Oleksander explica que en estas unidades con drones se necesita ser muy ingenioso.
“Es un trabajo consecuente, el operador tiene que saberlo todo. Cómo maximizar el alcance de su aparato, cómo crear un punto de despegue en un terreno complicado, excavar su trinchera, esconder su presencia…”, enumera el oficial.
Y se tiene que ser “habilidoso”, añade.
Los drones del ejército ucraniano suelen ser modelos comerciales. Primero se tiene que modificar el programa para hacerlos “invisibles a la radiovigilancia” rusa, relata Oleksander, mientras enseña su aparato de unos 20 centímetros.
Estos artefactos también son modificados para que puedan lanzar granadas u otros explosivos.