Comemos tres veces más carne que hace 50 años. La tierra no puede sostener nuestra demanda, pero si comerla se volviera la excepción y la ganadería holística fuese la norma, podría regresarse al suelo mucho del carbono que se liberó a la atmósfera con las malas prácticas agrícolas y ganaderas.

El rancho guanajuatense Cañada de la Virgen entiende el rol virtuoso de los sistemas silvopastoriles como ninguno en el País. Sus 5 mil hectáreas son un ejemplo de regeneración redituable, prueba de que seres humanos y naturaleza pueden prosperar de la mano, en un futuro más alineado. Poco a poco, lo que aquí se quiere fraguar es, en suma, el rancho metafísico.

MATRIARCADO GANADERO

Sophia Trapp, tercera generación de matriarcas ganaderas.

Sophia Trapp es la tercera generación de una familia de matriarcas ganaderas que van abriendo brecha en el mundo, pero se arraigan en el campo.

“Mi abuela dejó la alta sociedad en Alemania y emigró a Argentina porque tenía dos hijas y en 1945 no había nada que comer. Allí se dedicó a manejar el rancho de su hermano. Su carne era famosa”, cuenta Sophia.

Luego vino su madre, Regina Trapp, una fascinante corredora de arte del Nueva York de los 80, amiga de Andy Warhol e Yves Klein, que curó las colecciones privadas de Deutsche Bank, la Bolsa de Nueva York y Citibank. Y que un buen lunes cambió su casa en Londres por una pirámide y un rancho. Yendo tras las memorias salvajes de su infancia, se juró a este territorio ancestral (que además logró convertir en un área natural protegida): Cañada de la Virgen. Y así llegamos a Sophia.

“Crecí en Manhattan en los 70, desde Studio 54 hasta el VIH, ese era mi mundo”, relata.

Muy joven, en su despacho de paisajismo, tuvo clientes de Londres a Palm Beach: Goldman Sachs, lores, Madonna. Después, especializada en rescate ecosistémico, participó en los consejos de los fondos internacionales medioambientales más importantes, hasta que se cansó de que todos hablaran y nadie hiciera, y decidió regresar, también ella, al rancho. Desde que su madre falleció, en 2014, ella está al frente.

“Antes de nosotros hubo nueve dueños en 11 años. Yo creo que logramos quedarnos por ser mujeres”.

APUESTA REGENERATIVA

“Nuestra civilización está atrapada en un laberinto y la carne es su minotauro”, dice Soledad Barruti, periodista y activista argentina.

Cada día que pasa es más difícil justificar el proyecto ganadero industrial. Si las vacas fueran un país, serían el tercer emisor de carbono del mundo y la producción de carne consume aceleradamente las reservas de agua dulce.

“Soy la única ganadera en México que está durmiendo por las noches”, sostiene Sophia, “mis amigos de Chihuahua van a empezar a tomarme en serio porque no tienen solución y yo sí”.

Se refiere a la promesa de la ganadería regenerativa, que se basa en el pastoreo rotacional y la restauración de hábitat para volver a tener ecosistemas diversos y productivos.

“Nosotros estamos en el semidesierto. Aquí, a veces el único lugar húmedo es la panza de la res. Cuando sale la orina o el estiércol, esa humedad la devuelven a la tierra. Cuando se mueven dejan algo muy nutritivo y un mes después vuelve a crecer el pasto”.

¡EUREKA!

Pero lo que hace a este rancho realmente fuera de serie son las invenciones de casa, que combinan la iluminación panteísta de Sophia con una gran imaginación para los prototipos. Y como además son accesibles para la mayoría, tienen potencial para transformar las prácticas del sector a nivel local y global.

“Cuando empecé me pregunté, ¿si soy ganadera en México, qué problemas tengo que resolver? Y el primero era cómo desparasitar a las vacas sin traer muerte”.

