PATRIA

La vacuna prometida.

UN BUEN DESEO

Casi dos años y medio han pasado ya desde que se anunció el proyecto de una vacuna mexicana contra la Covid-19 que, dado el éxito obtenido en las pruebas con animales, estaba por comenzar la investigación clínica en humanos.

Según la optimista proyección del Gobierno, Patria, como la nombró el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador en alusión al poema Suave Patria, del bardo zacatecano Ramón López Velarde, completaría sus tres fases clínicas en sólo siete meses.

“Y si todo sale como esperamos, tendríamos a final de este año una vacuna mexicana que sería puesta a disposición de la Cofepris para su aprobación en uso de emergencia”, dijo aquel martes 13 de abril de 2021, en conferencia matutina desde Palacio Nacional, la directora del Conacyt —todavía sin H—, María Elena Álvarez-Buylla.

La directora del actual Conahcyt, María Elena Álvarez-Buylla, durante la presentación del proyecto para desarrollar la vacuna Patria. Imagen tomada de YouTube

Hoy resulta evidente que la realidad terminó por imponerse a los buenos deseos, pues los años han pasado e incluso la emergencia sanitaria global por el SARS-CoV-2 ha sido superada, y la vacuna mexicana simplemente no figura por ninguna parte.

Aunado a las severas críticas que esto ha granjeado a la presente Administración, tampoco ha faltado quien dude que tal desarrollo se haya llevado a cabo siquiera, mientras Álvarez-Buylla, las autoridades de Salud del País y hasta el Presidente mismo insisten en su repetitiva promesa de que pronto estará listo.

De ser cierto ¿ahora sí?, Patria se sumaría a las igualmente controversiales Sputnik V y Abdala en la campaña invernal de vacunación de refuerzo que inició este octubre. Algo que tampoco acaba de convencer a muchos, inquietos en particular por la eficacia que pudieran tener tanto la vacuna mexicana como la rusa y la cubana contra las variantes del virus que actualmente circulan en el territorio nacional.

Consultado por REFORMA, el científico español Adolfo García Sastre, referente internacional en virología y coinventor de la tecnología en la que está basada Patria, no sólo confirma la prolongada labor detrás de esta vacuna, sino que detalla su funcionamiento e incluso pondera su uso como refuerzo. Expertas nacionales, en tanto, examinan algunas decisiones de la política sanitaria de este Gobierno.

María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conahcyt, y el Presidente Andrés Manuel López Obrador han insistido en que la vacuna Patria estará lista pronto. Foto: Óscar Mireles / REFORMA Archivo

DE POLLOS A HUMANOS

Contrario a la nula disposición a hablar públicamente de Patria por parte de algunos investigadores nacionales involucrados en su desarrollo y hasta de Avimex, farmacéutica veterinaria mexicana que lidera el proyecto, Adolfo García Sastre no tiene reparo alguno en ofrecer unas palabras que ayuden a comprender este trabajo.

Tarda apenas unos minutos en responder la solicitud vía correo electrónico, copiando a su administradora en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, en Nueva York —donde el español dirige el Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes—, para que le encuentre un espacio disponible en su agenda.

Y es que, a final de cuentas, buena parte de su trayectoria está invertida en la labor que llevó a tener un paramixovirus recombinante de la enfermedad de Newcastle (rNDV, por sus siglas en inglés), que es la tecnología en la cual se basa Patria como vacuna contra el SARS-CoV-2, concebida precisamente ahí en Mount Sinaí por figuras como el microbiólogo Peter Palese y el virólogo Florian Krammer.

“Es la primera vez que se usa para probar una vacuna en humanos. Pero viene ya de hace tiempo”, dice en entrevista remota García Sastre, con visible orgullo ante el alcance de aquel trabajo iniciado hace 20 años y que, de la mano de Avimex, ya había conseguido materializarse en una vacuna contra influenza aviar para pollos.

“En concreto, contra gripe aviar H5N2, que es la que se estaba dando en ese momento en México”, precisa el doctor en Biología por la Universidad de Salamanca.

Aprovechada ahora contra la Covid-19, su mecanismo no es distinto al de otras vacunas que funcionan con vectores virales. Es decir, utiliza una versión modificada e inofensiva de otro virus —el de la enfermedad de Newcastle, que causa una infección mortal en muchos tipos de aves— como vehículo o vector para transportar información genética del SARS-CoV-2 a las células del cuerpo.

