‘TÚ ERES UN ZAID’
JUAN CARLOS MAGALLANES

Don Carlos Zaid nació en 1895 en el Taybeh, Palestina. Siendo adolescente emigró a México como muchos palestinos y libaneses durante la Revolución Mexicana. Desde un principio se instaló en Monterrey, en donde llegó a tener un negocio familiar de fabricación y comercio de ropa.

Don Carlos se distinguió como un hombre honesto, estricto y emprendedor, que hizo prosperar su negocio familiar a pesar de las condiciones adversas ocasionadas por la Revolución Mexicana. En el año de 1932 contrajo matrimonio con doña Margarita Giacomán, nacida en Jerusalén, pero que al poco tiempo su familia migró y llegó a vivir en Torreón, Coahuila.

El 24 de enero de 1934 nació en Monterrey, Ghazy Zaid, el primero de cinco hijos. De un carácter fuerte, don Carlos siempre se mantuvo empeñado en que sus hijos se superaran todo lo posible en los estudios y, para que no hubiera lugar a dudas, les hizo firmar una carta compromiso en donde le prometían ser honestos y no abandonar sus estudios, seguida de una enseñanza muy enfática: “Tú eres un Zaid; tienes que cuidar tu apellido.”

Al cumplir 90 años de vida, Gabriel Zaid ha logrado conservar con fidelidad y coherencia la enseñanza paterna en su quehacer intelectual, empresarial y personal.

UNA LÍNEA DE LUZ
JOSÉ JAVIER VILLARREAL

En varias ocasiones he escrito sobre la obra de Gabriel Zaid; es decir, me reconozco como un lector suyo. Mi deuda es mayor. Reloj de sol, sus Tres poetas católicos, su Antología poética del Padre Ponce, la recopilación (junto con José Emilio Pacheco) de El otoño recorre las islas, de José Carlos Becerra; Cuestionario, con sus diferentes paradores y, últimamente, sus Poemas traducidos. Esa geografía que traspasa la franja fronteriza entre un norte y un sur que un día fue puente y ahora es barda, deshecho de una guerra que, como toda guerra, por lejos que ocurra, acaba por alcanzarnos.

Uno de los poetas mayores de la lengua española destelló a principios del siglo 17; me refiero a don Luis de Góngora. Su atención, grosso modo, destacó un plano de la realidad que se antoja próximo, el del mundo físico, la lectura fenomenológica que nos ofrecen nuestros cinco sentidos. Recorrerlo, por medio de la música y su amplio despliegue visual, es una fiesta apoteósica de los sentidos, un carnaval de la sensualidad, un disfrute sexual del mundo.

“La claridad furiosa” con la que la poesía de Gabriel Zaid nos revela o sitúa me obliga a pensar en Góngora y en una tradición que, a lo largo de los siglos, en nuestra lengua, ha tomado por asalto el jardín abierto que nos ha tocado transitar. No voy a presentar aquí una nómina de los autores que -a mi juicio- recorren este lado de la calle, pero sí quiero señalar al Marqués de Santillana, al Duque Job (Manuel Gutiérrez Nájera) y a Alfonso Reyes. Zaid no está solo.

Sin embargo, su poética, en el concierto mexicano, y en el de la lengua española, se impone. Su presencia nos es necesaria. La realidad, que sólo gracias a su registro podemos gozar, nos habla de la singularidad de su voz, de la dirección -tan a boca de jarro- de su imaginario; de ese ras de suelo que nos revela, paradójicamente, una altura que descansa, reposa y acecha en las cosas de la tierra que provocan la música de las esferas.

Yo crecí en Tecate, al pie del Cuchumá. De niño mi padre me llevó a caballo a conocer a Indra Devi. Su rancho se encontraba a las afueras del pueblo, en las faldas de la montaña. Muy cerca de ahí, un poco más lejos, rumbo a Tijuana, estaba, y sigue estando, el Rancho La Puerta donde Aldous Huxley escribió sus últimas páginas. Zaid, en su atenta exploración a la poesía de las naciones del norte de México y el sur de los Estados Unidos, nos enfrenta con letanías, rezos y fórmulas ante las diferentes repercusiones que el Cuchumá, como montaña sagrada, sigue alentando en su silencioso e imperceptible movimiento.

La literatura se vive dentro y fuera de los libros. Zaid en 1963 -en Monterrey- publica su ensayo La poesía como fundamento de la ciudad. Un texto de juventud cuya rabiosa madurez ya nos exponía ante un pensamiento y una reflexión que habrían de enriquecer el concierto intelectual mexicano.

