Fernando M. durante 2020 se decidió a comprar un auto, y tras analizar las posibilidades de su bolsillo optó por un coche usado, por lo que empezó su búsqueda en diferentes páginas en internet, agencias de seminuevos e incluso tianguis de autos. Luego de una búsqueda exhaustiva, Fernando decidió optar por la oferta de un particular que encontró por internet, sin embargo, esta decisión terminó por conducirlo a una estafa.

Con la promesa de comprar el auto de sus sueños, Fernando viajó desde la Ciudad de México hasta Puebla para encontrarse con un usuario a quien conocía apenas hacía menos de 10 días. Todo resultó aparentemente bien, el pago fue realizado y Fernando condujo de regreso sin inconvenientes. No obstante los problemas comenzaron al quinto día, cuando la unidad repentinamente falló y el vendedor, quien en principio había dado un trato impecable a Fernando, se limitó a bloquearlo dejándolo sin dinero y con un carro inservible.

En la República Mexicana se estima que se transaccionan alrededor de 6 millones de autos usados cada año, sin embargo, el 40 por ciento de las personas que compran o venden un auto en México, al igual que Fernando, han experimentado algún tipo de fraude, ya sea mecánico, financiero o en su propia integridad.

De acuerdo con datos del Registro Público Vehicular (REPUVE), en los recientes diez años se han registrado más de dos mil fraudes y delitos diversos relacionados con vehículos. Alcanzó la cifra de 354 en 2019, con una reducción a 190 incidencias en 2020, pero, un año más tarde, el volumen de incidentes volvió a sus niveles pre-pandémicos hasta alcanzar su pico máximo de 398 delitos en 2022.

Delitos y diversos fraudes relacionados con vehículos entre 2017 a 2023. Fuente: REPUVE

Desde 2017 las ventas de autos nuevos presentaron descensos en su volumen hasta alcanzar caídas de 31.3 por ciento en 2020, principalmente provocado por el contexto pandémico. Simultáneamente las transacciones de usados tomaron fuerza en el mercado, ya que aunque es complejo obtener cifras oficiales de ventas, debido a que el 80 por ciento de las transacciones se realizan entre particulares, el financiamiento de usados registró crecimientos con variaciones de hasta 23.3 por ciento, demostrando un aumento en la intención de los mexicanos a exponerse a los riesgos de este mercado.

Comercialización de vehículos ligeros de 2005 a 2023. Fuente: AMDA

Financiamiento de vehículos seminuevos de 2014 a 2023 (unidades y variación %). Fuente: AMDA

No obstante, mientras la delincuencia amenazaba con continuar fragmentando la industria tradicional de autos usados, el avance de la tecnología permitió el surgimiento de nuevas plataformas que no solo lograron transformar la forma de comprar o vender un auto usado en México, sino también garantizar una transacción segura para los mexicanos.

Bajo este panorama, realizamos un recorrido a través de las diferentes formas de comprar o vender un auto usado en México, a fin de contextualizar para el lector, la transformación que se ha presentado en la industria automotriz en los recientes años.

Directo con un particular, un acto de buena fe

Comprar o vender un auto con un amigo, conocido o con alguien a quien se contactó por internet es la forma más tradicional de comprar o vender un auto en México. Por lo general se ofrecen los vehículos a un costo menor del que se puede adquirir bajo otros esquemas que existen en el mercado, ya que se puede regatear para llegar a algún tipo de negociación.

¿Cómo funciona? Los interesados se contactan a través de teléfono, correo electrónico, redes sociales o de un sitio en internet que funciona como intermediario. A partir de ahí el seguimiento se da directamente entre el vendedor y el comprador. Ambos acuerdan precio y condiciones para hacer la transacción, desde el lugar para ver y revisar el auto hasta la manera en que se realizará el pago.

Difícilmente el dueño cuenta con la información completa del auto en cuestión y del estado en el que se encuentra. No existe un tercero o empresa que lo certifique o avale; toda la transacción se reduce a un acto de buena fe.

Bajo este esquema el vendedor no ofrece garantías, y en los casos en que sí lo hacen no hay manera de hacerlo cumplir pasado el tiempo, pues no hay contratos de por medio. La revisión del estado legal del vehículo, documentación en regla y reportes de robo o multas es obligación absoluta de quien lo compra, y una vez realizada la transacción es su total responsabilidad.

Tianguis automovilístico, un lugar aparentemente seguro

Los conocidos “tianguis de autos” son lugares masivos y de libre acceso en donde se reúnen diversos vendedores y compradores. Se volvieron populares hace algunos años pues establecieron ciertas reglas que buscaban dar certezas a las partes interesadas.

Algunos tianguis cuentan con módulos donde se puede verificar el estatus legal de un automóvil, ya sea con las placas, facturas, números de serie o REPUVE. El comprador debe confiar en la información que se le provea en el momento y tiene poco margen para corroborarla.

