ARTE E INNOVACIÓN

La historia de un complejo arquitectónico ejemplar.

La década del 50 del siglo pasado trajo consigo una batería de proyectos arquitectónicos que combinaron lo gubernamental, lo social y lo artístico en complejos de edificios multiusos para los ciudadanos de la capital del País.

Uno de los desarrollos más emblemáticos de esta forma de concebir la Ciudad se encuentra en el generoso predio que hoy ocupa el número 1561 de la avenida Xola, en la colonia Narvarte Oriente, alcaldía Benito Juárez.

En el año de 1953, el arquitecto Carlos Lazo, a cargo de la otrora llamada Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), decidió integrar en un solo conjunto las obras dispersas de la dependencia.

Así, un año después, el proyecto llevado a cabo por los arquitectos Augusto Pérez Palacios y Raúl Cacho Álvarez quedó inaugurado con edificios gubernamentales de la SCOP, un gimnasio y departamentos.

“La primera etapa constructiva de este emblemático conjunto es un ejemplo destacado de la arquitectura y de las obras públicas de mediados del siglo 20”, establece el anteproyecto de decreto para volverlo Monumento Artístico.

Actualmente en revisión en la Consejería Jurídica del Ejecutivo, a un paso de su publicación en el Diario Oficial de la Federación para su entrada en vigor, este nombramiento pone énfasis en lo que vino después para el Centro.

En 1953, el arquitecto Carlos Lazo, a cargo de la entonces Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), decidió integrar en un solo conjunto las obras dispersas de la dependencia. Foto: REFORMA / Édgar Medel

Su característica esencial, se arguye, radica en un proyecto innovador de creación artística que, para cualquiera que haya pasado junto al Centro SCOP, lo hace absolutamente reconocible.

Convocados por las autoridades de la Secretaría, los artistas José Chávez Morado, Juan O’Gorman y sus alumnos del Taller de Integración Plástica intervinieron el espacio con obras que, a decir de la declaratoria, buscaban enfatizar los valores históricos del México prehispánico hasta el periodo revolucionario.

“Los ideales en los que se refleja la sociedad mexicana de la segunda mitad del siglo 20”, define el documento.

La inusitada solución de los creadores fue dotar al lugar de trece murales de mosaico, tanto en las fachadas como en algunos espacios interiores, cuya originalidad y habilidad técnica no deja de asombrar.

“Los murales de mosaico, que por la grana extensión de su superficie, fueron habilitados ingeniosamente con una serie de paneles independientes constituidos por un soporte de concreto en el que se adhirieron teselas de hasta 150 variedades pétreas extraídas de las ricas canteras mexicanas por su diversidad de colores y matices, y también por fragmentos de vidrio, barro esmaltado y ladrillo”, celebra el proyecto de declaratoria.

Los artistas José Chávez Morado, Juan O'Gorman y sus alumnos del Taller de Integración Plástica buscaron con sus obras enfatizar los valores históricos del México prehispánico hasta el periodo revolucionario en los murales diseñados para el complejo arquitectónico.

Los murales de Chávez Morado, O’Gorman, Arturo Estrada, Guillermo Monroy, José Gordillo, Jorge Best, Rosendo Soto y Luis García Montero están acompañados también por un altorrelieve escultórico de Francisco Zúñiga y una escultura de Rodrigo Arenas.

El conjunto quedó conformado en su totalidad, en una segunda etapa constructiva con la Torre Central de Comunicaciones y Oficina Telegráfica, ubicada en el Eje Central número 567, edificio señero del movimiento moderno desarrollado para habilitar las telecomunicaciones satelitales para los Juegos Olímpicos de 1968.

Bullicioso, emblemático y motivo de orgullo ciudadano, artístico y vecinal, el Centro SCOP se mantuvo en uso constante hasta que, el 19 de septiembre de 1985, el sismo 8.1 grados de magnitud causó graves daños a sus estructuras.

El Centro SCOP conserva todavía la placa inaugural del complejo multiusos. Foto: REFORMA / Édgar Medel

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