Zaid ha hecho del asombro y de la curiosidad detonantes de la inteligencia. El ingenio, la ironía, la emoción, la contemplación son recursos del pensamiento reflexivo que suena e ilumina a lo largo de esta obra sumamente depurada y atenta. La atención raya en el rendimiento. La voz poética se extasía ante lo contemplado. El arrobo se da en la expresión misma, en los giros y descubrimientos, en los silencios, en las estrofas que descansan como acertijos que obligan a una respuesta. Podemos alejarnos, dar dos o tres pasos hacia atrás, tomar distancia para percibir lo revelado, esa realidad que nos lee y descubre, que nos hace suyos y nos obliga a ver más allá, a situarnos en el umbral del milagro.

Traspasar esta delgada línea, entre tanta resolana, sólo le compete al lector de la obra de Gabriel Zaid.

MENOS ES MÁS
MIGUEL COVARRUBIAS

Una caracterización de Gabriel Zaid podríamos sacarla del original método que éste empleó para integrar el primer tomo de sus Obras anticipadas por El Colegio Nacional hace casi 30 años.

Pero digamos primero cómo clasificó la totalidad de su trabajo literario: (Poesía, tomo uno), (Ensayos sobre poesía, tomo dos), (Antologías poéticas, tomo tres), (Crítica del mundo cultural, tomo cuatro), (Crítica social, tomo cinco), y el enviado sin previo aviso a las librerías el año 2022 (Poemas traducidos, tomo seis). Reconozcamos que, salvo el tomo inicial, estas obras fueron objeto de correcciones y adiciones.

En el terreno de la poesía, como en el propicio al ensayo, las originalidades y audacias del autor no son escasas; lo mismo podríamos decir de sus maneras precisas, clarificadoras.

Veamos pues la excepcionalidad del trato que Zaid le dispensa a su obra lírica. En la “Nota bibliográfica” de la página 117, señala nueve opúsculos y libros: Fábula de Narciso y Ariadna, Seguimiento, Campo nudista, Lina, Práctica mortal, Cuestionario, Canciones de Vidyapati, Sonetos y canciones, Reloj de sol. Estos títulos aparecieron entre 1958 y 1995.

Y bien. La reunión de estas obras suma 833 páginas —y eso es lo que esperaríamos recibir… Aunque en esta edición de Reloj de sol la clara y abundosa corriente cristalina de este poeta se ve constreñida a sólo 125 páginas, equivalentes a un magro 15 por ciento de su totalidad lírica.

“Lo esencial está en unas cuantas docenas de poemas, que pueden llegar a decir más, gracias a la compañía o ausencia de otros. Eliminar poemas aceptables por sí mismos puede enriquecer el conjunto restante, de igual manera que suprimir palabras puede mejorar un poema.

“La lectura de mis lectores me ayudó a distanciarme de los poemas, verlos con otros ojos y cuestionarlos en conjunto y en detalle. Años después, al intentar este volumen de “poesía completa”, la experiencia me sirvió para descubrir en ochenta poemas (corregidos y barajados interminablemente con otros tantos suprimidos) mi verdadera ‘poesía completa’”.

Esta confesión del autor de Campo nudista nos hace ver que él va más allá de la rutinaria descalificación de una página en virtud de criterios estéticos. La reunión de todo lo escrito -en ciertos casos-podría entregarnos una paradójica “poesía incompleta”. Y es que, por el contrario, la generosa mutilación del cuerpo que no habíamos adivinado graso podría obsequiarnos una legítima, ahora sí, “poesía completa”.

GABRIEL ZAID

Nació en Monterrey el 24 de enero de 1934. Se graduó de ingeniero mecánico administrador en el Tec de Monterrey con una tesis sobre la industria del libro.

Su obra ensayística abarca temas literarios, económicos, políticos y sociales; su poesía aborda las expresiones de la vida cotidiana, los términos de origen popular, el amor, el erotismo, la religión, el libre albedrío, entre otros.

Ha sido colaborador de EL NORTE desde 1989.

Enrique Krauze dijo sobre él en el 2023: “Es para mí el mayor escritor de los últimos 50 años en México después de Octavio Paz: es de una originalidad, de una importancia extraordinaria, es un clásico vivo, es un clásico discreto, pero vivo y, por definición, es imposible escribir la biografía de Gabriel Zaid, en primer lugar porque venturosamente está vivo y espero que esté vivo por muchos años y, en segundo lugar, porque él nunca lo permitiría: su biografía son los libros, su rostro son los libros, su entrevista y testimonio son sus libros, y tiene una obra maravillosa que he intentado honrar en la medida de mi posibilidad”.

CELEBRACIÓN

La Cátedra Alfonso Reyes y la Escuela  de Humanidades y Educación del Tec  de Monterrey realizarán el conversatorio “Los mundos de Gabriel Zaid” justo el día de su 90 aniversario.