“En lo que consiste es en una partícula vírica que ha sido desprovista de capacidad de inducir enfermedad, pero que es capaz de depositar un ácido nucléico (en las células), que en este caso es un RNA que codifica la proteína “Spike” (S) de SARS-CoV-2, y debido a eso puede inducir una respuesta inmune.

“No da lugar a enfermedad, pero da lugar a respuesta inmune contra la proteína S”, refrenda el científico.

Esquema presentado por Conahcyt para explicar el funcionamiento de la vacuna.

A decir de García Sastre, se trata de una vacuna similar a la desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca, cuyo vector viral es un adenovirus del tipo de los que típicamente causan enfermedades respiratorias como resfriados.

Y también un poco semejante, en tanto deposita ARN, a las vacunas de ARN mensajero (mRNA, por sus siglas en inglés), como las de Pfizer y Moderna. Este 2 de octubre, los principales científicos detrás de esta tecnología, Katalin Karikó y Drew Weissman, fueron galardonados con el Premio Nobel de Medicina por sus hallazgos que eventualmente posibilitaron crear tales vacunas.

Algunos estudios comparativos, sostiene García Sastre, han favorecido a su vacuna basada en rNDV, que además funciona con una versión modificada y más estable de la proteína S, denominada HexaPro o 6P.

“Con respecto a la de AstraZeneca, los resultados que se han logrado es que la de Newcastle es una vacuna un poco superior; y, con respecto a las de RNA (mensajero), parece que es bastante similar. Lo que todavía no sabemos es si la vacuna de Newcastle, Patria, da lugar a una inmunidad más duradera que las de RNA, para eso hay que esperar tiempo.

“De momento, la respuesta primaria que induce como ‘booster’ (dosis de refuerzo) es comparable en cuestión de inducción de anticuerpos neutralizantes a la que dan las vacunas de RNA, con la ventaja de que son más baratas, una; y la otra, que no dan lugar a efectos adversos”, apunta el científico español de Mount Sinaí.

Adolfo García Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes, adscrito a la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, en Nueva York. Imagen cortesía del investigador.

Esto fue dado a conocer por Avimex en mayo pasado, el mismo día en que María Elena Álvarez-Buylla informó en la conferencia matutina del Presidente que ya sólo faltaba “la revisión y aprobación de la última fase” clínica, y que “de septiembre a diciembre se tendría la capacidad ya instalada en el País de producir hasta 4 millones de vacunas” (REFORMA 03/05/2023).

“Los datos disponibles arrojan que el biológico, aplicado como vacuna de refuerzo, genera anticuerpos neutralizantes, y se comporta, conforme a los parámetros medidos según el protocolo de investigación, de forma similar a la vacuna aprobada por la OMS contra la que fue comparada, sin haber mostrado hasta el momento eventos adversos serios atribuibles a su aplicación”, apuntó la farmacéutica.

“La vacuna Patria ha mostrado ser un biológico seguro, inmunogénico y con desempeño similar al comparador activo utilizado, a partir de los datos obtenidos en los voluntarios participantes en los 11 sitios de investigación clínica habilitados en diversas ciudades de la República Mexicana”, agregó Avimex, que ha negado cualquier entrevista “hasta culminar con todos los procesos necesarios del desarrollo científico y regulatorio”, según respondió a la última solicitud de REFORMA.

Si bien Avimex tiene la licencia de uso exclusivo de la tecnología rNDV para aplicaciones veterinarias, el camino está libre para la aplicación en humanos, y es por ello que hay otros países intentando, como México, desarrollar sus propias versiones nacionales de vacuna contra el SARS-CoV-2 a partir de esta misma fórmula, como Tailandia, Brasil o Vietnam.

“Otros países tienen la capacidad de producir esas vacunas para humanos, y la razón es porque se produce usando las mismas técnicas, o muy parecidas, a como se produce la vacuna de la gripe. De tal modo que si tienes en tu país una fábrica de vacunas de gripe, se puede usar para poder producir las vacunas de Newcastle”, explica García Sastre.

De las naciones mencionadas, Tailandia es la más avanzada, pues se encuentra conduciendo estudios clínicos de fase III; mientras que Brasil y Vietnam siguen en la II, aunque el esfuerzo en el país asiático probablemente no pueda ir más allá de ello.

“Ha habido historias políticas de reemplazo de Gobierno y problemas políticos que han hecho que el desarrollo de la vacuna no sea ahora mismo la prioridad para el Gobierno en Vietnam”, lamenta el científico español.

