PERSECUCIÓN CONTRA OBISPO ÁLVAREZ
La Iglesia católica de Nicaragua enfrenta su momento más álgido en la relación con el Gobierno del Presidente Daniel Ortega, tras la retención de Rolando Álvarez, uno de los Obispos más críticos a la gestión oficial.
Álvarez se encuentra retenido desde hace una semana, bloqueado por las fuerzas de seguridad, acusado de intentar desestabilizar el país. Este jueves(11/08/22), aseguró que tanto él como la decena de personas que lo acompañan están bien de salud.
“Nos encontramos gracias a Dios bien de salud, viviendo en comunidad (…) estamos en las manos de dios”, dijo Álvarez en una misa que transmitió por Facebook, en la que añadió que están viviendo el “encierro como un retiro espiritual”.
Álvarez fue retenido después de denunciar el cierre de seis emisoras de radio religiosas y exigir al Gobierno de Ortega que respete la libertad de culto ante los hostigamientos a la Iglesia. La Policía también inició una investigación contra el religioso.
¿Por qué lo investigan las autoridades?
Las autoridades investigan al religioso por supuestamente:
- Incitar y organizar grupos violentos.
- Ejecutar actos de odio con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua.
¿QUIÉN ES ROLANDO ÁLVAREZ?
Álvarez, de 55 años, fue nombrado Obispo de Matagalpa por el Vaticano en el 2011.
En su misión pastoral acostumbra visitar los pueblos rurales donde tiene aceptación de las comunidades.
En 2015, encabezó una marcha multitudinaria, en Rancho Grande (Matagalpa), para oponerse a una concesión minera que el Gobierno había otorgado a una compañía canadiense.
La confrontación con la iglesia católica ha motivado mensajes de solidaridad de sus pares de América Latina, con llamados al diálogo en Nicaragua.
Voceros del Gobierno acusan a Álvarez de “hacer política” en sus sermones. Lo mismo afirman del Obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, que en 2019 fue transferido al Vaticano por orden del Papa Francisco, tras divulgarse supuestas amenazas de muerte en su contra.
CRECE TENSIÓN CON IGLESIA
En marzo, el régimen de Ortega expulsó al representante del Vaticano, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, quien salió del país de forma intempestiva y según autoridades eclesiales, sus relaciones con el Gobierno “no eran buenas”.
El Vaticano, mediante un comunicado, había calificado de “incomprensible” la expulsión de su representante.
En julio, monjas Misioneras de la Caridad, de la orden de Santa Teresa de Calcuta abandonaron Nicaragua luego que el Congreso cerrara sus oficinas y se alegara que no estaban acreditadas para realizar operaciones de asistencia social.
Y, a inicios de agosto, el Gobierno de Ortega ordenó el cierre de seis radioemisoras de la Iglesia católica en el norte de Nicaragua, una de las cuales fue ocupada con violencia por policías antimotines.
El Papa Francisco se ha abstenido de hacer comentarios públicos sobre la situación en Nicaragua desde los recientes incidentes.
CULPA A IGLESIAS DE LAS PROTESTAS CONTRA SU GOBIERNO
Antes de regresar al poder, Ortega pidió perdón a la Iglesia por las relaciones tensas durante su primera Administración (1979-1990). Las mismas se deterioraron en 2018, cuando varios templos abrieron sus puertas para refugiar a manifestantes heridos.
El Gobierno sostiene que estas protestas fueron parte de un intento de golpe de Estado promovido por la Oposición con el apoyo de Washington y del cual los Obispos fueron cómplices, señalando que usaron algunas iglesias para esconder armas.
El Mandatario, un ex guerrillero de 76 años, gobierna el país desde 2007 y enfrenta una crisis política que se ha mantenido en los últimos cuatro años, detonada por las manifestaciones en 2018, por una reforma a la seguridad social que derivó en un pedido de su renuncia.
Durante las protestas, en un ataque armado de paramilitares contra manifestantes, Álvarez salió en procesión con el Santísimo, uno de los símbolos sagrados de los católicos, en rogativa para que cesará la agresión.
Posteriormente, se reportó que grupos de simpatizantes del Gobierno atacaron con palos, machetes y tubos de metal a fieles católicos en las iglesias.