, yo soy el maleta, yo tenía 40 y tantos años cuando fui la primera vez, por más que hubiera querido pues ya no aprendí como debería de ser”, comparte.
“Yo creo que tenía ya unos 45 años sin fallarle, hasta este año, como no estaba vacunado no quiso mi familia que fuera, pero si Dios lo permite pienso todavía el año que entra seguir esquiando, la gente se sorprende porque yo tengo ya 89 años. Mucha gente ya no puede ni caminar y yo todavía ando esquiando a veces”.


Admirable
Su rutina
“Dos o tres veces a la semana juego nueve hoyitos (de golf), los demás días salgo a caminar en la mañana y a mediodía salgo a caminar tanto o más que el ejercicio que hago en la mañana, porque tengo actividades variadas, o sea, mi actividad sigue siendo en las mañanas, estoy yo a las 6:30 am en el Country Club, ya sea para jugar con una bolita, y otros días camino nada más, pero siempre lo hago”.

Siempre activo
“Mientras pueda esquiar, es un deporte maravilloso, la verdad; ya el golf tiene uno que comprender sus limitaciones y ya cada día le pega uno más cortito, y sobre todo que esta pandemia nos sacó completamente, estuvo muchos meses el club cerrado y a esta edad volver a tomar el ritmo ya no fue posible”.

Sabias palabras
“Viejo es el que todo mundo sabe quién es, pero nadie sabe quién fue, ya no hay nadie de la edad de uno, la gente que me vio jugar basquetbol aquí, pues ya no queda nadie, la que me vio jugar futbol tampoco, la que me vio jugar otro deporte tampoco. Yo voy al club y me conocen hasta los perros, como voy todos los días al campo, todo el mundo me conoce y dicen ‘ahí va don Oscar’, pero nadie sabe qué fui, que si fui atleta o esto, nadie, por eso digo, todo el mundo sabe quién es, pero nadie sabe ni qué fue”.


Un gran abuelo
“Yo realmente me he dedicado a mi familia, tanto la propia como inclusive hermanos, madre, mi vida ha sido más bien familiar, entonces la actividad que tengo es para ellos, yo desgraciadamente no pude tener la fortuna de tener a mis abuelos, mi abuelo materno murió cuando yo tenía 2 o 3 años, a mi abuelo paterno lo traté una o dos veces cuando yo tenía 6 o 7 años, entonces lo único que disfruté mucho fue a mi abuela materna, que vivió 100 años y fue para mí la gran cosa, pero abuelo, abuelo, yo no, nunca supe lo que fueron, entonces he tratado de serlo y todos mis nietos recurren a mí para muchas cosas”.

Testimonios de sus nietos
“Mi abuelo es uno de los pilares más importantes en mi vida. Representa para mí un ejemplo de dedicación, disciplina, trabajo, honestidad, humildad y generosidad sin límite. Siempre ha sido un apoyo incondicional tanto para mí como para toda la familia. Estoy infinitamente agradecida por los casi 31 años que hemos compartido y me siento muy orgullosa de ser su nieta”.
Lorenza Luengo Fernández, quien hace ciclismo y ha participado en varias competencias Gran Fondo


“Mi abuelo es fuera de serie, no conozco a nadie con tanta energía y tan disciplinado como él, hace mil cosas y todas bien, se empeña a fondo en todo lo que emprende. Es un gran ejemplo a seguir. Lo quiero y admiro muchísimo”.
Esteban Luengo Fernández
“Tengo la suerte de tener un abuelo especial, ejemplo, entre otras cosas, de rectitud, honestidad y perseverancia. El más trabajador y responsable, siempre preocupado por su familia. Es la fuerza que nos mantiene unidos. Un hombre admirable en todos los sentidos”.
Alejandro Luengo Fernández

“El abuelo siempre ha sido un modelo a seguir para todos nosotros, en cuanto al esfuerzo, diligencia, empatía y solidaridad”.
Gimena Hernández Fernández, quien practica taekwondo
“De mi abuelo he aprendido, entre otras muchas cosas, a hacer del deporte una parte súper importante en mí, y que hay que entrenar todos los días. Esfuerzo y constancia”.
Álvaro Hernández Fernández, quien pertenece al equipo de triatlón del GCC

“Crecí con su legado deportivo como inspiración a darlo todo en cada competencia”.
Jorge Hernández Fernández

Información: Jimena de la O. Fotos: Cortesía.