
Un espectáculo de la naturaleza usado como metáfora de atracción fatal es el revoloteo de los insectos alrededor de luces artificiales porque, a pesar del peligro, parecen sentirse irresistiblemente atraídos hacia ellas.
Sin embargo, cuando vuelan en torno a fuentes de iluminación durante la noche en realidad están confundidos, por lo que sus movimientos son erráticos, de acuerdo con un estudio publicado en “Nature Communications” realizado por científicos de Costa Rica, Estados Unidos y Reino Unido.
Observaciones históricas

A lo largo de la historia, varias hipótesis han intentado explicar por qué los insectos voladores revolotean alrededor de la luz durante la noche. Una de las primeras sostenía que los atraía el calor, tanto de las flamas como de los focos incandescentes. No obstante, también rodean a las lámparas frías.
Otras posibles explicaciones postulaban que se acercaban a la iluminación para escapar de la oscuridad y que confundían a la luz artificial con la Luna, pues navegan astronómicamente.
Todo lo anterior no resultaba convincente para los investigadores, así que usaron cámaras de alta velocidad para mapear los movimientos de cientos de insectos con el fin de descifrar el porqué de su comportamiento.
Dan espalda a la luz

Al examinar videos en cámara lenta, los científicos se dieron cuenta de que, a diferencia de la creencia popular, los insectos no vuelan directamente hacia la luz, sino que le dan la espalda mientras realizan maniobras torpes. Ocasionalmente chocan contra la fuente de iluminación.
Según el estudio, estos organismos voladores recurren al elemento más brillante que conocen (el cielo) para saber dónde es arriba y dónde es abajo. En la naturaleza, asumir que más luz proviene del cielo que del suelo ayuda a los insectos a orientarse durante sus vuelos.
Ante la presencia de luces artificiales, las confunden con el cielo y quedan atrapados en un ciclo agotador tratando de mantenerse orientados, lo que desemboca en movimientos erráticos alrededor de focos, lámparas y otros dispositivos iluminados.
Noches sin oscuridad

A decir de los investigadores, un problema creciente para los animales, las personas y las plantas es la contaminación lumínica. La presencia de luces artificiales provoca que algunas ciudades nunca estén en completa oscuridad.
Si quedan atrapados alrededor de una luz, los insectos no pueden alimentarse, son identificados fácilmente por depredadores y terminan exhaustos. Muchos mueren antes de que llegue la mañana.
Cualquiera puede ayudarlos si sólo ocupa las luces exteriores que de verdad son útiles con un nivel de brillo necesario y sólo cuando se requieren.
Fuentes: FIU News, Nature Communications y The Conversation
Edición: Tonatiúh Rubín
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