
'Te amamos para siempre'
Rodrigo Mora Godínez conmemora a su abuelito, Arturo Godínez Velázquez
“Me cuesta mucho trabajo hablar en pasado de una persona que, aunque ya no está presente, es eterna.
“Sentado en el escritorio de piel azul de tu cuarto, preparando una eulogia para ti, se me llena el corazón de alegría y nostalgia, ya que hacer un digno elogio para una persona como tú me parece simplemente imposible.
“Cómo hablar o empezar a describir a una persona que llenó y llegó a tanta gente. Cómo hacerle justicia a la memoria de un ser tan lleno de amor y bondad, quien siempre dio a manos llenas y con el corazón en la mano.
“Tu partida dejó mucho más que el vacío que sentimos todos nosotros. Nos dejó un legado y ejemplo que, por muy difícil de equiparar, haremos lo mejor por alcanzar.
“De alma joven e incansable, PapArturo, tú nos enseñaste que en la vida la edad es solo un número. Que la juventud se lleva en el alma, y tus ganas de vivir superaban las de todos. Todavía en tus últimos días nos seguías enseñando que lo más valioso de la vida es querer vivirla. Nunca te cansaste de demostrarnos esto. Y eso haremos, vivirla.
“Gracias por enseñarnos que el amor existe y que era amor del bueno. Setenta años estuviste con tu reina. Años llenos de amor, memorias, viajes y vivencias que solo ustedes dos tuvieron, pero que, a pesar de ser suyas, nos compartían día con día.
“Nos enseñaste y dejaste claro que un matrimonio como el tuyo solo se puede lograr trabajando en equipo. Nos lo dijiste y repetiste tus últimos días. Nunca dejaste de darle mérito y honor a quien mérito y honor merece, Melín, tu reina. Juntos formaron una increíble familia. Nos enseñaste la importancia de siempre estar unidos, y tan claro nos quedó, que has hecho que estemos más juntos que nunca.
“Nos enseñaste que para ser feliz solo necesitabas la compañía de la gente que querías y un buen tequila. Eso era todo. Todo lo demás era mero accesorio.
“Nunca olvidaremos las navidades en tu casa, las mil comidas y cenas que tanto disfrutabas compartir con nosotros. Los innumerables viajes que nos regalaste, los cuales nos llenan de memorias y vivencias en las cuales tú siempre estás presente.
“Tu casa en San Diego, tu Supra rojo, el viaje a Rusia, al Mediterráneo, al Caribe. Vivir a tu lado siempre fue una aventura. Creo que todas las personas que conociste tienen mínimo una gran anécdota que compartir contigo.
“Pero tu posesión más preciada, el collage que te hizo mi tía Lorena, el cual decías era tu mundo entero: una foto de cada uno de nosotros, tu familia. PapArturo, nuestro mundo también eres tú, y Mamín que se quedó para resguardárnoslo, recordárnoslo y continuarlo.
“Hoy más que nunca siento necesario tomar esta oportunidad para agradecer cómo iluminaste la vida de todos nosotros, y las de muchos más. Agradecer cómo dejaste una marca que, de una forma u otra, todos llevaremos con orgullo en nuestro corazón y alma.
“¿Cómo se mide la vida de una persona? Podríamos pensar que por los años que vivió, pero yo creo que se mide por las vidas y corazones que tocamos, y en esto, tú fuiste el más grande de todos: abuelo, empresario, papá, esposo, consejero, pero más que nada un Rey Midas que lo que tocaba llenaba de alegría y felicidad.
“Cuando necesitemos recordarte, siempre te tendremos a ti, tu grande ti, como imagen para ver todo aquello que dejaste en nosotros. Fuiste y eres bondadoso, generoso, protector, jovial, alegre y eterno. Soñador incansable, guerrero arduo, trabajador, ejemplo de perseverancia, dadivoso a manos llenas, y también, cómo olvidar, tequilero y el más fiestero hasta el final, ¿cómo olvidar tu fiesta de 90?
“Hoy recordamos tu vida y legado, una vida afortunada, sin tragedias y llena de abundancia, la misma que nos dabas. Un roble, el cual no se dejaba tumbar por nada, un hombre fuerte de carácter, pero de corazón enorme. Un padre cariñoso, un abuelo inigualable, un bisabuelo aventurero, un ejemplo para todos y un ícono, porque aunque nos hiciste pensar que eras eterno, nos demostraste que en realidad sí lo eres.
“Te amamos para siempre, pues en nuestros corazones estarás vivo. ¡Gracias por tanto!”


