Durante la misa, el pequeño estuvo atento a cada detalle y, cuando le pusieron agua bendita, se mostró feliz, por lo que metió su mano a la pila bautismal y empezó a jugar.
“Nació en plena pandemia, por lo que trajo alegría y esperanza a toda mi familia, además de que tiene un carácter súper bonito, se la pasa riendo, es muy observador y juguetón”, comentó la orgullosa mamá, de 32 años de edad.
“También es tierno, le gusta abrazar, acariciar, todo el día me da besitos; le encantan los árboles y el agua. Definitivamente, me saqué la lotería con él, se porta divino”.