“Pero, vamos, hemos llegado a estudios de fase II, también bastante prometedores”.

 

  • ¿Es incorrecto presentar a Patria como “vacuna mexicana” cuando se basa en tecnología concebida en EU y que otros países también están usando?

 

Bueno, quizás no tanto. Es muy normal. Lo importante en vacunas es conseguir la tecnología necesaria. 

En eso nosotros hemos contribuido a la tecnología original; pero una cosa es tener tecnología original y otra es llevarlo a la práctica, que lleva mucho tiempo, con los ensayos clínicos y la producción. Toda esa parte la han desarrollado Avimex y México.

O sea que a mí me parece bien que se llame vacuna mexicana, igual que la vacuna que se va a usar en Tailandia, que es un poco distinta pero usa la misma tecnología, va a tener la etiqueta de tailandesa. Es el mismo concepto.

Uno de los campos de investigación del Laboratorio dirigido por García Sastre es el desarrollo de vacunas y fármacos antivirales. Imagen tomada de labs.icahn.mssm.edu

Finalmente, si bien el grupo de expertos de Mount Sinaí busca a futuro mejorar su vacuna de rNDV aprovechando que tal vector viral tiene la posibilidad de ser usado de un modo intranasal, con lo cual esperan brindar protección no sólo contra enfermedad severa sino contra infecciones asintomáticas, por ahora García Sastre celebra lo conseguido con la propia emergencia global como impulso.

“Todos los estudios en humanos con el virus de la enfermedad de Newcastle eran bastante difíciles de empezar, pero con la emergencia que ha habido con Covid, pues al menos se ha logrado el probar este vector vacunal en humanos, y eso ha dado lugar al estado en que estamos ahora”, destaca quien espera poder avanzar del mismo modo con los estudios para vacunas rNDV contra Ébola, virus Lassa y virus sincicial respiratorio.

“Estoy muy orgulloso de que hayamos logrado esto (con Patria). Y esperemos incluso que, como es una plataforma vacunal, se podría usar para vacunas futuras contra otras posibles pandemias”.

'HACER VACUNAS NO ES TRIVIAL'

Que Patria vaya a ser aplicada como dosis de refuerzo no es lo ideado originalmente por las autoridades, sino el viraje de un desarrollo que no consiguió concretarse en plena pandemia, cuando más necesario era.

Esto a pesar de que los involucrados, asegura Adolfo García Sastre, se pusieron en marcha desde el inicio de la emergencia sanitaria en México, en marzo de 2020. Pero distintas situaciones y obstáculos no permitieron que esta vacuna estuviera lista al mismo ritmo acelerado de las extranjeras, las cuales lograron marcar un antes y un después en las infecciones por Covid-19.

“Nosotros no hemos llegado a ser tan rápidos como para poderla desarrollar del mismo modo que éstas otras debido a falta de financiación, fundamentalmente”, reconoce García Sastre.

“Pero, vamos, con eso no me estoy quejando. Estoy diciendo que está muy bien que hayan llegado esas vacunas que han dado lugar a protección contra la enfermedad”, prosigue el experto español. “Pero pensamos que las vacunas que hemos desarrollado con el rNDV tienen la capacidad de, si se usan vía intranasal, incluso ser mejores para protección contra enfermedad asintomática que las que existen actualmente”.

Campaña de vacunación de refuerzo contra la Covid en mayo de 2022. Foto: Diego Bonilla / REFORMA Archivo

De acuerdo con Avimex, el proyecto —en el que hay 937 millones de pesos invertidos, 422.8 de esos millones aportados por el Gobierno federal— ha enfrentado grandes retos en términos regulatorios, de infraestructura, de disponibilidad de insumos, servicios y equipos, así como de reclutamiento de voluntarios con el perfil requerido para participar en las fases de investigación.

“Como muchos otros candidatos (vacunales), Patria empezó a retrasarse en su desarrollo y, obviamente, tuvimos de manera muy, muy rápida estrategias que probaron en realidad ser eficaces, que fueron eficientes en su adaptación a la aparición de nuevas variantes”, resalta en entrevista telefónica desde Francia la inmunoviróloga Thalía García Téllez.

“Y Patria se quedó todavía en proyecto, en desarrollo, sin poder pasar realmente a estudios clínicos que nos permitieran tener datos de soporte para poder utilizarla como un esquema inicial”, añade la coordinadora de Proyectos Generales de Investigación Clínica en Vacunas y Enfermedades Infecciosas en el Hopital Cochin, en París.

