PESO DA VINCI

Creo que las enciclopedias digitales del mundo deberían cambiar la definición de “genio” porque en mis tiempos de juventud, decía algo así como “capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas admirables”.

Hoy en día, hasta Peso Pluma se autodenomina un genio, así que, con base en lo que vemos de él, la nueva descripción podría ser “Persona que por andar en un ‘viaje’ cree que un golpe de suerte lo convierte en un ser dotado de talento especial”.

Antes se usaba ese calificativo para referirse a personajes como Einstein, Mozart, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, pero como van las cosas, en la próxima lista de “genios” de Wikipedia podríamos ver a Bad Bunny, Dani Flow y por supuesto a Peso Pluma.

Lo que me preocupa es la salud mental de los que realmente tienen talento pero ni son virales ni famosos, porque el público tiene tan atrofiado el sistema auditivo que lo bueno debe parecerles malísimo… Así las cosas en el mundo.

SAN LUPILLO DEFENSOR

Y así como deben cambiar los parámetros en ese rubro, también debería hacer ajustes en el término caballero. Toda la vida se ha pensado en hombres guapos e impecables cuando dicen esa palabra… De Brad Pitt a Alec Baldwin (en sus años mozos) pasando por Julio Iglesias, pero casi nadie asocia esa palabra con el físico de un hombre con apariencia “promedio” y al final son los que dan cátedra de buen comportamiento, porque Brad era golpeador y borracho, Alec Baldwin ofendía hasta a su hija y Julio Iglesias acabó hasta con “Las mil Vírgenes”.

En cambio Lupillo Rivera, al que nadie le creyó su romance con Belinda, resultó ser un verdadero “Quijote” cuidando a su Dulcinea, Thali García, en “La Casa de los Famosos”, pues a pesar de estar solos en la intimidad, jamás trató de sobrepasarse con ella.

NUNCA ES TARDE

Y antes de despedirme, quiero felicitar a Fernando Colunga por haber puesto a trabajar adecuadamente sus espermatozoarios para lograr ser papá al lado de Blanca Soto. ¡Qué bárbaro!, si se hubiera esperado un poquito más su hijo tendría que haberle llamado abuelito, porque ser papá primerizo con 58 años de edad es como subirte por vez primera a una bicicleta a los 80.

Ni sabe la que le espera a “Enrique de Martino” con las desveladas y cambiadas de pañales. Ese es deporte extremo, no lo de andar a caballo o las largas jornadas de trabajo. Va a descubrir músculos en su cuerpo que ni en todos los años en el gimnasio le habían detectado.

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