'Estoy muy agradecida'
Fer Caccia recuerda a sus abuelos, Carmen 'Chata' Carrillo y Eduardo Caccia
“De mi abuelita, literalmente por ella aprendí a tomar café con leche, desde chiquita, me acuerdo que tenía como 7 años, me despertaba y me hacía café con leche, yo creo que de ella saqué el gusto por la cocina, porque cocinaba delicioso, y yo la verdad cocino muy bien, entonces yo creo que parte de su buen gusto y talento para la comida se me heredó a mí, por eso estoy muy agradecida; siempre me decía que qué bonita estaba, me chuleaba muchísimo, eso me levantaba mucho los ánimos, y obviamente sí fue muy difícil que tan rápido se fueran tanto mi abuelita como mi abuelito.
“Yo creo que con mi abuelita estuvimos un poco más preparados, porque como ya tenía demencia, ya no nos reconocía, y como que el trato ya era diferente […]; con mi abuelito estoy muy agradecida, y quiero enfocarme en este último año en específico porque conviví muchísimo con él, me dio bastantes consejos, tanto en el negocio como de pareja.
“Quiero recalcar que ellos estuvieron juntos casi 70 años, su partida fue como algo de una novela, se fue uno tras el otro. Mi abuelo no pudo vivir sin ella y pues la siguió, estuvieron tanto tiempo juntos que él dijo ‘yo me voy con ella’, entonces al mes y medio fallece mi abuelo.
“Me enfoco en esos aprendizajes que tuve con él, en esas pláticas, y voy a recordar mucho una ida a un lugar que vendía quesos importados, y las pláticas que tuvimos ahí, la verdad es que estoy muy agradecida por esa oportunidad de haber convivido tanto con él este último año.
“También se me hacía superpadre, muy muy lindo, es un recuerdo que tengo literalmente desde chiquita y es algo que sí me gustaría hacer en un futuro matrimonio, y es que mi abuelita siempre le preparaba a mi abuelo el mismo pastel de cumpleaños, era como un panqué de vainilla con crema, buenísimo, como que era la tradición, y siempre se tomaban una foto”.





'Sigues cerca de mí'
Christian Frey tiene muy presente a su abuelita, Esperanza Navarro Franco
“A mi tita:
“Bien dicen que, cuando verdaderamente amas a alguien, el tiempo nunca es suficiente, y es así, tal cual. Nunca estamos preparados para soltar físicamente, pero, a la vez, me quedo tranquilo. El tiempo que la vida permitió que estuviéramos juntos lo aprovechamos al máximo.
“Solamente tú y yo sabemos y recordamos todos los momentos que tuvimos, las pláticas, las risas, tus consejos… y eso… es con lo que me quedo.
“Gracias, hermosa, por tanto, por ser mi ángel de la guarda desde el primer momento que llegué a este mundo. Por ese amor incondicional, por esas bendiciones que todos los días nos echabas.
“Aunque ya no puedo verte ni abrazarte, sé perfectamente que sigues cerca de mí en espíritu. Tu legado perdura en cada persona a la que tocaste con tu bondad.
“Siempre te recordaré con amor y seguirás siendo una fuente de inspiración para mí. Me enseñaste a valorar cada instante, a abrazar a los seres queridos y a encontrar felicidad en los recuerdos que compartimos.
“No me despido, porque sé que pronto nos volveremos a encontrar para poder cantar juntos, reírnos, y platicar por largas horas como lo hacíamos en vida. Te amo, tita, te amaré siempre”.


'Gracias, Ta, te amo'
Ana Sofía Lanczyner nunca olvidará a su abuelita, Martha Reisel de Lanczyner
“Llevamos dos años y 11 meses desde la última vez que hablamos y ha pasado demasiado. Te cuento que, aunque no lo creas, ¡aprendí a cocinar! Debo admitir que ha sido todo un proceso; más de una vez obtuve resultados más cercanos a un experimento científico que a un alimento. E incluso, por ahí hubo uno que otro mini incendio.
“Pero después de unos meses, y de mucho corazón, empezó la magia. Muy pronto me di cuenta que lo que más me motivaba a cocinar era la ilusión de poner una mesa sofisticada como las tuyas, para dar continuidad a nuestras tradiciones por medio de las comidas familiares.
“Durante este proceso reconocí que el verdadero bon vivant no es aquella persona que acumula experiencias en restaurantes de Estrella Michelin, sino la persona que puede ofrecer en su mesa un mosaico de experiencias que se traducen en sabores inéditos.
“Después de esa epifanía, empecé a trabajar en mi paciencia mientras esperaba que la masa de la jalá (el pan) se elevara, a descubrir la cantidad exacta del puñito de sal de tus manos, a servir el latke más crunchy de todos, y a hacer las cosas como tú las hacías: desde cero.
“Desde entonces, tengo el gusto de cocinar para nuestra familia y amigos, a quienes apapacho con los sabores de tu cocina, a los que ahora, ¡también sumo los míos!
“Aún tengo mucho que aprender, pero lo que sí sé es que ya tengo un compendio de recetas tuyas con las que continuaré dando vida a uno de los muchos legados que nos dejaste: el buen comer. Gracias, Ta, te amo. ¡Lejaim!”
Información: Jimena de la O y Carolina Herrera. Fotos: Cortesía.