REPUDIAN ARCOÍRIS


Varias personas que vestían prendas con los colores del arcoíris denunciaron que se les impidió el ingreso a los estadios. Un profesor estadounidense que llevaba una pequeña bandera de arcoíris en el metro dijo que un pasajero lo amenazó tras acusarlo de faltar el respeto a las tradiciones locales.

Los incidentes parecen contradecir las promesas de los organizadores de que el arcoíris estaría permitido en los partidos del conservador país musulmán del golfo Pérsico, donde la homosexualidad es un acto criminal castigado con penas de cárcel.

Las autoridades cataríes esperaban que el evento mostrara una Doha elegante y moderna, un centro regional en ciernes para los negocios, el turismo y la diplomacia.

Y desde que ganaron la licitación para ser la sede del encuentro deportivo hace 12 años, prometieron acoger y garantizar la seguridad de diferentes nacionalidades, religiones y orientaciones sexuales, de acuerdo con las normas de la FIFA. Pero no esperaban la avalancha de escrutinio que siguió.

Un giro de 180 grados en la autorización de la venta de cerveza en los estadios a dos días de la inauguración del Mundial no hizo más que alimentar la preocupación de que las autoridades serán más estrictas en la aplicación de los códigos sociales de lo que habían dicho. Los representantes del principal comité organizador catarí y del Gobierno de Qatar no hicieron comentarios de inmediato.

SANCIONES A FUTBOLISTAS

El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, criticó este martes (22/11/22) la decisión de la FIFA de imponer “sanciones deportivas” a los jugadores que usen brazaletes de arcoíris.

“Desde mi punto de vista, siempre es preocupante que se restrinja la libertad de expresión, sobre todo cuando la expresión se refiere a la diversidad y la inclusión".

El tema de las banderas del arcoíris es especialmente delicado.

Los siete equipos europeos que habían previsto portar un brazalete coloreado “One Love” a favor de la inclusión y contra la discriminación renunciaron el lunes a hacerlo frente a la amenaza de “sanciones deportivas” durante el torneo.

El australiano Josh Cavallo, uno de los primeros futbolistas en evocar públicamente su homosexualidad, cargó contra la decisión de la FIFA de prohibir el uso de brazaletes arcoíris durante el Mundial de Catar.

"La FIFA prohibió a todos los equipos llevar el brazalete 'One Love' de apoyo a la comunidad LGBTQ+ en la Copa del Mundo. Ustedes han perdido mi respeto".

HOSTIGAMIENTO CONTRA AFICIONADOS

En los últimos dos años, los organizadores locales prometieron reiteradamente que se tolerarían en los estadios, de acuerdo con las normas de la FIFA que promueven la tolerancia y la inclusión. Pero las autoridades han hecho declaraciones contradictorias sobre cómo responderían a las muestras de apoyo a los derechos LGBT fuera de los estadios.

Justin Martin, profesor asociado que enseña periodismo en el Instituto de Estudios de Posgrado de Doha, dijo que la bandera con los colores del arcoíris que llevaba en el metro no era mucho más grande que su mano.

Señaló que fue acosado verbalmente por hinchas de habla árabe, incluidos algunos que llevaban camisetas que los identificaban como voluntarios de la Copa Mundial. Uno de ellos lo empujó contra una puerta.

"He estado escribiendo y tuiteando sobre Catar durante más de 10 años, en su mayoría cosas buenas pero también críticas, incluso sobre temas LGBTQ. Las respuestas que recibo en Twitter de algunos de mis seguidores en Qatar no siempre son agradables, pero nunca me he sentido físicamente amenazado".

Cuando Martin llegó al estadio, dijo que había escondido la bandera en su bolso. Otras personas reportaron dificultades al intentar ingresar al evento.

Laura McAllister, ex capitana de la selección de fútbol de Gales, declaró a ITV News que los guardias del estadio Ahmad bin Ali “insistieron” en que no la dejarían entrar a menos que se quitara una gorra de Gales con los colores del arcoíris que calificaron de “símbolo prohibido”.

El periodista deportivo Grant Wahl, por su parte, tuiteó que el personal de seguridad le quitó el teléfono cuando intentaba entrar en el mismo estadio, después de que se negara a quitarse una camiseta con un arcoíris. Dijo que un representante de la FIFA se disculpó más tarde, y se le permitió la entrada.

La animosidad hacia los símbolos LGBTQ no es universal en Qatar.

En el último año, las autoridades han sido tanto criticadas como elogiadas en su país por censurar un beso entre personas del mismo sexo en la película infantil Lightyear y por confiscar juguetes infantiles con los colores del arcoíris que “van en contra de los valores islámicos”.

Human Rights Watch afirma haber hablado con seis personas que fueron acosadas, detenidas e incluso golpeadas por un grupo de seguridad catarí en septiembre, aunque el Gobierno ha rebatido algunas de sus acusaciones.