Es el eterno acompañante de cualquier comida, ya que, con un solo toque es capaz de añadir sabor, gusto y excelencia a cualquier platillo. Por ejemplo, pensemos en una rica pasta espolvoreada con parmesano. Y en solitario, puede ser el rey de la reunión, como cuando encanta en una tabla de madera acompañado solo de uvas frescas y un buen vino.

Se trata del queso, ese producto derivado de la leche que, según la leyenda, surgió en el Medio Oriente, varios años antes de Cristo, cuando un comerciante recorrió el desierto guardando un poco de leche en un recipiente hecho con el estómago de un cordero. Cuál sería su sorpresa cuando, al llegar a su destino, vio que debido al cuajo del recipiente y a las altas temperaturas, la leche se había convertido en un producto sólido… ¡había nacido el queso!

Así, los primeros quesos, parecidos al requesón actual, se han encontrado en las pirámides de Egipto. También aparecieron en Mesopotamia, donde se encontró un friso sumerio dedicado a la diosa Ninhursaq que ya mostraba las fases de la producción de este noble producto.

Posteriormente, empieza a aparecer en la Antigua Grecia, ya mezclado con otros ingredientes, como harina, miel, aceites y pasas. De allí, la cultura helena la heredó, como muchas otras cosas, a los romanos, quienes le aportaron otros sabores con hierbas de olor, pimienta y frutos secos.

En la Edad Media, ya era un producto muy difundido en todo el mundo gracias a las invasiones de los pueblos bárbaros y a las cruzadas, llegando a convertirse en un producto muy apreciado por la economía.

Para el Siglo XIX, ya se consideraba al queso como un manjar refinado, y en 1815, se funda en Suiza la primera fábrica industrial. Pero sería en Estados Unidos en donde se convertiría en todo un negocio. Imaginen, por un momento, en las hamburguesas sin queso, por favor, ¡impensable!

Hoy por hoy, el queso, en mil y una formas, está presente en casi todos los países y mesas. Es versátil, juguetón, sabroso, durable, poderoso y casi al alcance de todos los presupuestos. Su aroma nos acompaña siempre, ya sea en una simples quesadillas o hasta en un refinado fondue.

¿CÓMO SE ELABORA?

Aunque existen muchos tipos de quesos, el proceso básico es bastante parecido en todos los casos.

Recolección de la leche

Aquí es donde todo comienza. De la calidad y frescura de la leche dependerá un buen queso. Ya sea de vaca, oveja, cabra o búfala, siempre debe someterse a estrictos controles de calidad para evitar las bacterias dañinas.

Pasteurización

Se trata del calentamiento de la leche a ciertas temperaturas y por cierto tiempo para asegurar la calidad del queso. No aplica para el queso fresco.

Cuajado

Es cuando se añaden diversas enzimas para fomentar el coagulamiento de la leche y formar la cuajada, base del queso. Posteriormente, se separa ésta del suero.

Moldeado

Se coloca la cuajada en moldes específicos para darle la forma que se requiera: redonda, cuadrada, ovalada, dependiendo el tipo de queso.

Salado

Se agrega sal a esa mezcla, o alguna solución salina que actúa como conservante y ensalza los sabores.

Maduración

Se deja reposar en una cámara especial con condiciones de humedad y temperatura. Esto proceso, dependiendo del tipo de queso, puede durar desde semanas hasta años.

¿CUÁNTA LECHE PARA HACER UN KILO DE QUESO?

Depende de la clase, pero se requieren aproximadamente 10 litros de leche para producir un kilogramo de queso. Los quesos cremosos pueden requerir muchos litros más.

LOS MÁS DESEADOS

Brie

Viene de Francia, es muy suave y untuoso y se elabora con leche de vaca, a la cual se le deja reposar un mes aproximadamente.

Camembert

Es originario de Normandía, tiene un sabor suave, dulzón y un poco a mantequilla. También viene de Francia.

Cheddar

Típico de Inglaterra, se elabora con leche de vaca. Es un queso de pasta dura y textura ligeramente quebradiza.

Edam

Característico por su color amarillo, es originario de Holanda. Elaborado con leche de vaca, no es duro ni blando y tiene un sabor un poco salado.

Emmental

Uno de los quesos suizos más conocidos, se elabora con leche de vaca y se caracteriza por sus gruesos agujeros en el interior.

Gouda

Su nombre hace referencia a la ciudad holandesa donde nació: Gouda. Elaborado a partir de leche de vaca, es de color amarillo y de sabor suave y agradable.

Gruyere

Su nombre corresponde al pueblo suizo de Gruyere, de donde es originario. De corteza amarilla, tiene un sabor dulce y un poco afrutado. Elaborado con leche de vaca.

Mozzarella

La mozzarella es un queso fresco elaborado a base de leche de vaca, típico de Italia. De sabor muy suave sirve para acompañar las pizzas.

Parmesano

Uno de los quesos italianos más reconocidos alrededor del mundo. Elaborado a partir de leche de vaca, su aroma y su sabor son inconfundibles. Es difícil cortarlo con cuchillo, pues tiene una textura quebradiza.

Roquefort

De la población francesa de Roquefort, se elabora con leche de oveja. Su textura hace que se rompa en pedazos pequeños; de sabor fuerte y salado.

VALOR NUTRICIONAL

Es una fuente importante de calcio (importante para el funcionamiento del sistema nervioso y muscular), vitaminas A y D, y proteínas, en un grado superior a la leche. También contiene mucha vitamina B, ideal para el buen funcionamiento del cuerpo. Sin embargo, hay que tener cuidado con su consumo, pues presenta muchas grasas saturadas… ¡Ni modo!

Información: Fernando Toledo
FUENTE: “La Historia del Queso”, Universidad de Palermo, Italia; “La Historia y Evolución del Queso”, Iberconseil, Madrid, España.
Fotos:
Freepik y Canva.

Edición y diseño: Rodolfo G. Zubieta
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