A unos meses de ser instalados, principalmente en el Centro de la Ciudad, decenas de protectores peatonales, conocidos como bolardos, lucen múltiples daños por impactos vehiculares.

Raspados, ladeados, abollados y muchos desprendidos de su base, es como se observa el nuevo equipamiento urbano.

Los obstáculos de acero, algunos rellenos de concreto, fueron instalados para buscar proteger a peatones que caminan por la Ciudad.

Sin embargo, desde que comenzó su instalación la convivencia con los obstáculos ha generado que automovilistas choquen contra esa infraestructura vial, principalmente por la falta de pericia de los conductores.

En ese sentido, se pueden ver decenas de bolardos dañados en diferentes cruces, rotondas o retornos.

Un ejemplo es en el cruce de Colón y Bernardo Reyes, identificado por el Municipio de Monterrey como una zona de alto riesgo para peatones y conductores por la cantidad de siniestros registrados en el sector.

 Ahora el punto luce modificado como parte del programa de cruces seguros, implementado por Monterrey durante la Administración que encabezó el emecista Luis Donaldo Colosio.

En el carril lateral, para incorporarse a Bernardo Reyes se observan tres bolardos “arrancados” de la banqueta, aparentemente por la colisión de un vehículo, lo que refleja que evitaron que un auto invadiera la zona peatonal.

En calles como Pino Suárez, Madero, Arteaga, Ocampo, Modesto Arreola, Juárez y Gonzalitos, entre otras, se pueden observar bolardos dañados.

De acuerdo con el Municipio regio, durante los tres años de la Administración intervinieron 34 de los 50 cruces que habían prometido modificar.

Sin embargo, aunque no lograron completar el total de cruces, informaron que sí consiguieron reducir los siniestros viales hasta un 53 por ciento en esas intersecciones.