De tal palo, tal astilla: Eduardo Rubio Salazar y Esteban Rubio Urrea / Foto de Rodolfo Lasso

Excelente dinámica

Eduardo Rubio Salazar y su hijo, Esteban Rubio Urrea, tienen muchas cosas en común: para empezar, son roomies, y en cuestión de pasatiempos, a los dos les encanta esquiar, ir de pesca y viajar.
Entre todas esas coincidencias hay una que destaca: ambos trabajan en el restaurante Vincent, lo que ha generado entre ellos una conexión especial, ¡checa su historia!

Eduardo Rubio Salazar y Esteban Rubio Urrea / Foto de Rodolfo Lasso

El papá

Eduardo y su familia han estado inmersos en el negocio de las discotecas a lo largo de aproximadamente 40 años, pero hace poco más de una década emprendieron un nuevo proyecto en el rubro gastronómico, al cual nombraron Vincent.
“Con este restaurante, (mis hermanos y yo) quisimos hacer un concepto diferente, siempre echándole muchas ganas y cada día innovando. Y pues aquí seguimos y esperamos seguir mucho tiempo más”, comparte Eduardo.
De su carrera, lo que más le gusta a este tapatío de 63 años es que cada día conoce mucha gente, y, por otro lado, que lo ayuda en su superación personal.

Gran equipo: Esteban Rubio Urrea y Eduardo Rubio Salazar / Foto de Rodolfo Lasso

Cuando se le pregunta si alguna vez imaginó que su hijo Eduardo acabaría dedicándose a lo mismo que él, confiesa que no.
“Pero estoy muy contento de que lo haga. Me doy cuenta de que mi hijo es una persona muy capaz, y me ha demostrado que, aparte de ser mi hijo, como socio es una persona muy competente.
“Estoy muy contento porque yo me siento realizado con él, y él está muy contento con esta profesión que él eligió”.

El hijo

Esteban, uno de los cuatro hijos de Eduardo, es un gastrónomo que está muy orgulloso de desarrollarse en el restaurante familiar.
“La comida es algo que me ha marcado desde siempre, y creo que como profesión es muy bonita porque siempre estás con gente. Si algo tenemos mi papá y yo, y toda la familia, es que somos muy sociales”, expresa.
Este tapatío de 28 años de edad agrega que, para él, los alimentos simbolizan la unidad en el hogar, algo muy arraigado en su mente gracias a las vivencias que acumuló desde que era chico, cuando ponían la mesa en casa y cocinaba con su abuelita, Luz Elena Salazar de Rubio.
Hoy en día, Esteban es el director del área de banquetes de Vincent, un cargo que le encanta porque le permite conocer muchas personas, y también porque representa la oportunidad de prestar servicio a los demás.

Esteban Rubio Urrea y Eduardo Rubio Salazar / Foto de Rodolfo Lasso

Desde que comenzó a trabajar con su papá, Esteban ha aprendido mucho de él y admira varias de sus cualidades.
“Tiene esa humildad con todos los empleados”, explica, “a todos saluda, conoce sus nombres, todo. Siempre se lo he visto con todas las personas, pero en el tema empresarial no le había visto esto, y estoy muy orgulloso de él yo también”.
Cuando se le pregunta a Esteban si le gustaría que algún día sus hijos siguieran sus pasos en la cuestión profesional, responde que su prioridad sería que fueran felices, y no les exigiría que estudiaran algo, más bien los guiaría lo mejor posible para que alcanzaran el Cielo.
“Pero si llegan a dedicarse a esto, sentiría orgullo porque sería algo padre, algo que compartiéramos juntos, aparte de las otras mil cosas que puedes compartir”, afirma

Colegas

Eduardo y Esteban han desarrollado un vínculo laboral muy agradable en el que abunda la retroalimentación mutua.
“Excelente comunicación, esa es la clave en una relación padre e hijo. Mucha confianza y mucha comunicación”, indica Eduardo cuando se le pregunta si tienen una dinámica para que todo fluya más fácil al momento de trabajar en equipo.
“Yo también añadiría tener (definidos) los lugares de trabajo. O sea, hablamos de trabajo cuando toca de trabajo, pero también, cuando estamos en tema familiar, pocas veces hablamos de trabajo. Separar y dividir”, dice Esteban, quien agrega que su padre siempre lo invita a buscar y crear oportunidades.

Eduardo Rubio Salazar y Esteban Rubio Urrea / Foto de Rodolfo Lasso

¿Cuáles consejos les darían a los padres e hijos que creen que dedicarse a lo mismo puede crear conflictos?
“Yo como padre les diría que lo principal es 100 por ciento confianza de padre a hijo, y de hijo a padre. Comunicación ininterrumpida, constante, y como dice mi hijo, saber dividir. Como somos padre e hijo, saber dividir lo que es trabajo y lo que es familia. Son tres consejos que yo daría”, responde Eduardo.
“Yo creo que no lo pudo haber dicho mejor. Yo creo que es muy importante esa comunicación. O sea, siempre tener esa comunión”, concluye Esteban.

