El Padre Pablo Mejía fue el encargado de bautizar al pequeño Adrián, junto a sus padrinos, Alicia Barragán y Jesús Perales, y sus papás, Priscila Perales y Adrián Fernández.

Con 7 meses de edad recién cumplidos, Priscila Perales y Adrián Fernández vieron el momento perfecto para bautizar a su hijo, Adrián, pues antes consideraban que era muy pequeño para viajar.

Además, la pareja eligió la Sultana del Norte para llevar a cabo el primer sacramento del pequeño y así presentarlo a su familia norteña, pues, por la pandemia, no lo habían podido conocer.

“Yo nací y me crié en Monterrey, así que por no perder el vínculo con mi ciudad natal, Adrián estuvo de acuerdo en bautizarlo ahí”, confesó Priscila, “quiero que cuando Adrián Jr. vea las fotos de su bautizo, sepa que fue en esta ciudad donde él tiene la mitad de sus raíces”.

Para ellos, éste es un paso importante en la vida de su peque, pues esperan inculcarle mucha fe, la cual consideran un factor clave; además de que les parece importante que siempre habrá alguien viendo por él y protegiéndolo.

“Creo que una ceremonia como ésta es un ritual lindo para darle la bendición y esa intención de todo lo bueno para su vida en compañía de todos sus seres queridos”, agregó la ex reina de belleza.

Para este acontecimiento, los padres eligieron a Jesús Perales, hermano de Priscila, y a Aída Barragán, tía de cariño de la orgullosa mamá, como padrinos.

“En Monterrey, todas las amistades cercanas a la familia son tíos y tías de cariño. No fue difícil tomar la elección, pues mi hermano es mi adoración y sé que será un gran consejero para Adrián; cuando le enseñé mi primer ultrasonido, se le salieron las lágrimas inmediatamente, no tuve que pensarlo dos veces, siempre supe que quería que él fuera el padrino de nuestro bebé”, contó.

“En cuanto a mi tía, ella es una mujer muy dulce que quiero mucho y que hace poco; cuando me dijo que sentía un cariño por Adrián como si fuera su propio nieto, tuve un instinto y llamado muy fuerte de pedirle que fuera su madrina”.

La ceremonia se llevó a cabo en la Parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles, en San Pedro Garza García, y fue oficiada por el Padre Pablo Mejía.

Al finalizar el sacramento, los asistentes celebraron con una comida en Montelena, donde los padrinos aprovecharon para platicar su sentir.

“La responsabilidad de acompañar a Adrián en su camino espiritual es un honor; le voy a inculcar la empatía, el respeto y una práctica recurrente de meditación”, comentó Jesús.

Mientras que la madrina afirmó sentirse honrada y orgullosa de poder guiar a su ahijado en el camino hacia la espiritualidad.

“Le aconsejaría que tenga mucha fe en Dios y que lo ponga todo en sus manos porque solo él tiene los tiempos perfectos para que suceda o no lo necesario en su vida; que sepa que cuenta conmigo para lo que necesite y nunca dude en buscarme, pues siempre estaré ahí para apoyarlo”, dijo.

La pareja eligió Monterrey para celebrar el primer sacramento de su hijo, pues es la tierra de nacimiento de su madre, quien aprovechó para que su familia lo conociera.

“Esperamos inculcarle el valor del optimismo, la integridad, la fe y el amor; suena cursi, pero es muy certero que todo en la vida es percepción y que todo lo que das lo recibes y lo que haces tiene un efecto y lo que crees, lo proyectas”.

PRISCILA PERALES, mamá del festejado