Hay que llegar hasta allí para entender que el nombre de esa región vitivinícola, al noroeste de Portugal, hace honor al fértil paisaje que enmarca las vides y derribar, de una vez, el mito de que la apelación “verde” refiere a la juventud de sus vinos.

En las colinas enmarcadas por los ríos Duero y Miño, entre tupidos limoneros, naranjos en flor, árboles centenarios, trepadoras glicinas, rosadas peonias… crecen los frutos que se fermentan y embotellan en vinos con sorprendente acidez, mineralidad y estructura.

Demarcada en 1908, aunque la Denominación de Origen Vinho Verde es ampliamente conocida por sus blancos con ligera aguja y bajo volumen alcohólico, los 45 varietales arraigados en suelos de granito y esquisto se embotellan, igualmente, en tintos, rosados, espumosos y aguardientes.

Aventurarse por las nueve subregiones que conforman esta D.O. –Amarante, Ave, Baião, Basto, Cávado, Lima, Moção a Melgaço, Paiva y Sousa– concede al paladar diversidad gustativa con blancos joviales y plenos de fruta, tintos potentes, espumosos festivos…

La curiosidad enófila se aviva al encontrar, entre frondosos paisajes, pluralidad de uvas autóctonas. Entre las blancas brillan especialmente Alvarinho y Loureiro, seguidas por Avesso, Azal, Arinto y Trajadura. Las tintas están abanderadas por Vinhao, Espadeiro, Padeiro, Amaral, Alverelhão y Borraçal.

Ciertamente, la mejor manera de aprender sobre vinos es viajar al origen, dejar que la insolación y los vientos inunden los pulmones entre viñedos, que al calzado se adhieran trazas del suelo. Descubre seis paradas para tu próxima travesía enófila por Vinho Verde:

En cifras

  • 6 mil hectáreas de viñedos 
  • 9 subregiones
  • 16 mil viticultores
  • 370 productores
  • 1400 marcas de vino
  • 45 variedades de uva
  • 80 millones de litros la producción anual

Bodegas

Quinta do Ameal

Subregión: Valle de Lima
Enólogo: José Luís Moreira da Silva

El sitio idóneo para un entendimiento profundo de la uva autóctona Loureiro y sus expresiones derivadas de suelos graníticos, diversas alturas, parcelas únicas y diferentes métodos de vinificación.

Lo que en 1990 era una granja de producción de lácteos, ocho años después apostó por la producción de blancos de calidad y con capacidad de envejecimiento.

Sus 30 hectáreas, 14 destinadas al viñedo y 8 de bosque, regalan espacios para la contemplación y el disfrute. Apetece disfrutar su Ameal Reserva con el cauce del río Lima o el susurro de castaños bicentenarios como música de fondo.

La espléndida y apacible quinta, cuya historia se remonta a 1710, ofrece dos casas acondicionadas con todas las comodidades para el turismo y su programa de actividades incluye catas, descenso o caminata por el río y paseos en bicicleta.

  • ¿Qué probar?

Ameal Reserva. Prueba de calidad y capacidad de guarda. Sus frutos provienen de una sola parcela; pasa 12 meses en roble francés. Ofrece complejidad aromática, volumen y permanencia en boca.

Ameal Solo Único. Con paso sobre lías finas, en acero inoxidable y huevos de hormigón, durante 8 meses. Sus aromas son predominantemente cítricos, es vibrante, con textura y profundidad.

Quinta de Soalheiro

Subregión: Moção a Melgaço
Enólogo: António Luís Cerdeiras

Su nombre significa soleado y es el lugar para entender, a todas luces, el abanico de posibilidades que la Alvarinho obsequia a los sentidos. Es pionera y punta de lanza en lo que a esta cepa refiere, con viñedos enraizados desde los 50 hasta los 400 msnm. 

En 1974, João António Cerdeira apostó plantar, en Melgaço, una parcela completa como viñedo continuo; hoy, la tercera generación de su familia preserva un legado con certificación orgánica, prácticas sostenibles y profundo entendimiento del varietal.

La bodega aprovechó la pandemia para renovar instalaciones bajo un enfoque enoturístico. En su portafolio hay experiencias de sobra: seis de cata, con vinos naturales, premium o de 40 aniversario; cuatro de maridaje, con cocina ancestral, tradicional…

Proyectos alternos, como la elaboración de aromáticas tisanas con cosechas locales, la crianza de cerdos bísaros y las delicias que, a partir de ellos, se preparan en el ahumador Quinta da Folga dan cuenta de la visión holística de Soalheiro.

  • ¿Qué probar?

Primeras Vinhas. Para beber historia; procede de las vides que dieron nacimiento a la bodega. Mineral, con aromas de fruta madura y especias, acidez fresca y gran cuerpo.

Granit. Su nombre lo dice todo, es el feliz descubrimiento de la mineralidad en boca. La cara menos frutal y más ácida del Alvarinho de montaña. Crujiente y elegante.

Quinta da Lixa

Subregión: Sousa
Enólogo: Carlos Texeira

Correr las cortinas de la habitación y contemplar los viñedos bañados por el amanecer es rozar el nirvana. Así ocurre en el hotel Monverde, cuyas instalaciones son un sueño para cualquier amante del vino. La estadía transcurre entre tratamientos de spa, paseos en bicicleta, picnics, pintura con vino y delicada gastronomía portuguesa.

