Alma intrépida: Alberto 'Zyrho' Morales / Foto de Rodolfo Lasso

Una de las personalidades que se han granjeado un lugar muy especial en la sociedad tapatía es Alberto Morales, mejor conocido como “Zyrho”.

Es ingeniero químico de profesión, pero su paso por el Club Alpino del Instituto de Ciencias (CAIC) y sus aventuras recorriendo el mundo a pie, lo han transformado en alguien muy estimado en Guadalajara.

Cuando se le pregunta cómo definiría al senderismo, una de sus grandes aficiones, responde que es algo muy simple.

“Para mí, es tener ganas de caminar”, dice “Zyrho”. “El senderismo es muy saludable, y yo creo que todos lo pueden hacer. De hecho, es el último deporte que podré hacer, porque a mi edad (62 años), no todo mundo puede correr, pero caminar sí”.

Retrato de “Zyhro” que fue tomado mientras subía el Popocatépetl; tenía 16 años de edad. / Foto de Cortesía

“Zyrho”, quien nació en Querétaro, pero se vino a vivir a Guadalajara cuando tenía 5 años de edad, añade que caminar es una pasión que ha tenido toda su vida, ya que siempre ha necesitado moverse.

Su papá también practicaba el senderismo, y como era una persona muy solitaria, se llevaba a su familia a lugares donde no hubiera gente, como bosques, ríos y lagos.

“Era padre porque ahí nosotros caminábamos”, recuerda “Zyrho”. “A mí me gustaba porque sentía que lo traía en la sangre. Para mí fue fantástico cuando me fui a caminar solo a los 15 años. Era como un camino a la libertad, y como lo hago desde niño, en la primaria aprendí por dónde sale y se mete el Sol. Es una manera súper fácil de orientarse”.

Esta afición lo condujo a descubrir otras pasiones, el escalamiento y el alpinismo, deportes que le trajeron varios triunfos a lo largo de su vida.

Su club

Cuando “Zyrho” descubrió al CAIC, supo que estaba en el lugar correcto.

“Yo soy un escalador nato”, comparte. “Fue un mundo en donde yo me identifiqué. Como dice Alejandro Murueta, ‘yo no sé si el CAIC fue hecho para el “Zyrho”, o el “Zyrho” fue hecho para el CAIC'”.

Al recordar cómo se entregaba por completo a las excursiones que organizaba tal Club, aprovechó para aclarar que el montañismo no es lo mismo que senderismo, aunque ciertamente hay que caminar para llegar a los puntos en los que se va a escalar.

“Pero para eso (escalar) ya se ocupa otro equipo y aptitudes, porque ya te vas a subir a una pared”, explica “Zyrho”. “De hecho, no existía la palabra senderismo en ese entonces.

Éramos alpinistas, aunque sí hacíamos mucho senderismo.

“Nuestra idea era ir al Popocatépetl, al Iztaccíhuatl, al Pico de Orizaba, entre otros, a las grandes. Pero sí caminábamos, y eran caminatas fuertes”.

Grupo del CAIC con el que “Zyrho” subió por el Mont Blanc en 1975. / Foto de Cortesía

Cuando “Zyrho” tenía 16 años, el CAIC estuvo en riesgo de desaparecer, pues algunas personas decían que no producía dinero y solo generaba problemas.

“Llegó un punto en el que los jesuitas pensaban que éramos chiquillos desorientados”, confiesa “Zyrho”. “Así que hubo un ultimátum: si en 15 días no formaban una asociación civil, se acababa el Club.

“Logré entregar el acta con los nombres de notarios, abogados y hasta fundadores del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), y se quedó. Hasta décadas después entendieron el beneficio que tiene el Club, y ahora sí lo apoyan y reconocen. Fíjate la fuerza que tiene el CAIC, y el senderismo y alpinismo”.

Luego de esos trámites, “Zyrho” fue elegido democráticamente como presidente del CAIC por cuatro años, tiempo que recuerda como una gran experiencia.

Trotamundos

“Yo no sé si la idea nació conmigo, o yo nací con la idea, pero desde chiquito sabía que iba a viajar”, comparte “Zyrho”. “El CAIC me alimentó la idea. Siempre he sido aventurero, y todo lo que es adrenalina, ahí estaba, entre más peligroso, ahí estaba. Y mira que nunca me rompí nada, por suerte”.

