Exactamente un año después de haber debutado como escritora, en el día de la Revolución Mexicana, Ana Martorell presentó su segundo libro que es un homenaje a la salsa nacional por excelencia, el mole.
Apoyada por varias personas, entre éstas Enrique Olvera, quien escribió el prólogo, la chef creó la obra literaria “La Verdad a través del Mole”, la cual plasma la historia, orígenes, fotografías y recetas de este alimento.
“¡Lo logré! Comparándolo con el primero, éste pasó por un camino más cansado, pero más gratificante; fue un proceso caprichoso, sin duda, dedicado a México, el lugar que me vio nacer y me verá morir”, compartió la esposa del empresario Juan Manuel Valle.
“Enrique me dijo ‘esto es un vicio, como los tatuajes, una vez que haces el primero, le siguen otros’, y así, ya tengo tres tatuajes y dos libros; mi meta era hacer sólo uno y veme, aquí con este nuevo proyecto terminado”.
El restaurante Aida, propiedad de Ana, fue la sede del evento, en donde cerca de 80 sibaritas, algunos convocados por Josemaría Torre, se dieron cita para vivir una experiencia culinaria de más de tres horas.
“Es una fregona, siempre cobijaré y aplaudiré sus proyectos porque me gusta mucho lo que hace, respeta tradiciones, al mismo tiempo que le saca jugo a nuestro folclor, todos sus sabores son brutales, una locura”, mencionó el actor y diseñador de modas, Josemaría.
Al ritmo del “Huapango de Moncayo” comenzó el deleite a los sentidos y al corazón, pues la anfitriona tomó el micrófono para dedicarle a su mamá, Ana María Gutiérrez, su primera creación, el mole blanco, mientras éste era repartido a los comensales con una copa de tequila Patrón.
Cada uno de los ocho platillos diferentes tuvo un padrino, entre ellos José Antonio Meade, quien presentó el mole de quelites.
“Me sentí muy honrado de que una gran embajadora nacional me invitara a hacerlo, la felicito por plasmar nuestros valores y talento; esta cata fue una experiencia única, profunda y creativa”, comentó el economista.
Luego de que los asistentes comieron con tortilla y sin cubiertos cada una de las salsas, llegó el último plato, el mole de tortilla, considerado el postre del menú por su sabor dulce, acompañado de chocolate.