José Luis Vásquez, quien hace poco había dejado el Ejército mexicano, es uno de los sobrevivientes de esta tragedia en Texas, Estados Unidos.
El hombre de 31 años es originario de una remota comunidad de San Miguel Huautla, en Oaxaca, donde un aparato telefónico es el único que utilizan varias familias para saber del mundo exterior.
Aquilino Guzmán, su tío, sólo supo que saldría a buscar una mejor oportunidad económica, pero no la ruta que tomaría hasta acabar deshidratado, a punto de la muerte, y ahora en un hospital.
“Supongo que era la misma (historia) de siempre. Mejores oportunidades”, expresó Guzmán a Reuters.
La última vez que Flores llamó a su familia fue el 19 de junio, cuando les dijo que ya había cruzado la frontera y se escondía en una casa en Texas.
“Me avisó porque él iba en búsqueda de una mejor vida”, aseguró su madre, Virgilia López.
Su familia ahora espera ansiosamente la noticia de que no sume a la cifra de 27 mexicanos muertos: al mismo tiempo, el Gobierno de Oaxaca está buscando una visa humanitaria para que la madre de Vásquez esté con su hijo mientras se recupera en Texas.