“Soy la única nieta que abueleó”, aseguró Brianda Pereznegrón al recordar de dónde surgió su gusto por los caballos, pues, aunque nunca tuvo un contacto directo con estos animales cuando era niña, algo en su interior hacía que quisiera estar rodeada de ellos, al menos como juguetes, sin imaginar que, más adelante, este gusto se convertirían en una pasión.
“La familia de mi papá es de Michoacán, mi abuelo creció en rancho y todo, mientras que la de mi mamá es de Tabasco, pero yo nací en la Ciudad de México y nunca tuve nada qué ver con ese ambiente, entonces, dicen que ya lo traía en la sangre”, compartió la joven de 27 años de edad.
“Me inscribieron a clases de salto a los 10 años y estuve ahí hasta los 13 cuando, un día, mis papás me llevaron a montar al Lienzo Charro del Pedregal, porque una de mis tías es fundadora, pero no me gustó, no entendía por qué tomaban la rienda de manera diferente o la música”.