
EL TOQUE FRIJOLERO

Antes me preocupaba que se me quedara un pedacito de frijol entre los dientes, ahora en cambio hasta me lo acomodo para que se note desde lejos y poder estar a la moda. Los dientes blancos pasaron a la historia, hoy en día entre más adornitos le pongas, más “in” estarás. Si Kanye West y Peso Pluma pagan millones para tener dentaduras de brillantes, e incluso de oro y plata, a mí no me van a apantallar porque con 200 gramos de frijol peruano, me vienen haciendo los mandados. El look es el mismo gastando 50 mil dólares que 50 pesos, con la diferencia de que los diamantes no se comen, y los frijoles sí. Serán muy millonarios pero con ese look parecen “Draculines”.
Si a eso le sumamos la cantidad de tatuajes que se hacen por todo el cuerpo, ya ni ganas me dan de encontrármelos en algún lugar porque probablemente en lugar de solicitarles una fotito, terminaría levantando las manos y diciéndoles “Llévense todo lo que traigo, pero no me hagan daño por favor”. Y la mera verdad, no quiero hacer ese “oso”.
Qué lejos quedó aquel momento en el que nos escandalizábamos porque al “Potrillo” se le ocurrió ponerse un arete, ¿se acuerdan? Hoy en cambio, solo les falta colgarse la mano del metate.
'EL CHICHÓN ASESINO'
Ante todo quiero dejar en claro que la propuesta que plantearé a continuación debe ser registrada ante Notario Público, y ustedes serán mis testigos.
Propongo apoyar a Ninel Conde para entrar al Libro de Récords Guinness y me comprometo a echar “el fuá” para que sea la ganadora de “La Excusa Más Ridícula del Mundo”.
No será fácil pero lo conseguiré. Ninel trae un chichón (en la frente señor, en la frente, no donde está pensando) y para explicar lo que pasó, contó que el domingo se comió dos rebanadas de pizza por la noche y se sintió “tan abotargada” que se tomó un té laxante y al siguiente día el cólico o “retorcijón” fue tan fuerte que se desmayó y al caer se pegó en la frente. Ha pasado por varias operaciones de belleza, tuvo dos partos, se ha inyectado en el rostro todo lo que se le ha ocurrido, y si nos esperamos, yo creo que hasta crema pastelera, y ¿ustedes creen que por dos rebanadas de pizza y un tecito, iba a tener un dolor tan intenso que la orillaría a desmayarse? Bueno, pues esa es la historia del “Chichón Asesino”.
Ahora les pido brutal honestidad. ¿Creen que tengo alguna posibilidad de que la incluyan en los Récords Guinness o de plano ni mando la propuesta?