DE FRENTE AL FUEGO
Remolinos de fuego, árboles en llamas y rocas incandescentes que se desprenden del cerro es a lo que se enfrentan brigadistas que combaten incendios forestales, narra Cuéllar.
Al inicio sientes temor, no sabes si regresarás con vida, se mezcla con el cansancio de piernas que deben subir, el ruido de la gente trabajando; una vez arriba, se te olvida todo y te vuelves parte de ese grupo, se vuelve uno solo y tu energía y tu fuerza la pones en tratar de impedir que el fuego avance".
Otros peligros son el viento, que puede cambiar de dirección e incendiarte, o desconocer la ruta y quedar atrapado entre un precipicio y las llamas.
Alguna vez una de esas piedras le cayó en el pantalón a un amigo y se incendió, entre todos lo apagamos pero quedó con una quemadura".
EQUIPO Y TÉCNICA
El equipo básico que usan los brigadistas comunitarios para combatir el fuego es una escoba tipo araña de metal, una pala, paliacate en la cara y un casco.
Sin embargo, con el paso de los años y los incendios, han recibido equipo como donaciones de algunas organizaciones civiles preocupadas por el medio ambiente, por lo que algunas brigadas cuentan con:
- Mochilas de agua
- Cascos
- Guantes
- Uniformes
- Repelentes de fuego
- Lámparas
- Radios de comunicación
Hay quien no tiene nada de eso, generalmente personas grandes suben más que con un machete y abren una brecha dentro del bosque para que las flamas no avancen, cortan el combustible".
Esa es la estrategia principal para detener los incendios, de acuerdo con el brigadista: cortar la vegetación aislando el fuego.
LOS QUE SE QUEDAN ATRÁS
Además de la flora y la fauna, algunas personas han perdido su vida intentando salvar al bosque, contó, tal como pasó con dos jóvenes hace siete años, cuando quedaron atrapados en una zona conocida como el Paso del Aire.
Murieron dos cerca del Paso del Aire, jóvenes, combatiendo el fuego, alcanzados por un mal viento, no lograron salir de ahí; hace 15 años murieron personas del Ejército que vinieron a apoyar, ellos no conocían la zona y no pudieron escapar".
COMUNIDAD CONTRA EL FUEGO
Año con año, los cerros de Tepoztlán se incendian, por ello, dice Carlos, la comunidad siempre está lista para combatir el fuego.
Cuando hay un incendio pareciera que todos saben qué lugar ocupar, unos suben a combatir el fuego, otros son buenos para organizar desde abajo y otros para hacer la comida. En tiempo real, todos se coordinan, cuando se ve superficialmente sólo se ve a los brigadistas, pero en realidad es toda esta organización funcionando".
Aunque las autoridades piden a la gente no subir al cerro, el brigadista consideró que trabajar juntos podría acabar con el fuego más rápido, pues ellos conocen la zona y las instituciones tienen el equipo necesario.
Algunas brigadas realizan labores preventivas antes de la temporada de estiaje: hacen brechas en el bosque, suben agua a enormes cisternas y patrullan la zona.
CUANDO EL FUEGO SE APAGA
Ver un solo árbol en llamas es muy doloroso, los animales y los humanos podemos correr pero los árboles no, tienen que esperar a ver si son rescatados".
Después del incendio, señala, la tierra debe descansar al menos un año para que se regenere; después, es necesario plantar árboles nativos.
Debido a que muchas de las especies del lugar son endémicas, la reintroducción de flora y fauna debe ser asesorada por especialistas, finaliza Carlos.