Además de padecer la pérdida de un ser querido, los ciudadanos se enfrentan a la “tramititis”, malos tratos y retrasos para obtener la orden de inhumación o cremación en el Registro Civil y poder dar el último adiós a su familiar.
Horas y horas de espera
Mary Quiroz, de 45 años y residente de Apodaca, acudió con su hija Viridiana García, de 27, al Pabellón Ciudadano para tramitar los documentos por el fallecimiento de su hijo, pero casi cuatro horas después no había conseguido el documento.
“Está muy lento, nada más nos dicen que nos esperemos, que ellos nos van a hablar”, aseguró doña Mary con el semblante apagado.
“No nos han dicho nada, yo hace rato me paré a preguntar y se molestaron”, añadió su hija.
Pide flexibilidad para trámite
Alejandra Delgadillo, de 39 años, sufrió la pérdida de su padre la noche del pasado 8 de junio y a la mañana siguiente tuvo que acudir al Registro Civil a realizar el trámite.
Para hacerlo tuvo que perderse parte de la velación, resolviendo trámites en la funeraria y ante las autoridades.
“Llegué aquí alrededor de las 11 de la mañana y me desocupé como a las 2 (de la tarde), más o menos”, indicó.
“Perdí la mitad de un día de la velación de mi papá. Necesitaba la orden para hacer la cremación; en la funeraria no me iban a poder hacer el servicio de la incineración hasta no tener la orden”.
Pidió al Gobierno ser más flexible respecto a las personas que pueden acudir a la ventanilla a hacer el trámite.
'Es bastante cruel'
José, como pidió ser llamado, perdió a su cónyuge el 13 de junio, y de manera sorpresiva le dijeron en la funeraria que debía hacer un trámite para disponer del cuerpo, pues sólo algún integrante de la familia directa estaba autorizado a realizarlo.
En medio del shock tuvo que abandonar el servicio velatorio y dirigirse al Pabellón Ciudadano, donde tuvo que formarse, recibir una ficha y esperar su turno.
A diferencias de otros usuarios, José tuvo la suerte de salir rápido, aunque resiente el trato que recibió y la triste experiencia de ver a otras personas, dolidas igual que él, atrapadas en una experiencia burocrática en lugar de vivir su duelo.
“No sé si una solución a esto sea regular en las funerarias esto del costo, pero que no te hagan ir el mero día del fallecimiento de tu familiar, es bastante cruel”, explicó.
“La manera en que te conducen, en que te tratan, es dura, es fría, cuando llegas a la ventanilla lo que te dicen es: ‘aquí todo mundo viene pa’ lo mismo”.
Y les saldrá más caro
El padre de Cecilia (nombre cambiado para proteger su identidad) murió el 19 de junio a mediodía, y cuando les dieron el certificado de defunción la ventanilla del Registro Civil que debía darles la orden de cremación ya estaba cerrada.
La funeraria requería el documento para no retrasar el proceso de la cremación, lo que generó para la familia un estrés adicional.
Por ello, los deudos decidieron posponer para el miércoles el servicio, lo que implicó elevar los costos.
Un familiar realizó el trámite en el Pabellón Ciudadano y recibió el turno 61, de los 75 que se reparten cada día.
“Estuvo toda la mañana (en el Pabellón) y hace como media hora me dice: ‘ya la tengo’, pero (en las capillas) le dicen que le pusieron mal los datos”, explica.
“Precisamente ahorita está hablando mi hermano que va de regreso otra vez al Pabellón, después de haber estado toda la mañana ahí, a que le hicieran el cambio”.
Al final, la burocracia añadió filas, vueltas y costos adicionales al duelo de la familia.
“Obviamente no está dentro del paquete el tiempo extra; cada día extra en la cama fría o no sé como se llame, son 8 mil pesos en las capillas donde estamos”, explicó Cecilia.
Trato arrogante
Mario Martínez criticó el trato recibido el pasado 20 de junio, cuando realizó horas de espera para realizar el trámite.
“El trato medio arrogante de ahí, una o dos personas”, señaló.
“Toda la gente que te encuentras en estas sillas está porque tuvo un familiar que lamentablemente perdió la vida y tiene que venir aquí a fuerzas a hacer el trámite”.
Consideró que deberían volver al esquema anterior.