Se acaba el tiempo para Brexit ¿qué falta?

En términos políticos, el Reino Unido ya no es parte de la Unión Europea, pero sí sigue formando parte del bloque en materia económica.

 Luego de la separación han venido pláticas para una nueva relación económica, pero el tiempo se agota y aún no hay un acuerdo.

Ahora, las dos partes están precipitándose hacia una división complicada que amenaza tratados de miles millones de dólares y cientos de miles de empleos.

Un resultado que prácticamente nadie quiere parece difícil de evitar cuando los líderes del Reino Unido y la UE han puesto como fecha límite este domingo para “una decisión firme” sobre el futuro de las atoradas pláticas de separación, y a sólo tres semanas de que se cumpla el divorcio final el 1 de enero.

Esto es lo que debes saber sobre cómo va el Brexit y lo que falta: 

¿Qué se decidió en 2016?

En el referéndum británico de 2016 sobre la membresía de la Unión Europea dominó la idea de si la nación debería permanecer o salir del bloque al cual se unió en 1973. Lo que pasaría después no tuvo mucha atención.

Los líderes de la campaña a favor del Brexit, incluyendo a Boris Johnson, quien ahora es Primer Ministro, dijeron que sería fácil alcanzar una nueva relación con la UE luego de la salida, aunque dieron pocos detalles.

Algunos de ellos sugirieron que el Reino Unido podría tener una relación como la que tienen Noruega o Islandia, que tienen un fuerte acceso económico al bloque, y en retribución aceptar seguir muchas de las reglas y estándares de la UE.

El Brexit fue un mandato para salir de la Unión Europea. Nunca hubo un anteproyecto de cómo sería la partida
Jill Rutter
Analista

¿Qué cambió?

Desde el referéndum, el Brexit se ha definido de una manera cada vez más estrecha, en gran parte como resultado de la política británica.

La Primera Ministra conservadora Theresa May, bajo la presión del fuerte ala euroescéptica de su partido, declaró en 2017 que el Reino Unido abandonaría el mercado único y la unión aduanera de la UE y pondría fin a la libre circulación de personas del bloque a Reino Unido.

Eso enfiló a la nación hacia una relación más distante con sus vecinos que lo que muchos habían imaginado cuando votaron. Esto, incluso, no fue suficiente para los mayores partidarios del Brexit en el Parlamento, quienes rechazaron el acuerdo de salida que May negoció con la UE porque sentían que mantenía a Reino Unido estrechamente vinculado al bloque.

Por otro lado, los políticos a favor de la UE estaban muy divididos como para lograr sus objetivos. 

La entonces Primera Ministra, Theresa May, en mayo de 2019 llora luego de anunciar que planea renunciar.

Finalmente, May renunció luego de que el Parlamento rechazara tres veces su propuesta.

Fue reemplazada por Johnson, quien adoptó una línea aún más dura, declarando al Brexit como la restauración de la soberanía británica y como la recuperación del control sobre Bruselas, sede los poderes de la UE.

Esto limitó el margen de maniobra de las dos partes para llegar a un acuerdo incluso más limitado.

¿Cuáles son los puntos para lograr el pacto?

Un barco pesquero en un puerto de Irlanda del Norte. La pesca y la soberanía de aguas ha sido uno de los temas conflictivos en las negociaciones.

El Reino Unido abandonó la UE el 31 de enero, pero permanece dentro del mercado único libre de aranceles y la unión aduanera del bloque hasta fin de año, un periodo de transición acordado para que las dos partes puedan negociar una nueva relación comercial.

Después de meses de conversaciones cada vez más tensas, no hay acuerdo en tres temas: competencia, resolución de disputas futuras y derechos de pesca.

La pesca es un tema de importancia simbólica, aunque económicamente menor.

Para los partidarios británicos del Brexit, controlar las aguas de la nación es fundamental. Países como Francia y España tienen poderosos derechos pesqueros que no quieren perder.

Al asumir el puesto de Primer Ministro, Boris Johnson adoptó una política dura para lograr el Brexit, lo que incluso llevó a adelantar elecciones en las que su partido afianzó una mayoría, la cual finalmente le ayudó a lograr su objetivo.

Aun así, ambas partes sugieren que pueden llegar a un compromiso sobre la pesca.

Las otras cuestiones, qué constituye una competencia leal y qué sucede si se incumple, son más complicadas porque resumen el dilema del Brexit: el deseo de libertad del Reino Unido está en desacuerdo con la necesidad de la UE de proteger su unidad.

La UE teme que el Reino Unido reduzca los estándares sociales y ambientales y que inyecte dinero estatal en las industrias del país, convirtiéndose en un rival económico de baja regulación a las puertas del bloque, por lo que exige estrictas garantías de “igualdad de condiciones” como condición para el acceso su vasto mercado.

Por su parte, el Gobierno británico ve el Brexit como una cuestión de soberanía y de “recuperar el control” de las leyes y fronteras del país. Afirma que la UE está tratando de obligar a Reino Unido a seguir las reglas del bloque de manera indefinida, en lugar de tratarlo como un país independiente.

Las dos partes nunca se han puesto de acuerdo sobre estos temas y ahora están acorraladas, lo que dificulta alcanzar un acuerdo. 

¿Qué tan probable es que se firme el acuerdo?

Boris Johnson con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el miércoles pasado.

El miércoles pasado, Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, mantuvieron conversaciones durante una cena.

Ambos se mostraron pesimistas sobre el acuerdo, enfatizando las grandes diferencias entre ellos. Les dieron a sus negociadores unos días más y dijeron que el domingo decidirían si abandonan las conversaciones.

Mujtaba Rahman, director general para Europa de la consultora política Eurasia Group, aún cree que es más probable que se logre un acuerdo a que no se pacte, porque de no hacerlo el daño político y económico sería enorme.

“Creo que si nos fijamos en todos los actores clave: Von der Leyen, (la Canciller alemana Angela) Merkel, (el Presidente francés Emmanuel) Macron, Johnson, creo que a todos les interesa firmar un acuerdo”, dijo. 

“La pregunta es, con el tiempo disponible, ¿podrán encontrar una solución a esta pregunta tan difícil en igualdad de condiciones? Y eso, creo, no es obvio".

¿Qué pasa si no hay acuerdo?

Con o sin un acuerdo, el 1 de enero traerá un cambio importante. Los ciudadanos de Reino Unido y la UE ya no podrán moverse libremente para trabajar y establecerse en los territorios de los demás, mientras que los importadores y exportadores se enfrentarán a nuevos controles de mercancías y declaraciones de aduanas.

Un Brexit sin acuerdo significaría muchos más cambios, con aranceles y otras barreras comerciales que dañarían a ambas partes, pero especialmente a Reino Unido, que es mucho más pequeño y que realiza casi la mitad de su comercio con el bloque de 27 países.

Sin un acuerdo, no hay garantía de que los aviones puedan volar entre el Reino Unido y la UE, o de que los conductores británicos atraviesen el Túnel del Canal de la Mancha hacia Francia.

Un “escenario razonable en el peor de los casos” elaborado por el Gobierno británico prevé una posible escasez de alimentos y medicamentos, enfrentamientos entre pescadores británicos y europeos en el mar y “un aumento del desorden público”.

El Gobierno del Reino ha dicho a través de portavoces que tiene planes para cuando acabe el periodo de transición, alegando que el país tiene “una cadena de suministro resistente”. 

Ese seguirá siendo el caso después de que finalice el periodo de transición, ya sea con un acuerdo de libre comercio o de otra manera
Jamie Davies
Portavoz del Gobierno británico