Y no solo eso: tampoco se enfermó, ni comió algo venenoso, ni fue picado o atacado por animales peligrosos durante sus muchas travesías.

Pero eso sí, ha vivido todo tipo de aventuras en los viajes que ha emprendido a lo largo de toda su vida.

Amigos “caicos” en la punta del Kala Patthar, montaña de 5 mil 643 metros ubicada en Nepal; al fondo se alcanza a ver el Everest. La foto data del año 2000. / Foto de Cortesía

Algunas de sus anécdotas más memorables son haberse ido por autoestop a Tierra del Fuego, ubicada en el extremo sur de Argentina; viajar en tercera clase en un tren de Sudáfrica durante el Apartheid; orientarse mediante los cuerpos celestes en la Amazonia, en una época en la que no había rutas específicas dentro de ese bosque tropical; acampar en ropa interior en Uruguay durante una lluvia que lo dejó hundido en 15 centímetros de agua, y ser seguido por un tigre en Panamá.

En Brasil recorrió una de las rutas más largas: caminó mil 300 kilómetros siguiendo la playa durante poco más de un mes; a veces pasaba una semana en la que no se topaba con ningún otro ser humano, y también hubo ocasiones en las que el agua natural escaseaba.

“Pero me trepaba a las palmeras de hasta 5 metros para bajar cocos”, recuerda “Zyrho”. “Eso sí, me arriesgué varias veces a que me dieran un tiro, porque hay robacocos profesionales en Brasil”.

En ese país de América del Sur, “Zyrho” llegó a caminar descalzo y a parecer vagabundo, y así evitó que lo asaltaran en distintas ocasiones.

Otro lugar en el que anduvo sin zapatos fue Nueva Zelanda, nación que considera muy padre para recorrer, particularmente por sus parques nacionales y porque está despoblada. Particularmente recomienda visitar su Isla Sur, porque tiene una cordillera muy bonita.

En esas jornadas, “Zyrho” cargaba una mochila y una tienda de campaña que él mismo cosió, cosas que no representaban mucho peso.

Su top

Cuando se le preguntó a este explorador cuáles eran los mejores viajes que había realizado para entregarse al senderismo y alpinismo, eligió los siguientes cuatro:

La Patagonia en Argentina / Foto de Archivo

1. Patagonia
En el lado argentino de esta región, “Zyrho” caminó solo por días enteros durante un verano.

“Había unos paisajes con lagunas, prados multicolores llenos de flores, bosques y montañas llenas de nieve”, recuerda. “Yo andaba maravillado porque es fantástico ese lugar, y lo más padre es que no hay gente. Era todo tuyo por días. Es una zona muy padre”.

Los Himalayas / Foto de Archivo

2. Himalaya
“Para los que somos montañistas, los Himalayas son la catedral”, afirma “Zyrho”, “estás parado a 5 mil 800 metros, que es la altura del Pico de Orizaba, y todavía estás viendo para arriba. Y son unas cadenas gigantescas, y son bellísimos los paisajes ahí en toda la Cordillera”.


Añade que él considera que lo que se hace en el Monte Everest es senderismo, porque a pesar de que llegó a estar cerca de los 6 mil metros, había poca nieve, de modo que no necesitó equipo especial.

Un rincón del Amazonia / Foto de Archivo

3. Amazonia
“Ahí las caminatas son más difíciles y complicadas”, expresa “Zyrho”. “Pero es un mundo que no te imaginas. Hay árboles de 100 metros, y aunque hay animales venenosos, es un lugar increíble para caminar”.

Otras de las cosas que hicieron memorable su experiencia en este bosque es que cuenta con cientos de frutas nuevas, y que ahí llegó a cruzar ríos en los que había pirañas y cocodrilos.

Blanca Álvarez, esposa y compañera de aventuras de “Zyhro”, en Nueva Guinea Occidental. La imagen fue captada en 2004. / Foto de Cortesía

4. Nueva Guinea Occidental
Esta zona es inhóspita, ¡y en ella hay personas que aún practican el canibalismo!, pero le resulta especial porque es uno de los sitios más exóticos que ha visto en su vida.

“Esta la pondría como número uno en caminatas”, dice, “pero eso sí, fue la más pesada porque había mucho pantano, y el lodo me cubría hasta la rodilla. Y es importante que un guía te cuide verdaderamente”.

“Zyrho” tardó una semana en encontrar un guía confiable y muy bueno, no como otros “canijos” que, a medio camino, les dicen a a los exploradores que les deben pagar más dinero o los dejarán solos para que se los coman.