Basta con recordar que todavía a inicios de este año Conahcyt buscaba voluntarios para concluir la última fase clínica de Patria, con el ahora exsubsecretario de Salud, Hugo López Gatell, extendiendo el llamado desde la conferencia matutina del Presidente.

Dura y continuamente criticada por este retraso, que distintas voces califican como un fiasco más sumado al de los ventiladores Ehécatl 4T y Gätsi, María Elena Álvarez-Buylla lo ha justificado apelando al “desmantelamiento de las capacidades del País desde finales de los 90”.

Aunque, por otra parte, también se ha jactado de que “el tiempo de desarrollo fue muy bueno en comparación al tiempo promedio que tarda”, según dijo en conferencia desde Palacio Nacional en mayo de este año.

Los ventiladores mecánicos "Ehécatl 4T" fueron criticados por médicos debido a su inoperancia. Foto: REFORMA / Archivo.

“El desarrollo de vacunas no es algo trivial”, subraya ahora la directora del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, Laura Palomares, destacada investigadora en el campo de las vacunas.

“Tal vez pecamos de optimistas, o en la situación de una emergencia, pues se pensó en tiempos más cortos. Pero es muy razonable lo que ha tomado”, señala la científica acerca de Patria, de cuyo desarrollo no ha sido partícipe. “La realidad es que en un inicio tal vez fue ese exceso de optimismo”.

Laura Palomares, directora del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM. Imagen tomada de "X".

¿Debió el Gobierno apoyar por igual a los diferentes desarrollos de vacunas que había entonces en México —por lo menos cinco— en lugar de apostar únicamente por Patria?, se le cuestiona a Palomares.

“No, yo creo que tomó una muy buena decisión el Gobierno, sobre todo porque había una empresa involucrada. Es difícil que los académicos, sin que haya de por medio una empresa que se dedica al desarrollo de vacunas, podamos tener éxito. Incluso colaborando con compañías especializadas nada está garantizado, como lo demuestra el caso de la vacuna contra la Covid-19 en la que trabajaban en el IBt y que, igual que tantos otros desarrollos en el mundo, simplemente no prosperó.

“Lo que a nosotros nos afectó en nuestro desarrollo fue la aparición de variantes. Nosotros le apostamos originalmente a que los coronavirus, lo que sabíamos, son virus de RNA con una menor frecuencia de mutación; pero no pensamos que cuando miles de personas fueran infectadas, pues esa frecuencia que en general es baja se iba a volver tan relevante. Eso fue lo que nos afectó”, señala Palomares.

García Téllez, por su parte, remarca la validez de cuestionar las promesas de autoridades gubernamentales que quizás no contaban con el conocimiento global necesario para poder dar una fecha específica establecida para el lanzamiento de Patria.

“Definitivamente, es un esfuerzo loable el hecho de que se haya querido tener un producto local, un producto nacional. México era desarrollador y productor puntero en los años 70, en los 80, de vacunas para todo el Continente; (…) pero hoy día es una industria que no tiene soporte, y una industria que tenía bastantes años sin el apoyo necesario a nivel de todo —reglamentario, financiero, estructural— para poder hacer un desarrollo de este calibre en tan poco tiempo.

“Desde el momento en el que se dijo que estaría para el 2021, yo no lo creí, y no por tener o no compatibilidad con las declaraciones del Gobierno, sino porque el contexto no lo permitía”, prosigue la experta. “No podemos asumir tampoco que Patria no se hizo o no estuvo lista por falta de voluntad; creo que más bien fue por falta de recursos de muchos tipos, y porque obviamente las estrategias de salud pública se vieron rebasadas en su momento”.

Los pasos siguientes, de acuerdo con lo último que informó Avimex hace unos meses, incluían obtener la autorización de las plantas de producción a escala industrial; el análisis de los datos por diversos comités independientes, y la aprobación de emergencia del producto.

“De obtener las certificaciones en los tiempos estimados, la fabricación iniciaría en el último trimestre del presente año”, adelantó entonces la farmacéutica.
Pero el tiempo sigue corriendo y, una vez más, no todos comparten ese optimismo.

“Yo, honestamente, no creo que pudiéramos tener suficientes datos para autorizarla, incluso en uso de emergencia”, expresa García Téllez. “No creo que la vacuna Patria pueda tener suficientes datos para justificar su autorización antes del primer trimestre de 2024”. 

