Crímen organizado obliga a desalojar

El crimen organizado tiene sumergidos en temor a unos 30 mil habitantes de diez municipios rurales de Nuevo León que colindan con Tamaulipas y en donde la guerra territorial de los carteles los mantiene acorralados.

Habitantes de seis municipios gobernados por Movimiento Ciudadano y cuatro más de Acción Nacional, encontraron en el éxodo la única solución para seguir con sus vidas.

Municipios gobernados por

Movimiento Ciudadano.

Cerralvo

Alcalde: Baltazar Martínez Montemayor

Zonas Afectadas:

  • Cabecera

China

Alcalde: Raúl Karr Vázquez

Zonas Afectadas:

  • Cabeza de Toro
  • Benavidez
  • Providencia
  • La Vaquita

Doctor Coss

Alcalde: Bernardo Solís Alanís

Zonas Afectadas:

  • Cabecera
  • Cantú
  • San Pedro
  • El Zacate

Melchor Ocampo

Alcalde: Orlando Ramos García

Zonas Afectadas:

  • La Coma

Los Aldamas

Alcalde: Adolfo Leal Salinas

Zonas Afectadas:

  • Cabecera
  • La Lajilla
  • Barrio Los Aldamas

Los Herrera

Alcalde: Luis Alfonso Tijerina López

Zonas Afectadas:

  • Cabecera
  • San Agustín
  • La Laja
  • El Conejo
  • Barretosa

Municipios gobernados por

Partido Acción Nacional.

Agualeguas

Alcalde: Ignacio Castellanos Amaya

Zonas Afectadas:

  • Cabecera
  • Los Vázquez
  • Carrizalejos
  • Palo Blanco

General Bravo

Alcalde: Edgar Cantú Fernández

Zonas Afectadas:

  • Loma Alta
  • General Tapia

General Treviño

Alcaldesa: Maribel Hinojosa García

Zonas Afectada:

  • Cabecera

Parás

Alcaldesa: Ana Iza Oliveira Treviño

Zonas Afectada:

  • Cabecera
  • Los Duendes 
  • Los Laureles
  • El Mezquitito

“A pesar de tanta vigilancia policial, de hasta 20 patrullas patrullando las carreteras de esta región, hay personas que abandonaron sus ranchos”, dijo un ex Alcalde.

“La delincuencia los agarró como centro de operaciones”.

“Mejor optaron unos a vender y otros a llevárselos para otros lugares, la verdad la gente tiene miedo, o mejor dicho, tenemos, esta feo el asunto, tienen orejas por todos lados”.

Según la Secretaría de Seguridad Pública, la cercanía de estos sitios con la carretera Ribereña, que conecta a los municipios de Nuevo Laredo y Reynosa, en Tamaulipas, es uno de los factores por los que los carteles libran en Nuevo León una guerra territorial

Habitantes consideran que los operativos de seguridad en la zona, solo son un show.

“Lo más raro es que las patrullas pasan por un lado y los convoyes de camionetas y monstruos por el otro, así está la situación”, dijo un ex funcionario de uno de esos municipios.

Depósitos, carnicerías, restaurantes, viviendas y ranchos están abandonados por sus dueños, algunos por evitar problemas y otros por no tener opción.

“Mi cuñado cerró el depósito, una cosa es ser informante, otra es que te cobren piso o te obliguen a trabajar con ellos”, explicó un habitante de esta zona.

Hoteles de paso, ganaderos, agricultores, pequeños, medianos o grandes, todos han padecido la violencia.

“A mi jefe lo levantaron, le quitaron camionetas y se fueron, cerró el rancho y lo vendió, ya no quiso nada, yo solo voy a cuidar animales y me regreso a China, allá esta mejor, pero también ahí hay broncas”, explicó un habitante de Los Herreras.

Éxodo Rural

Al menos diez municipios de la zona rural de Nuevo León se han convertido en pueblos fantasma.

Ahuyentados por el cobro de piso, amenazas, robos, asesinatos y secuestros, los habitantes de estos municipios han buscado en los últimos 35 años mejores sitios para vivir.

Los habitantes de Parás, Agualeguas, General Treviño, Melchor Ocampo, Cerralvo, Los Herreras, Los Aldama, Doctor Coss, General Bravo y China han formado parte de un éxodo silencioso presionados principalmente por el narco.

“Pobres siempre hemos sido, pero violentos, con drogas, amenazas, balaceras, presiones, eso no, yo por eso me fui”, comentó un habitante de Los Aldamas que ahora vive en General Bravo.

“Acá es mejor, pero ya se está poniendo feo”.

El Inegi reportó en 1990 a 47 mil 219 habitantes en el corredor de Parás a China, sin embargo, en el 2020, la cifra bajó a 35 mil 081, es decir 12 mil 138 habitantes menos.

Sin embargo, autoridades federales, estatales, municipales y productores consultados por la problemática, quienes pidieron anonimato, sostienen una cifra menor que podría ser de hasta 16 mil 019 habitantes menos, para este 2024.

El corredor nor-oriente, como se le conoce, coincide con el trazo de la carretera “La Ribereña”, que comunica a las Ciudades de Nuevo Laredo y Reynosa en Tamaulipas.

Esa vía es el campo de guerra entre el Cartel del Noreste y el Cartel del Golfo.

Aunque recientemente otros grupos también han invadido esa zona.

Tras incursiones armadas del narco, enfrentamientos, daños al Palacio Municipal y ejecuciones múltiples, Doctor Coss, calentó el corredor y provocó la reacción del Estado.

Que sin dar detalles, sostuvo que haría una intervención sin precendentes en ese Municipio.

EL NORTE publicó el 28 de febrero que Gerardo Palacios Pámanes, Secretario de Seguridad estatal, indicó que la cercanía con los municipios de Camargo y Miguel Alemán, en Tamaulipas, atrae a grupos armados para disputar el control territorial en esa zona.

La pobreza, la pandemia por la llegada del Covid 19, y la sequía extrema se sumaron, sostienen habitantes, a la violencia que en los últimos dos años incrementó notablemente.

“Es un tema que desgració la economía y la salud de los habitantes de estos, en otro tiempo, bonitos pueblos”, comentó un ex Alcalde.

“La mayoría de las personas emigran a otros municipios, en busca de mejores oportunidades”.

“Pero”, recalcó, “desde que empezó esta guerra sin cuartel, si que mucha gente han desaparecido”.

Un productor de la zona, que analiza vender sus tierras para emprender en otro modelo de negocios en una región más tranquila, comentó que las desapariciones de personas en ese corredor es un tema grave.

“Unos (desaparecen) por andar mal y otros más por estar a la hora y el lugar equivocado”, comentó, “Lo más fuerte de la inseguridad está en Doctor Coss, Los Aldamas, General Bravo y China”.

Según Inegi, el 4 por ciento de la población de Nuevo León vivía hasta 2020 en la zona rural.

El éxodo dejó además cientos de negocios y viviendas en abandono, como huella de un problema que parece no tener solución.