Para Vanessa Álvarez Pelayo, el que su hija Roberta recibiera el sacramento del bautismo era my importante y qué mejor lugar para hacerlo que la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción de Mazatlán, de donde ella es originaria.
“Es una iglesia muy representativa para todos los que somos de aquí”, contó la mamá, “con el tema de la pandemia tuvo que ser algo nada más íntimo, con mis hermanas junto a sus esposos y mi familia que es de aquí”.
Las dos hermanas de Vanessa, Berenice y Clara María, fueron las elegidas para ser las madrinas de Roberta junto a sus respectivas parejas, Gabriel García y Adrián Haddad, con el firme propósito de inculcarle a la pequeña todos los valores con los que ellas crecieron.
“Independientemente de que vivamos en diferentes ciudades, siempre estamos en contacto y compartimos los mismo valores. Quisiera que fueran un ejemplo para mi hija en el tema de la formación y de ayuda a los demás”, platicó Vanessa.
Después de que recibiera el sacramento, todos se trasladaron a un restaurante en el centro histórico, donde celebraron este paso en la vida de la festejada.
“Decidimos, por todo lo que está pasando, no hacer fiesta; lo más importante es que Roberta recibiera su bendición”, expresó.
Se trató, además, de un gran momento para la familia de Vanessa, pues sus hermanas no habían tenido la oportunidad de conocerla antes de este viaje debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
El sacerdote Daniel Arellano impartió el sacramento a la pequeña, quien estuvo acompañada de sus padrinos y papás en ese momento.
“Quería tener una niña, porque ya tenía un niño y sabía que éste iba a ser mi último embarazo. La verdad es que estoy muy agradecida y, para mí, era súper importante que tuviera el sacramento, porque así hemos crecido toda mi familia y es lo que quiero para mis hijos”.
Con información de Lucía Martínez Pederzini
Fotos: Cortesía Julieta Fuentevilla Ruiz
Edición: Antonio Redondo