Hombre de familia

¿Cómo balancea “Zyrho” su vida profesional con su amor por el senderismo y el alpinismo? Él explica que, afortunadamente, hizo un negocio que puede mantenerse solo, por lo que no interfiere en sus caminatas y viajes.

¿Y cómo encajan sus pasiones deportivas en su vida personal? “Zyrho” responde que él siempre supo que a su compañera de vida tenía que gustarle caminar, y para su fortuna, hace 20 años conoció a Blanca Álvarez, quien, además de convertirse en su esposa y madre de sus hijos, es también su camarada en caminatas, escaladas y viajes.

Se vieron por primera vez cuando Blanca se unió a un grupo de caminantes, y el primer viaje que hicieron juntos fue al K2, ubicado en el Himalaya.

“Es la segunda montaña más alta”, relata “Zyrho”, “y fue una caminata fuerte, porque andas cerca de los 6 mil metros, acampando a esa altura, yendo entre grietas y glaciares, y pues no es para cualquier persona, ya que es muy pedregosa y tienes que tener buenas rodillas y tobillos, porque todo el tiempo vas pisando chueco”.

“Zyhro” con su hijo Julio en el Volcán de Tequila, en 2006. / Foto de Cortesía

Hoy en día, “Zyrho” disfruta acampar con su familia, ya que les hace bien y ya no le gusta viajar solo. Eso sí, comparte que, si por él fuera, saldrían todas las semanas, porque es algo que lo desestresa y relaja, pero para Blanca es ideal solo ir una vez al mes.

Ambos necesitan estar en espacios verdes con aire limpio y silencio, tanto para ellos como para sus dos hijos, Julio y Héctor Morales Álvarez.

“Te pones a pensar que un adolescente necesita moverse”, dice Blanca, “necesita socializar y medir sus límites, asumir sus responsabilidades, cuidar de sus cosas. Lo cómodo y lo peligroso es estar en tu casa, desconectado de ti mismo. En el cerro lo que te puede pasar es que te rompas, que te caigas, que te canses, o que te dé frío”.

Algo que evidencia que “Zyrho” y Blanca heredaron a sus hijos la pasión por el senderismo es una propuesta que hizo Julio a las autoridades de su escuela: en una carta les pidió permiso para realizar una excursión al Bosque La Primavera, con la idea de emprender una caminata al aire libre que fomente la convivencia juvenil en un ambiente saludable y seguro.

“O sea, a mí se me cayeron los calzones con esa carta”, confiesa “Zyrho”, “pero Julio me preguntó si los apoyaba (siendo el guía), y pues ahí está: sí hay resultado. Él ya sintió el beneficio (del senderismo), y acaba de cumplir un objetivo que quiere compartir con sus amigos”.

La propuesta de Julio fue aprobada por las autoridades correspondientes, y la excursión se realizó el 21 de marzo de 2021.

Viajero empedernido

“Zyrho”, quien es un apasionado de todos los deportes, se describe como una persona un poco excéntrica y extrovertida, alguien optimista y alegre que está convencido de que la risa es un remedio infalible para todo mal.

Sobre su apodo, comenta que fue su amigo Víctor Esqueda quien se lo puso durante el primer día de primero de secundaria en el Instituto de Ciencias, debido a su facilidad para las matemáticas, la física y la química.

“A mí me gusta escribir así a mi apodo”, explica “Zyrho”, “porque ya que vi que iba a ser para toda la vida, al menos elegí cómo escribirlo”.

“Zyhro” en el Bosque Los Colomos en 2021 / Foto de Rodolfo Lasso

Cuando se le pregunta si piensa hacer una autobiografía, contesta que varias personas le han sugerido que lo haga, pero advierte que es una persona muy hiperactiva.

“Voy a empezar”, dice “Zyrho”, “lo quiero hacer. Muchos amigos me han dicho que escucharme les da entusiasmo. Y es que en el senderismo encuentras lugares que te ayudan a conectarte. “¡Chale, con qué frase acabé! El silencio, la soledad; sientes la belleza del universo que tenemos, y tiene una musicalidad el silencio, y te abrazas de la naturaleza. Es una belleza, y esto es producto del senderismo”.

Información: Carolina Herrera. Fotos de perfil: Rodolfo Lasso. Fotos de archivo: Cortesía. Locación: Bosque Los Colomos, @BosquesAMG