Los residuos de las sustancias usadas aparecen en el estiércol y envenenan a toda la cadena alimenticia, desde gusanos hasta los zopilotes.

“Investigué mucho y hace dos mil años, Homero encontró que el azufre combate los piojos”.

A partir de ese y otros hallazgos Sophia creó su polvo desparasitante: tiene azufre, cobre y dolomita. También tiene espirulina para agregar proteína.

“La mezcla la preparo aquí y se las doy cuatro veces al año. No tengo problemas de parásitos y es una solución costeable, hecha con minerales mexicanos que traigo de Monterrey”.

Otra revelación fue el maguey.

“Toda mi vida estuve buscando mi panacea para salvar el planeta, cada medioambientalista tiene la suya. Cuando la vi dije: ésta es”.

En los últimos años, la región pasó de 21 a 9 cm de lluvia al año. El maguey necesita sólo un litro de agua anualmente; en la noche, la toma del aire y no necesita riego. En su rancho las pencas se cosechan, se trituran y se ponen en tambos con una pequeña válvula para que salga el gas y no entre oxígeno. En 30 días la mezcla se convierte en un fermento muy nutritivo e hidratante –70 por ciento agua–, que pueden embodegar por dos años.

“Lo mezclo con vainas de mezquite molidas, la leguminosa del desierto, y nunca había visto tan sanos a mis becerritos. La leche que toman de sus madres es rica y grasosa. Además, 2 mil magueyes plantados en una hectárea pueden secuestrar 270 toneladas de carbono. Es una maravilla de México que puede irse al resto de las zonas desérticas del mundo”. 

LA MATANZA

Además de la nutrición, para que una carne sea orgánica necesita procesarse distinto. “El director del rastro es uno de nuestros grandes aliados, porque él también quisiera que las vacas sufrieran menos. Soy la primera que entra con sus reses a las 4 am y todo está limpio. Como sabe que nuestra carne no tiene clembuterol, otras drogas o antibióticos y no huele mal, la nuestra no la procesan con cloro”.

Sophia colabora con el gobierno local y estatal para que el rastro de San Miguel obtenga la distinción TIFF y que posteriormente el certificador orgánico acredite que las horas que ella utiliza se manejan según sus lineamientos.

“Al principio se burlaban de nosotros, porque nuestras reses pesaban 100 kilos menos, pero hemos logrado despertar su curiosidad y algunos han alcanzado a recordar que así era la carne hace 30 años”.

ALQUIMIA DE LA REGENERACIÓN

Al comienzo, Sophia cuenta que estuvo 5 años observando y escuchando.

“El milagro de la Cañada es la orquídea silvestre que encontré hace poco y que Pedro, mi mano derecha, que ha sido ranchero toda su vida, jamás había visto.

“Poniendo los polvos, sacando el desparasitante, repatriando microbios, manejando las vacas, apareció. Esta es la alquimia de la regeneración”.

Sería mucho más fácil vender sus productos en EU, pero para Sophia es importante rendir homenaje al lugar de origen.

“Todo lo que hemos sembrado aquí es nativo; es la semilla de los descendientes de la pirámide. Aquí no ha llegado mucho de afuera y para cuando intente llegar, espero que mis vecinos hayan recordado que lo que vale es lo que tienen”.

Cañada de la Virgen

Es un terreno vasto ubicado cerca de la cuenca del Río Laja, al oeste de San Miguel de Allende.

Para vivir la experiencia de primera mano hay posibilidad de rentar casitas dentro de la reserva natural.

Su tienda en línea ofrece además de carnes, suplementos en cápsulas, cosechas, semillas y hasta nutrición para mascotas.

canadadelavirgen.mx

Información: Sarah Aguilar, profesora asociada del CIDE, maestra en políticas públicas, mamá y activista @elnidoyelsentido
Fotos: cortesía Ana Hop y Cañada de la Virgen
Edición y diseño: Rodolfo G. Zubieta
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