Bajo el paraguas de la familia Meireles y esparcidas en seis quintas, hay 105 hectáreas de viñedos; este placentero alojamiento es el corolario de su propuesta enoturística.  

Detrás de sus vinos, multipremiados y exportados a decenas de países: Carlos Teixeira, uno de los enólogos más experimentados de esta D.O.

Para una experiencia completa, habrá que viajar algunos kilómetros del hotel a la bodega, cuya sala de cata, concebida bajo la firma del arquitecto Fernando Coelho, ofrece diseño vanguardista y una espectacular vista de los viñedos.

  • ¿Qué probar?

Trajadura. Son escasos los monovarietales de esta uva; éste sólo se produce en buenas añadas. Se trata de un vino delicado, fresco, frutal y equilibrado.

Pét-Nat Morgado da Vila. El primer Pét-Nat certificado de Vinho Verde. Elaborado de Alvarinho y Loureiro presume aromas afrutados, volumen y complejidad.

Quinta Santa Teresa

Subregión: Baião
Enólogo: Fernando Moura

Allí donde Vinho Verde hace frontera con Duoro se encuentra esta finca, establecida en 1991. Sobrecoge al espíritu la vieja viña de Avesso que da comienzo al recorrido: ¡en su savia corren 200 años de arraigo a la tierra!; maravillan al ojo las extensas terrazas de suelos graníticos.

Entre los atractivos a primera vista: los clásicos azulejos portugueses de tonalidades cobalto que decoran el exterior de la casa principal, jardines, espejos de agua y una moderna sala de cata con vista panorámica.

Quinta Santa Teresa, que forma parte del proyecto A&D Wines, representa una oportunidad de descubrir las profundidades de la uva Avesso. Favorecida por el microclima, se ha convertido en la joya de esta bodega con filosofía sostenible y certificaciones orgánicas, ecológicas y veganas.

En sus vinos de mínima intervención se descubren la notable acidez, la rica paleta aromática y la capacidad de evolución de esta peculiar cepa.

  • ¿Qué probar?

Esculpido. De viñas viejas y fermentado en barricas de roble, es un vino para entender la complejidad, elegancia y potencial que pueden lograrse a partir de la uva Avesso.

Monólogo Avesso. La línea Monólogo está hecha de parcelas seleccionadas. Este es un vino delicado con aromas cítricos y excelente acidez.

Quinta Aveleda

Subregión: Sousa
Enólogo: Fábio Giroto

Al cruzar su umbral se entra en una fantasía habitada por musas y delineada por el cantar y el tornasolado colorido de los pavorreales. Dignos de cuento de hadas, sus jardines, arquitectura, antigua cocina y vieja bodega merecen apreciarse con detenimiento.

Son cinco generaciones de la familia Guedes las que han construido, a lo largo de 150 años, la historia de esta bodega cuya fama ha trascendido fronteras –está presente en más 70 países– y suma 367 hectáreas de viñedos.

En el apartado enológico, tradición e innovación se encuentran cara a cara. Su Casal García, un vino joven con aguja ligera, es por todos conocido, pero en el portafolio hay mucho por explorar, ya sea por cepa, en monovarietales, o en etiquetas que ponen el foco en suelos o parcelas.

Las experiencias enoturísticas son confeccionadas a medida, pero el descorche entre sus ocho hectáreas de jardines, habitadas por más de un centenar de especies, árboles centenarios y raros ejemplares, es un imperdible de la visita a Vinho Verde.  

  • ¿Qué probar?

Manoel Pedro Guedes. Un ensamble de las mejores parcelas de Alvarinho y Loureiro, para rendir homenaje al fundador de la bodega. Mineral, untuoso y pleno de aromas.

Solos. Dos etiquetas se producen bajo esta línea: Solos de Granito y Solos de Xisto; su comparativo dará muchas luces sobre la expresión del Alvarinho en cada tipo de suelo.

Quinta da Raza

Subregión: Basto
Enólogo: Pedro Campos

Desde su terraza, con el Monte Farinha y el Santuario de Nossa Senhora de Graça, de frente, pueden apreciarse las 50 hectáreas de viñedos extendidas por suelos graníticos y franjas de arcilla con esquisto e influenciadas por el río Tâmega.

Cinco generaciones de la familia Teixeira Coelho respaldan la historia de esta bodega en la que aún se percibe la calidez de ese legado transmitido de padres a hijos, hoy en manos de Diogo Texeira.

En Quinta da Raza puede explorarse destacable diversidad de etiquetas –blancos, rosados, tintos y espumosos– y variedades: Azal, Arinto, Alvarinho, Trajadura, Avesso, Padeiro y Vinhão.

Recién estrenaron una linda sala de cata de cara a los viñedos y en su catálogo enoturístico hay desde catas y maridajes hasta picnics, rafting en el río Tâmega, montañismo y paseos en buggy 4X4. También puede solicitarse una visita al corral de gallinas y al huerto orgánico.

  • ¿Qué probar?

Dom Diogo Azal. Un vino fresco para acercarse a la tipicidad de esta uva y sus aromas de limón, manzana verde y lemongrass.

Dom Diogo Vinhão. Para introducirse a los tintos de Vinho Verde y a una de las cepas consentidas en su vinificación. Seco y con aromas a frutas del bosque.

Información: Teresa Rodríguez
Fotos: Cortesía de las bodegas y Teresa Rodríguez
Edición: Fabiola Meneses
Síguenos en @reformabmesa