García Sastre, por su parte, refiere que ahora la aprobación está en manos de la agencia regulatoria de México, la Cofepris. 

“No estoy seguro de cuánto tiempo pueda necesitarse para esta revisión”, dice el científico. 

LA GRAN PREGUNTA: ¿SERVIRÁ?

Además de cuándo realmente estará lista la vacuna Patria, quizás la gran interrogante en este momento sea qué tanto logrará proteger a la gente contra la infección por Covid-19.

Esto en tanto expertos como el médico internista e infectólogo Francisco Moreno Sánchez han considerado absurdo su uso como refuerzo, pues es una vacuna desarrollada con la estructura del virus original, hoy reemplazado por todas aquellas variantes resultantes de un proceso constante de mutación a lo largo de los últimos tres años.

No es fortuito, pues, que en buena parte del mundo se apliquen como refuerzo vacunas actualizadas, también llamadas bivalentes, con fragmentos de la variante Ómicron, la última de mayor circulación y de la que han salido las subvariantes que provocan los actuales casos de infección.

Si bien se puede notar cierta ambigüedad en su respuesta, el científico español Adolfo García Sastre, coinventor de la tecnología pilar de la vacuna Patria, parece confiado en que ésta será un refuerzo efectivo.

“Hasta ahora, todos los estudios que hay señalan que las vacunas basadas en (el virus original de) Wuhan siguen dando buena protección contra enfermedad severa”, dice el investigador de Mount Sinaí.

“Pero quizás es mejor en el futuro”, prosigue, “empezar a usar algunas que estén más cerca que las de cuando empezó este proyecto de la vacuna Patria, pues en ese momento se usó la variante que estaba circulando”.

Este desarrollo de una vacuna mexicana contra el SARS-CoV-2 ha tardado todo este tiempo en dar lugar a resultados, pero “los anticuerpos que genera son suficientes para también proteger contra enfermedad severa contra las nuevas variantes”, asegura García Sastre.

“Sería posible mejorarla en el futuro. Eso es algo que también estamos tratando con Avimex”, comparte el español, seguro de que cualquier intento por actualizar Patria en este momento tan sólo la retrasaría aún más.

“Hay algunos reportes que muestran que las vacunas ancestrales, por llamarles de alguna manera, también inducen anticuerpos protectores contra las nuevas variantes. Por lo que, en general, (Patria) sí es un acercamiento útil”, considera, por su parte, la virotecnóloga Laura Palomares. “Por supuesto que lo ideal sería tener vacunas actualizadas”.

La inmunoviróloga Thalía García Téllez, en cambio, refiere que las mutaciones de esas subvariantes de Ómicron sí han puesto en duda la eficacia de las vacunas probadas contra este linaje en particular.

“Vacunas de plataformas rápidamente modificables, como las de RNA mensajero (mRNA), sabemos que no tienen la misma eficacia contra XBB, contra BA.4, BA.5, que son descendientes de Ómicron, que la que tenían contra Ómicron cuando se adaptaron”, ilustra García Téllez.

“Entonces, asumimos que va a ser un poco el mismo escenario para Patria”, añade, remarcando el hecho de que en realidad no se conoce de manera pública ni entre la comunidad científica que haya habido proceso alguno de adaptación de Patria contra las variantes de mayor circulación actual.

 

SPUTNIK Y ABDALA, ¿UTILIDAD O COMPRA COMPULSIVA?

La vacuna Abdala, fabricada en Cuba. Foto: REFORMA / Archivo

La misma preocupación por la eficacia de Patria como refuerzo bien puede trasladarse también a Sputnik V y Abdala, vacunas que el Gobierno mexicano pretende aplicar como refuerzos en una campaña invernal a la par de la inmunización contra influenza estacional.

El reto es el mismo: que tanto la vacuna rusa, que también utiliza adenovirus como vector viral, y la cubana, que es del tipo de subunidades de proteínas, serán aptas para hacer frente a la epidemia que mantienen las subvariantes de Ómicron en el País, a saber: XBB.1.5, XBB.1.9 y XBB.1.16, de acuerdo con el Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica (CoViGen-Mex).

“Depende de qué biológico se utilice. Abdala y Sputnik V, cuando pasaron por estudios de fase II y III, cuando obtuvieron la autorización para uso de emergencia en los países en los que se autorizó, estaban probadas contra Delta, a lo mucho contra la primera de Ómicron, y eso en estudios un poco de actualización, pero no en los estudios de autorización”, apunta Thalía García Téllez.

