‘Es una cosa fea’
Anselmo Oviedo Medina, de 50 años, ha pasado toda su vida en la comunidad El Venadito y expresa que lo sucedido la madrugada del jueves 20 de junio superó todas las tormentas y huracanes pasados.
“Esta vez fue una cosa muy feísima”, expresa Anselmo. “Aquí se juntan dos arroyos… y el ruido del aire, el ruido de la corriente, es una cosa muy fea. En este ciclón vivimos una cosa más fea, más peligrosa.
“Y luego, sin ver en la noche, ya no duermes: ya nada más estás esperando que amanezca y luego se oyen los derrumbes donde se caen pinos, árboles”.
Ante esta tragedia, los pobladores se unieron para despejar los caminos en carreteras y abrir paso hacia Saltillo para, en caso de una emergencia, pedir auxilio.
Anselmo cuenta que se apoyaron con retroexcavadoras de agricultores de la comunidad.
El domingo el Alcalde de Santiago, David de la Peña, informó que con apoyo del Gobierno de Coahuila abrieron paso con equipo pesado desde Arteaga hasta San José de las Boquillas.
Los daños en la sierra ascienden a 700 millones de pesos, indicó el Edil, por lo que urge al Gobierno estatal a atender esta emergencia.
Abrirse paso

Alejo Peña, de 74 años, es un jornalero que atraviesa caminos de montes con gran vitalidad. Vive en Potrero Redondo y amarró un poste de luz a una cabaña para evitar que se cayera.
“Viene la gente y nos pagan los paseos, los caballos, por eso estamos muy apurados, no hay nada ahorita”, dice el hombre, ya de regreso a su casa con una despensa que recibió del Gobierno municipal.
Raúl Salazar Contreras es profesor de la Secundaria Abel Quezada, en Laguna de Sánchez.
Desde hace cuatro años vive en una comunidad cercana llamada El Tejocote y su casa está al lado de un arroyo.
“Los ríos que estaban pequeños se hicieron enormes y por eso el Cañón de San Isidro está destrozado, porque fue demasiada el agua que corrió”, expresa.
“Piedras que en nuestra vida nos imaginamos ver en el camino, unos pozos inmensos que hizo. Estuvo muy catastrófico”
El profesor toma una llamada telefónica desde la secundaria donde recientemente instalaron una planta de luz y ahora pueden conectarse para tener internet un par de horas.

Junto con más pobladores, el profesor Raúl se unió el domingo para abrir el camino hacia Saltillo. Dice que el Gobierno de Santiago les mandó diesel en helicóptero para el uso de una retroexcavadora de un habitante de la comunidad.
“Al menos ya hay acceso mínimamente a Saltillo, que era lo que nos preocupaba por alguna emergencia médica. ¿Para dónde íbamos a salir si literalmente estábamos encerrados?”.
“Lo que nos mortifica ahorita bastante y sí necesitamos es la energía eléctrica”.
Pobladores esperan que pronto puedan abrirse todos los caminos de Santiago. Por lo pronto dan, una vez más, ejemplo de resiliencia y de solidaridad en la adversidad.
Papá primerizo y rescatista 24/7

Luis Antonio Tolentino Martínez, de 26 años, es comandante de turno de Protección Civil de Santiago y se convirtió en papá el pasado sábado 15 de junio con el nacimiento de su primer bebé, Luis Jared.
La emergencia de la tormenta Alberto lo hizo ausentarse de casa a los dos días de nacido de su hijo.
“Desde el día martes de la semana pasada no he regresado a mi casa”, contó ayer por la mañana vía telefónica desde el helicóptero de Protección Civil de Santiago, antes de volar a otro punto de la sierra para llevar víveres.
Ha estado 24/7 coordinando labores de apoyo para las más de mil 800 personas afectadas de la Sierra de Santiago.
“Hoy es el primer día que voy a ver a mi bebé después de los dos días de nacido”, agregó Tole, como lo llaman, ya que pidió permiso para verlo en la tarde porque tenía cita con el pediatra.
Originario de Santiago, se sumó como voluntario a la corporación a los 13 años de edad, luego de un accidente en moto que lo dejó tres meses sin caminar. Cuenta que se sintió inspirado por los rescatistas que lo ayudaron.
“Se está tratando de dar todo en las zonas afectadas”, comenta, “dialogar con la gente, tratar de que no entren en pánico.
“Son mis labores, es mi trabajo”, recalca al preguntarle sobre los sacrificios que también conlleva su labor.
“Sí le es un poquito pesado a mi esposa ahorita con el bebé, y antes que no estaba con el bebé también era un poquito pesado, porque duramos 15, 20 días a veces sin vernos cuando me dedico a las emergencias de lleno en estas situaciones”.
Su trabajo le apasiona, comparte, y cada mañana piensa en su familia como su motor para salir adelante.