INCANSABLE VISIONARIO
1922-2021
Si alguien supo tener su vida en completo balance fue José Carral Escalante, quien siempre transmitió su pasión por ayudar a los demás, el amor por su familia, sus amistades y un ahínco por trabajar en pro del desarrollo del País.
Nació en la Ciudad de México el 12 de octubre de 1922. Fue hijo de José Rafael Carral Icaza y Josefina Escalante Ortega, con quienes vivió una infancia feliz junto a sus hermanos, Manuel y Javier.
El empresario cursó primaria y secundaria en el Colegio Franco Inglés para más tarde concluir la prepa en el Colegio Cristóbal Colón.
Disfrutó su época universitaria en la facultad de Derecho de la UNAM, en ese entonces la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en 1940, siguiendo los pasos de su papá.
A 81 años de haber pisado los salones de su alma máter, aún mantenía activo el vínculo al ser uno de los creadores de Fundación UNAM, además de consejero de la Academia Sinfónica de Minería y vicepresidente del Patronato del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
En la década de los 40, conoció a Magdalena Cuevas, de quien se enamoró desde el primer instante; fue en 1948 cuando se casaron, y por 73 años fueron un pilar para sus hijos, José, Jorge, Joaquín, Andrés, Magdalena y Alonso.
En 1948, cuando ejercía como abogado en el despacho Dorr, Hammond, Hand & Dawson, en Nueva York, fue invitado a participar en el First National City Bank of New York, sucursal México.
Para 1955, el Bank of America abrió una oficina de representación en México y fue recomendado por el entonces presidente del Banco Nacional de México, Javier Bustos, y por Agustín Legorreta, quienes lo presentaron con Juan March, encargado de las diligencias del banco en este País.
En sus 80 años de trayectoria professional impulsó sectores como el agropecuario, las exportaciones de diferentes productos como el café y algodón, la pesca y diversas industrias manufactureras de exportación.
Además, representó a Credit Comercial de France, fue consejero de Bank of Tokyo Mitsubishi y vicepresidente de Caterpillar Finance Corporation.
Por su labor en este ámbito, en 2006 fue condecorado por la Reina Isabel con la Order of the British Empire; también por el Gobierno de Perú con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos.
En 2009, el Rey de Bélgica le otorgó la medalla Commandeur de l’Ordre de Léopold, por mencionar algunas de las distinciones.
Quienes lo conocieron comparten que fue una persona alegre, que motivó, día a día, con su ejemplo, como el levantarse muy temprano, tener una puntualidad absoluta, ser generoso, curioso y atento.
Y esas cualidades las depositó en su firme compromiso filantrópico, además de ser la figura y puente entre el sector empresarial y las instituciones altruistas de las que fue creador, como la Fundación Mexicana para la Salud; el Consejo Nacional de Áreas Naturales Protegidas; Fundación UNAM; Mares de México, la Academia Mexicana de la Gastronomía, Unicef, así como su participación en consejos que abarcan temas de salud, medio ambiente y arte como Pronatura, Pro Ópera, Patronato del Museo Nacional de Antropología e Historia, entre otros.
Con frases como “¿Quién tiene la razón: tú que crees o yo qué sé?” y “No me ayudes, no me hagas sentir un viejo prematuro”, se mantendrá en la memoria de los suyos, pues las repitió hasta sus últimos días.
Para el presidente del Club Industriales, la educación, la música clásica, el arte y el tenis fueron algunas de sus más grandes pasiones.
“Papapepe”, así apodado de cariño por sus seres queridos, dejó en los corazones de sus hijos, sus 20 nietos y 18 bisnietos el valor de continuar con su legado y estar orgullosos de no sólo haber tenido un pilar familiar, sino un líder carismático, hombre extraordinario y entregado a las buenas causas. Descanse en paz.
DE PUÑO Y LETRA
José Carral Escalante, “Pepe” para sus amigos, fue un buen hombre, extraordinario sin lugar a duda, entregado a su trabajo, familia , amigos, el tenis, la lectura, la música, las buenas causas y los fines nobles.
Lo vamos a extrañar muchísimo, no solamente por haber abarcado tantas facetas de vida y habernos tocado a tantos de nosotros con su amor y generosidad, también lo haremos por por su inteligencia, erudición y amplia cultura, y, desde luego, por su ingenio, su simpatía natural y gran sentido del humor.
Padre comprometido, educador con base en el ejemplo y buenas historias, lo recordaremos, sobre todo, por sus obras, por su entrega al desarrollo de México como banquero con Bank of America, CCF, Bank of Tokio y otros; por su entusiasta colaboración con el Club de Industriales, la Fundación UNAM, la Orquesta Filarmónica de Minería, el Bosque de Agua y tantas organizaciones más que aprovecharon su vena altruista.
Adiós, querido papá, y que tu tránsito sea suave. Tu ejemplo perdura en tus hijos, nueras, nietos y bisnietos.
Magadalena Carral, hija