“Y eso es importante mencionarlo, porque si vamos a utilizar esos mismos biológicos, muy probablemente no tendremos tasas de eficacia significativas como si utilizáramos vacunas bivalentes tipo Moderna, tipo Pfizer, por mencionar ejemplos”, sentencia la experta.

En el caso de Sputnik V, por ejemplo, el sitio en línea de la vacuna señala que, según un estudio preliminar realizado en el Centro Nacional Gamaleya de Epidemiología y Microbiología, en Moscú, habría demostrado una alta actividad de neutralización del virus contra la variante Ómicron.

“Sputnik V demostró una reducción de 3 a 7 veces menor en la actividad neutralizante del virus contra Omicron en comparación con los datos de otras vacunas líderes”, se lee en el portal, sin especificar si el biológico se ha adaptado a las subvariantes que hoy día predominan en las infecciones.

Para García Téllez, que el Gobierno mexicano opte por estas vacunas en particular parece responder, entre otras cosas, a un tema de compra anticipada.

“No sé si esta compra fue un poco previniendo que tendría que llegar una campaña de vacunación de refuerzo —porque eso nos indicó un poco el comportamiento de esta pandemia—, y si del lado de los productores y desarrolladores de estas dos vacunas ya estaba previsto hacer una adaptación, y entonces entregar los biológicos adaptados. O si la compra fue sobre los biológicos iniciales.

“Si ese es el caso, establecer una política pública sobre una cuestión meramente de compra va a resultar contraproducente en el sentido de que no vamos a tener la eficacia que podríamos esperar de una campaña de vacunación de refuerzo porque, biológicamente, ya no están adaptadas las estrategias”, advierte la inmunoviróloga.

Tan sólo de Abdala, el País debe contar en este momento con cerca de 8.8 millones de dosis, pues de las 9 millones recibidas de septiembre de 2022 a junio de este año —traídas desde Cuba por elementos de la Sedena—, apenas se aplicaron 114 mil, de acuerdo con el Quinto Informe de Gobierno.

 

Tabla tomada del Quinto Informe de Gobierno.
Tabla tomada del Quinto Informe de Gobierno.

En ese mismo periodo, solamente fueron aplicadas 461 dosis de Sputnik V, de la cual el acumulado total desde diciembre de 2020 asciende a más de 19 millones 574 mil dosis, detalla el Informe.

Tabla tomada del Quinto Informe de Gobierno.

¿Es esa incertidumbre general sobre la protección de estas vacunas motivo suficiente para no querer vacunarse con ellas? Es una pregunta que Thalía García Téllez admite difícil de responder. En especial porque la discutible eficacia de ambas contra las subvariantes de Ómicron no significa que no hayan sido autorizadas y probadas como seguras en determinados contextos.

Así lo remarca la inmunoviróloga para hacer frente a esa idea infundada acerca de que ni la vacuna cubana o la rusa fueron aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que tanta sospecha suele generar en torno a estos biológicos.

“Hay que informarse. La OMS no aprueba, no aprueba en lo absoluto; no tiene la autoridad y no es la autoridad competente para aprobar nada. Emite recomendaciones y emite sugerencias y un aviso sobre ciertos biológicos”, precisa la científica.

“Pero son las autoridades internas, las autoridades reglamentarias, las que verdaderamente analizan todos los datos, que no necesariamente son públicos, pero analizan todos los datos que se tienen para decir ‘sí o no’ a determinado biológico. Y Abdala y Sputnik V fueron autorizadas —y no solamente en México—, y fueron utilizadas y fueron útiles, probando ser seguras”.

  • ¿Serán seguras y útiles en el contexto mexicano actual?

Sabemos que si se probaron contra la primera (versión) de Ómicron van a tener un grado de eficacia suficiente para las descendientes, eso es un hecho. No van a ser tan eficaces tal vez como contra la primera Ómicron, pero van a ser de todos modos eficaces porque todos son descendientes de ésta.

No hay por qué entonces creer que sólo por el hecho de provenir de un lugar en específico o ser de una tecnología en particular no van a servir. Siempre lo decimos: en cuestión de vacunación, aún 40 por ciento de eficacia es mejor que no vacuna. Y eso hay que tenerlo en mente, hay que tenerlo bien, bien presente.

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