¿Te acuerdas cuando la Minerva lució un brazo enyesado?
La escultura de la Minerva, la diosa romana de la sabiduría, que desde 1956 se convirtió en la guardiana de la Ciudad, fue objeto de una intervención polémica hace precisamente un par de décadas. En el 2004, durante la gestión del entonces Alcalde, el panista, Emilio González Márquez, se desarrolló el proyecto Urbanizarte, que incluía una serie de intervenciones a obras de arte público en la Ciudad en colaboración entre el Ayuntamiento tapatío y la Secretaría de Cultura de Jalisco.
El antebrazo de la Minerva fue enyesado por el artista Luis Miguel Suro. El creativo, que falleció ocho meses después tras un asalto violento, cuestionaba con esa intervención artística “la fractura” de la justicia, la sabiduría y la fortaleza, valores inscritos en torno a la icónica escultura, pero generó rechazo en distintos sectores de la población tapatía porque consideraban de mal gusto enyesar a uno de los iconos tapatíos.
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El vendaje realizado por el artista tapatío fue la primera de una serie de varias intervenciones que se tenían planeadas con Urbanizarte. Para cambiar la imagen de la Minera, se requirieron 24 metros de vendas y yeso, como lo reportó MURAL el 2 de abril de 2004.
Unos meses más tarde, la siguiente intervención a cargo de la artista Claudia Rodríguez, “Los Patriotas”, fue la que cerró el breve programa, que tenía al menos plan de intervenir media docena de monumentos artísticos con el objetivo de resignicarlos, hacer que los caminantes los notaran de manera lúdica.
La colocación de aros hula-hula en las esculturas de Los Niños Héroes, propuesta por Rodríguez hizo enojar a integrantes del ejército mexicano, quienes pidieron el retiro, al Municipio y al Estado, del vistoso juguete de las efigies de bronce tanto la Glorieta de los Niños Héroes, como el camellón de Avenida Chapultepec.
“Para mí era muy sugerente ver a los Niños Héroes visualizarlos jugando en lugar de luchando por la Patria, era una intervención lúdica que buscaba resignificar el monumento, pero la acción tocó puntos muy sensibles, pero eso precisamente busca el arte público, hacer una reflexión, generar pensamiento y diálogo”, reflexionó posteriormente Rodríguez.