PARRAS, Coahuila.- El pasado 25 de marzo, Casa Madero, la vinícola más antigua de América, celebró por todo lo alto, con banquete, concierto y fuegos artificiales, 425 años en el quehacer del vino.
Bajo un sol radiante, con los jardines de la Hacienda San Lorenzo de fondo, 425 invitados, ataviados con sus mejores galas, fueron recibidos entre cocteles a base de aguardiente Blanco Madero.
"Seguiremos enfocados en demostrar y fortalecer la mexicanidad de la marca y el legado que nuestra familia ha construido a lo largo de los años. Seguimos escribiendo esta gran historia con cada cosecha. No nos conformamos con lo que ya hicimos, queremos hacerlo cada vez mejor".
Brandon Milmo, codirector de Casa Madero
El menú de cuatro tiempos, inspirado en la historia de la bodega, fue diseñado ex profeso para la ocasión por Jorge Vallejo, chef de Quintonil.
Callo de hacha con aguachile de kale, chileatole de nabos, elote y moringa, lobina con adobo de chapulín y res Wagyu en barbacoa con chile pasado fueron maridados con vinos de casa: 2V; Gran Reserva Chardonnay; V Rosado, y Gran Reserva 3V 425 Aniversario 2019, la joya de la corona.
Nieve de frutos rojos con Casa Madero 3V y flan de queso asadero regalaron a los invitados un dulce final. Pero las grandes sorpresas de la celebración aún estaban por llegar.
Los hermanos Milmo presentaron un nuevo vino espumoso, aún sin etiqueta, elaborado de uvas Chardonnay y vinificado por método tradicional.
"Tenemos 425 años de ser parte de las raíces de Parras, de Coahuila y de América. Hoy celebramos y reflexionamos sobre nuestro legado y la responsabilidad que este conlleva, para perdurar y seguir haciendo los mejores vinos de México".
Daniel Milmo, codirector de Casa Madero
Las burbujas alegraron el ocaso y mientras la luna se alineaba con Saturno sobre los viñedos, la 15 veces ganadora del Latin Grammy, Natalia Lafourcade, deleitó a los asistentes con un pequeño concierto que incluyó clásicos como “Hasta la Raíz” y “Tu Sí Sabes Quererme”.
La cantautora interpretó también “Tierra Querida”, que compuso junto a Citlali Aguilera, inspirada en sus vivencias en la Hacienda San Lorenzo.
El fin del festejo quedó enmarcado en una danza de fuegos artificiales que iluminaron las parras, los viñedos, el desierto y las montañas.
Pasado y futuro
Hacienda San Lorenzo, un verdadero oasis enclavado entre montañas, resguarda el legado de la vinícola más antigua del continente, a la vez que pone pie en un prometedor y jugoso mañana.
Sus muros blancos cobijan enormes barricas que, como máquinas del tiempo, han visto pasar hasta cuatro siglos; aromas de otras épocas y sabores a historia se perciben por los pasillos.
Aquí, a mil 500 metros sobre el nivel del mar en las faldas de la Sierra Madre Occidental, entre 400 hectáreas de viñedos, se labran los secretos de hacer buen vino.
“Ética, compromiso, dedicación, amor por la tierra… son ingredientes que enaltecen nuestros productos”, puntualizó Ricardo, joven sommelier, guía de catas y recorridos, y uno de los 200 empleados que portan la camiseta con orgullo.
Desde que, en 1597, se entregó a Don Lorenzo García la merced –autorizada por Felipe II– que le asignaba tierras y permiso para plantar vides destinadas a elaborar vino y brandy, Casa Madero se ha regido por esos valores que hacen sonreír a Ricardo.
Más de mil medallas acumuladas en concursos internacionales, desde 1989, dan fe sobre la excelencia de esta vinícola, que hoy, con tecnología de punta y visión sustentable, busca seguir liderando la historia del vino y conquistando nuevas generaciones.
"Nos comprometemos a seguir un sueño, que empezó un 19 de agosto de 1597: hacer vinos de la más alta calidad".
Brandon Milmo, codirector de Casa Madero