Croacia entre vinos

El primer paso para su descubrimiento es, en definitiva, no dejarse intimidar por el idioma, cuya audacia fonética enfila consonantes una tras otra. Dicho esto, aquí un decálogo introductorio a la diversidad de sus vinos y terruños:

1.     Situada en el Mediterráneo Oriental y bañada por las aguas del Mar Adriático, Croacia produce vinos casi en la totalidad de su territorio, salvo una pequeña área central, ubicada al noreste de Zadar.

2.     El mapa vitivinícola de Croacia se divide en cuatro regiones Istria-Kvarner en el litoral septentrional, Dalmacia en la parte sur de la costa adriática, Tierras Altas y Eslavonia-Danubio, en la parte continental al norte.

3.     Según datos recabados por el Ministerio de Agricultura de 2020, los viñedos se extienden por 21 mil 454 hectáreas y el volumen de producción de vino croata ronda los 800 mil hectolitros.

4.     Los productores croatas están orgullosos de sus uvas autóctonas. Entre las 130 cepas nativas destacan las blancas Malvazija Istarska, Pošip, Maraština, Graševina y las tintas Plavac Mali, Babić, Teran y Crljenak Kaštelanski.

5.     Aunque los estilos de vino son diversos, predominan en número los blancos secos, seguidos de los tintos corpulentos, pero pueden encontrarse también espumosos, rosados y hasta naranjas.

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6.     Miljenko Grgić es quizá uno de los enólogos croatas más resonados alrededor del planeta. Radicado en California, fue el artífice detrás del vino de culto Chateau Montelena Chardonnay 1973 y tras la independencia de su tierra natal abrió una bodega en Pelješac.

7.     Los enófilos voltearon la mirada hacia Croacia cuando en 2001, los estudios genéticos determinaron que el verdadero origen de la uva Zinfandel –tan amada por California– es precisamente la Crljenak Kastelanski, también llamada Tribidrag, que diversos estudiosos suponen fue llevada por los griegos a la isla de Korčula.

8.     La mayor parte de la elaboración de vino es en pequeña escala, predominan en el panorama las bodegas familiares y boutique, por lo que la gran mayoría de su producción no abandona el país, se destina al consumo interno.

9.     Croacia resultará altamente irresistible para los amantes del enoturismo. Quien se atreva a dudarlo eche un vistazo a los tours de caza de trufas y vinos que se ofrecen por Istria o a la posibilidad de navegar en yate por la costa dálmata con rumbo a diferentes bodegas.

10.     En el mercado mexicano son escasas los vinos croatas que pueden encontrarse. El principal importador es Vita de Vie, con un portafolio de 26 etiquetas entre blancos, rosados, tintos y espumosos, la mayoría de cepas autóctonas.

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Un vistazo

al mapa

Istria-Kvarner: regala un paisaje verde y montañoso, de clima mediterráneo con inviernos suaves y veranos secos y cálidos, predominan los suelos de arcillo-arenosos. La variedad autóctona dominante es Malvazija Istriana, que no está emparentada con otras. Entre las tintas destaca la Teran.

 Dalmacia: la región costera al sur, también de clima mediterráneo, ofrece veranos cálidos con abundante sol y mínima precipitación. Sus paisajes escarpados y suelos de piedra caliza favorecen la expresión de la potente cepa tinta nativa Plavac Mali. Entre las blancas destaca Pošip, una de las variedades más antiguas del Mediterráneo.

Eslavonia y Danubio: la región más oriental se caracteriza por su clima continental templado, con veranos calurosos e inviernos fríos. Sus suelos negros y arenosos. Son famosos los blancos elaborados con la uva autóctona Graševina (o Welschriesling), la cepa más cultivada en toda Croacia.

Tierras Altas de Croacia: la región vitivinícola que rodea a la ciudad capital está enmarcada por verdes y serpenteantes colinas. Su clima continental templado y sus suelos ricos en piedra caliza resguardan variedades autóctonas como Škrlet, Pušipel y Kraljevina. Los tintos más habitualmente protagonizados por variedades internacionales.

Algunas

cepas

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Uvas blancas

Malvazija Istarska: o Malvasía Istriana es emblemática de los blancos de Istria. Una variedad vigorosa, con buena acumulación de azúcares y acidez moderada; cosechada en terra rossa se expresa intensa, frutal y estructurada, en suelos grises y blancos su resulta fresca, floral y elegante.

 

Graševina: la variedad más plantada. Kutjevo, en Eslavonia, se ha convertido en su epicentro. Según el terroir, puede expresarse en vinos aromáticos y frescos o resultar intensa y estructurada. Por su buena acidez protagoniza también cosechas tardías.

 

Pošip: una variedad blanca endémica de la isla de Korčula y extendida a lo largo de la región dálmata. Vigorosa y de racimos voluminosos, destacan su carga alcohólica y buena acidez, que permiten su maduración en roble y una buena guarda.

Uvas tintas

Plavac Mali: cuyo nombre quiere decir “pequeño azul” es la tinta más cultivada. Icónica del centro y sur de Dalmacia. De granos azul oscuro y piel gruesa, con buena concentración de azúcares, regala vinos con buen volumen alcohólico y acidez ligera.

Terán: la tinta icónica de Istria es también una variedad vigorosa, con alta acidez y buena carga tánica. Una variedad de maduración tardía, de granos casi negros y piel firme, que ha recuperado su popularidad gracias a la crianza que le permite desarrollar su potencial.

Crljenak Kaštelanski: una de las más famosas uvas croatas luego de descubrirse, en 2001, su coincidencia genética con la Zinfandel. Una variedad vigorosa, de racimos grandes y apretados, que se distingue por sus altos niveles de azúcar residual y, por ende, su gran potencial alcohólico.

Información/Fuente: Teresa Rodríguez / ENVIADA | “Istria Viñas del Adriático”, conferencia de Alejandro Paadín, croatia.hr, vinistra.hr, Association Grasevina Croatica, tasteofcroatia.org, Juraj Sladic, enólogo de la bodega Testament Winery, croatian.wine y vinodalmacije.com
Fotos: Teresa Rodríguez
Edición y diseño: Sandra Acevedo
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