Al pensar en arrecifes de coral mexicanos es común que vengan a la mente imágenes del Caribe o del Mar de Cortés. Otros menos conocidos son los del Sistema Arrecifal Veracruzano (SAV), cuya riqueza de biodiversidad dejo sin aliento a la fotógrafa subacuática Valeria Mas, así que emprendió un proyecto de 10 años para retratarlos y darlos a conocer mediante un libro: “Arrecifes de Veracruz. Tesoros sumergidos”.

“Cuando hablábamos de arrecifes, toda la gente me hablaba del Caribe y Cozumel. Sí, son fantásticos, pero yo veía que hacía falta una visibilización importante (del SAV) y que la gente conociera la importancia que tienen sus arrecifes”, comentó al presentar su obra en el Pabellón Nacional de la Biodiversidad del Instituto de Biología de la UNAM.

A los 17 años, Mas conoció el SAV mientras realizaba prácticas de certificación de buceo. A decir de la integrante de la Alianza Mexicana de Fotografía para la Conservación (AMFC), mayo y junio son los mejores meses para visitarlo por la claridad y tranquilidad del agua.

Comenzó a idear su libro en 2013 tras ganar un concurso de fotografía en Veracruz. Quiso desde entonces “regresarle algo al mar”. A lo largo de los años visitó de día y de noche varios de los al menos 28 arrecifes que conforman tal sistema arrecifal, el más grande del Golfo de México. Su edad se calcula en aproximadamente 10 millones de años.

Alguna vez nadaron por sus aguas los reyes del mar: mantas, meros, pargos, rayas y tiburones. Ahora escasean porque desde el arribo de los españoles, el SAV ha experimentado un “maltrato sistemático” por parte de la civilización humana, considera Mas.

Sus corales fueron saqueados para construir el fuerte de San Juan de Ulua y la Catedral de Veracruz, apuntó Mas en el libro. Siglos después siguen en riesgo. Ahora por megaproyectos como la ampliación del Puerto de Veracruz y el gasoducto Puerta al Sureste, agregó en la presentación.

“Aunque dicen que están haciendo todas las medidas posibles para no impactar a los arrecifes, la realidad es que las grandes cantidades de sedimento que provocan estas grandes construcciones sí están afectado y van a afectar a los arrecifes cercanos, que ahorita están todavía en un buen estado de salud”, advirtió en el evento organizado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Además, alrededor de 300 embarcaciones salen cada mañana al mar a practicar pesca artesanal, dijo en el recinto universitario. Como consecuencia, se ha reducido la abundancia de múltiples especies, sobre todo las de talla mediana y grande, se lee en el escrito.

Otras amenazas son la contaminación, las especies invasoras y el cambio climático porque los corales son muy sensibles a las alteraciones en la composición del agua y de temperatura.

A pesar de todos los desafíos que enfrenta, en el SAV es posible ver formaciones de más de 30 metros de altura desde el fondo arenoso. Son “catedrales vivientes” porque están rodeadas de corales vivos y otros animales, entre calamares, peces loro y tortugas golfinas o loras.

“Contar con un ecosistema marino sano es nuestro derecho; comprometernos con su conservación, nuestra obligación”, escribió Mas.

Fuentes: “Arrecifes de Veracruz. Tesoros sumergidos” y Programa de Manejo del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano
Edición: Tonatiúh Rubín
Fotografías: Cortesía de Valeria Mas
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