Eduardo Rubio Salazar y Esteban Rubio Urrea / Foto de Rodolfo Lasso

Grandes aliados

Jaime Ruizvelasco Tapia, mejor conocido como Jaime Ibiza, ha hecho una gran mancuerna de trabajo con su hijo Jaime Ruizvelasco Amutio en el negocio de la marroquinería.
Ambos son muy parecidos y la convivencia laboral ha contribuido a que cada día se conozcan mejor, lo que es muy positivo cuando se trata de alcanzar un objetivo en común, ¡entérate de cómo es su dinámica!

Fuertes lazos: Jaime Ibiza y Jaime Ruizvelasco Amutio / Foto de Yliana Domínguez

El papá

Jaime pertenece a la tercera generación de una familia que es toda una institución en el ámbito de la marroquinería, y actualmente es el director creativo y general de la firma que lleva su nombre, la cual se especializa en crear bolsos y accesorios para dama.
“Aquí realmente nací y crecí, y la verdad es que me enamoré del arte de la marroquinería sin darme cuenta. Y a la hora que estábamos ahí chambeando, que me llevaba mi papá, yo iba de no muy buena gana, pero mira, aquí ando, aquí sigo”, comenta.

Jaime Ruizvelasco Amutio y Jaime Ibiza / Foto de Yliana Domínguez

Lo que más disfruta de su trabajo es el diseño, pero desde hace unos años también se ha interesado mucho en el análisis de los indicadores financieros.
Cuando se toca el tema del carácter familiar de su empresa, este tapatío de 59 años de edad comparte que se siente muy afortunado, contento y honrado de que su hijo Jaime se haya sumado a su proyecto.
“Fíjate que yo siempre tuve claridad que él tenía todo el perfil y le gustaba. Y la verdad es que era realmente lo que yo quería y se está dando”, comenta.

El hijo

Tres de los cuatro hijos de Jaime Ibiza laboran con él: Jaime chico es el director comercial de la empresa, y en este puesto se dedica a investigar mercados, áreas de oportunidad y estrategias de crecimiento para la compañía.
Este cargo no es el primero que Jaime tiene en la firma, pues tiempo atrás ya había trabajado para esta a lo largo de nueve años. Suspendió su colaboración un rato para emprender su propio negocio, el cual todavía conserva, y luego regresó a la compañía familiar.

Jaime Ruizvelasco Amutio y Jaime Ibiza / Foto de Yliana Domínguez

“Crecí corriendo entre las cajas, contando cierres, aquí nací. Y realmente es un apego que tengo muy padre, primero por el trabajar con mi papá, y pues porque nací entre bolsos. Me encanta el rubro. Me encanta seguir con este proyecto tan padre que estamos haciendo”, afirma Jaime.
A este tapatío de 35 años de edad le gusta mucho el gran equipo que ha formado con su progenitor, y agrega que le gustaría que su bebé, Jaime Ruizvelasco del Toro, siguiera los pasos de su padre y de su abuelo.

Colegas

“Es difícil trabajar con mi papá porque él me enseñó a trabajar, entonces aprendimos muy parecido. Somos muy iguales en muchas cosas y eso a veces cuesta trabajo. Sin embargo, es padrísimo porque tenemos un objetivo en común”, explica Jaime Ruizvelasco.
“Buscamos el mismo fin y es padrísimo que hemos hecho buena mancuerna, y la dirección que le da mi papá a la empresa creo que es una dirección muy padre, en donde me encantaría seguir sus pasos”.
Otro beneficio de laborar juntos es que ahora se conocen más, y cuando están fuera de la oficina entablan una dinámica genial.
“Tenemos la fortuna de que vivimos muy cerca del trabajo y estamos prácticamente pegados. Y también con mi nieto estamos todos emocionados. No dejamos de convivir. Comemos una vez por semana y por lo menos nos vemos una o dos veces más fuera del trabajo”, comparte Jaime Ibiza.
“Pero intentamos no hablar de trabajo fuera de la oficina, y menos cuando estamos con toda la familia”, añade Jaime Ruizvelasco.

Jaime Ruizvelasco Amutio y Jaime Ibiza / Foto de Yliana Domínguez

¿Cuáles consejos les darían a los padres e hijos que creen que tener la misma profesión puede crear conflictos?
“Yo creo que es una gran oportunidad, en el caso de las familias que ya traen un camino recorrido, el que el hijo pueda aprovechar todo eso recorrido, ¿no?”, comenta Jaime Ibiza.
“Y también para el padre es una gran oportunidad el poder aprovechar esa fuerza, esos bríos y esa preparación, porque ahora todos los chavos se están preparando constantemente. Yo creo que es la manera en como se puede recorrer y hacer a un lado el tema familiar y el sentimiento familiar. Esto es meramente trabajo”.
“Quiten por completo las percepciones de ambas partes, y trabajen sobre hechos y datos concretos, porque ahí no es quién tiene la razón, es lo que marca el indicador y el número. Y al final del día se trabaja sobre algo muy específico, y no sobre dos percepciones diferentes”, agrega Jaime Ruizvelasco.
“Hay que tener mucha humildad para aprender, porque al final del día hay una edad en la que te sientes muy picudo, y por otro lado está la moneda en donde la experiencia es lo más valioso de este mundo”.

Información: Carolina Herrera. Fotos: Rodolfo Lasso e Yliana Domínguez.