En estos lugares se pueden encontrar desde autos con muy pocos kilómetros rodados hasta clásicos. Los costos son variados, a consideración de cada persona, y como en todo mercado se puede regatear para conseguir el mejor precio. Sin embargo no hay certeza de qué vehículos, marcas y modelos estarán expuestos, ya que es necesario acudir varias veces para encontrar el auto deseado, con la incertidumbre de las condiciones en las que se encuentra la unidad, además de que la única opción de pago es de contado, en efectivo y sin acceso a cualquier tipo de financiamiento.

Al ser abierto puede entrar cualquier persona, sin restricción alguna. Los autos tampoco tienen ningún control estandarizado; no hay un estándar de vehículos y tampoco se hace una revisión o inspección mecánica. Quienes administran estos lugares no tienen ninguna injerencia en el proceso ni obligación alguna. Se limitan a rentar el espacio físico en donde el comprador coloca su automóvil y cobrar a quien desea entrar al tianguis para poder ver lo que se oferta.

Finalmente, aunque es en un lugar seguro y no en la vía pública, la compra-venta termina siendo entre particulares y son altas las posibilidades de un fraude.

Agencia de autos seminuevos

Las agencias tienen un lugar fijo establecido y por lo general forman parte de un concesionario. Los autos seminuevos que ofrecen fueron adquiridos, en su mayoría, a sus clientes que les compran algún vehículo nuevo.

Por ello se realizan revisiones a los coches que adquieren, apoyados en su equipo de técnicos y mecánicos que son parte de sus talleres. Los análisis completos de su estado físico y, en su caso, el historial detallado del mantenimiento lo ponen a disposición de los clientes potenciales.

Al ser lugares auditados por la autoridad, las agencias garantizan que el vehículo funciona de manera adecuada y brinda las garantías de ley. En caso de que algo pudiera salir mal con el auto, ofrecen un periodo en el cual se puede regresar a corregirlo, además de una atención a través de un agente de ventas.

La dificultad con las agencias es que muchas no tienen el catálogo de vehículos en línea, y es indispensable ir a la agencia para conocerlos. Tampoco cuentan con la mayoría de los modelos que existen en el mercado y no todas dan acceso a financiamiento, ni cobertura de servicios post-venta, y si los tienen suelen limitarse a poco más de 100 aspectos del auto. El auto eventualmente presenta fallos por su desgaste natural, y muchos desperfectos que no entran en cobertura podrían desamparar al consumidor.

Finalmente, aunque muchas agencias ofrecen diversos esquemas de pago a crédito, estos son rígidos y sujetos a revisión en buró de crédito.

Plataformas digitales

Este nuevo formato vino a cambiar la forma de comprar y vender autos usados en México, combinando las virtudes del modelo tradicional y tecnológico, al llevar la transacción a un entorno digital que hace más fácil y segura la compra o venta desde un teléfono celular, computadora o en sucursales presenciales.

El exponente más claro es Kavak, que ha estructurado un complejo modelo de negocio que controla todas las etapas de la experiencia al comprar los autos a particulares, convirtiéndose en su propietario, para posteriormente reacondicionados en sus propios talleres, colocarlos a la venta y ofrecer opciones de financiamiento.

Para evitar el fraude, los autos son inspeccionados exhaustivamente en sus aspectos legales y mecánicos, por lo que no compran ni venden coches con multas o verificaciones pendientes, ni daños que comprometan la seguridad de nuevos compradores.

Luego de seis años de operación en México, la empresa cuenta con más de 10 mil coches en inventario, de todas las marcas y modelos, los cuales se pueden ver desde el catálogo en línea o en alguna de las 30 sucursales que tienen alrededor de la República. Pueden ser adquiridos de contado o aplicar a un financiamiento, ya sea con bancos o con la propia financiera de la compañía, la cual es más flexible que la opciones tradicionales, al no limitar su acceso a requisitos como el Buró de Crédito.

En términos de garantías, Kavak cubre más de 200 aspectos del automóvil por tres meses, con posibilidad de aumentarlo a más de 12 meses, además de contar con soporte vía aplicación móvil, desde la que se pueden administrar todos los temas relacionados con el auto: desde la garantía, los servicios, trámites como la verificación, refinanciar un auto, entre muchas otras opciones.

Una plataforma digital de compra-venta de autos usados conlleva una enorme complejidad operativa, lo que ha propiciado que jugadores como OLX, quien hace escasos meses anunció su salida de México, sucumban ante las dificultades de la industria.

Por su parte, Kavak, en poco tiempo ha desarrollado su plataforma en el mercado, y aunque existen varios puntos en los que la compañía debe esforzarse en mejorar, como experiencia de cliente y servicios de postventa, hoy se posiciona como el lugar más sólido y seguro para comprar y vender un auto en términos de seguridad, transparencia y garantías.

En décadas, el mercado de autos usados no había registrado cambios en beneficio de los consumidores, y por primera vez, la tecnología ha abierto paso hacia nuevos tipos de empresa. En la medida en que estas compañías puedan garantizar seguridad y confianza, en una de las dos transacciones más importantes en la vida de las personas, podrán definir el futuro de la industria hacia los próximos años.