Casio marca el ritmo

Tatsuya Izaki, un veterano custodio del patrimonio horológico de Casio, presentó algunos de los tesoros en relojería de la marca que tocaron la cúspide de la innovación. De visita en Ciudad de México, con motivo del 50 aniversario de Casio Watch, Izaki dio cátedra sobre la innovación japonesa.

En su lengua nativa, el japonés, Izaki dio un repaso por los relojes más icónicos de la marca en media centena de vida del departamento de relojería. De una mesa cercana, el nipón tomó, uno a uno, algunos modelos y describió brevemente sus detalles más relevantes.

Algo quedó claro desde el principio: Casio fue un adelantado a su tiempo. Los relojes mencionados por el señor Tatsuya presumieron tecnologías disruptivas como medición de presión arterial, escáner de temperatura e incluso radio FM, algo normal hoy en día (excepto el FM), pero no entonces, en pleno Siglo XX.

La presentación de Izaki fue más que una mera recitación de hechos; fue una nostálgica peregrinación a través de los anales del tiempo. Relató la historia del Casiotron, la incursión inaugural de la compañía en el mundo de los relojes, un dispositivo nacido de la creencia de que la tecnología digital podría revolucionar la medición del tiempo.

La génesis del Casiotron se basó en la filosofía de visualizar el tiempo como una acumulación de unidades infinitesimalmente pequeñas, un concepto que se alineaba perfectamente con la era digital.

Desde el delgado reloj “pela”, con un diseño aerodinámico que se siente como una segunda piel, hasta el audaz reloj walkie talkie, el TM-100, Izaki demostró cómo las buenas ideas pueden moldear el rumbo tecnológico.

Innovación japonesa

El viaje comenzó, como no podría ser de otra forma, con el Casiotron QW02-10, primer reloj de la marca lanzado en 1974. En la foto siguiente vemos una variación, el Casiotron S12, lanzado años después.

El modelo original reloj fue innovador porque no solo mostraba la hora, sino que también era uno de los relojes digitales pioneros en incluir una función de calendario, capaz de ajustar automáticamente los meses con diferentes duraciones e incluso años bisiestos.

Esto marcó un hito importante en la industria de los relojes porque introdujo una funcionalidad práctica en el día a día de las personas.

Uno de los modelos más disruptivos, en lo que refiere a un gadget con funciones de salud, fue el Casio BP-100, un reloj con un tensiómetro óptico incluido; fue diseñado para calcular la tensión arterial y salió al mercado en 1992.

Izaki explicó que el reloj analiza los cambios en el flujo sanguíneo mediante un sensor óptico y señales eléctricas del corazón. Para obtener una lectura, se debe tocar el sensor con la yema del dedo, sin  necesidad de contraer el brazo. Era capaz de almacenar hasta 30 datos en la memoria, incluido el pulso.

“Es una especie de baumanómetro; tú pones la punta del dedo en el sensor y este recoge la señal de las venitas o microvasos sanguíneos”, puntualizó Izaki.

Otro de los modelos que presumió la empresa fue Casio G-Shock Digital GWS-900, reloj que salió a la venta en 2004 y permitió pagos sin contacto gracias a su chip integrado. Los pagos “contactless” son comunes hoy en smartwatches de marcas como Apple, Samsung y Huawei, pero entonces era insólito.

Como no era una tecnología de amplia penetración, su uso se limitó a Japón, donde los propietarios del reloj, explicó Casio, pagaban mediante “Speedpass“, tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID).

Actualmente, los smartphones y relojes inteligentes emplean innovaciones como la Comunicación de campo cercano (NFC), pero este reloj de Casio sin duda marcó la pauta.

En otro apartado donde Casio adelantó a los relojes inteligentes de hoy es en las mediciones ambientales. Con Casio DPX-500 Pro Tek, que debutó en 1995, las personas medían la altitud/presión barométrica y la temperatura.

Fue pensando para un nicho específico como los alpinistas profesionales, pero funcionó también entre los aventureros o campistas. Izaki aclaró que este fue el primer modelo con tres sensores.

Los modelos Pro Tek han evolucionado y ahora existen modelos, como el PRT-B70T-7, que son resistentes al agua a más de 200 metros de profundidad, enfocados obviamente en profesionales del buceo.

El mencionado “Pela” o Casio FS-10, fue presentado por Izaki como un reloj ligero y plano, diseñado para que luciera como material fílmico, o film. Fue lanzando en 1985.

Este modelo es de una sola pieza, porque une la carcasa y la correa; es bastante ligero, pues mide 3.9 mm de altura y pesa 12 gramos. Gozó de un enorme éxito y llegó antes que cualquier modelo al millón de ventas, de acuerdo con datos de Casio.

“Le decimos que es un reloj film, porque es como si fuera una capa de film que se adhiere a la mano. Su apodo es “pela”, que proviene de la expresión “perapera“, utilizado en Japón para decir que algo es tan delgado como un papel”, indicó Izaki.

Entre los relojes más innovadores no podía faltar el clásico reloj calculadora. El Casio DBC-V500, por si no fuera suficiente, incluyó una grabadora digital funcional, toda una disrupción en su año de lanzamiento, 1999.

El reloj, también conocido como Data Bank, integró un circuito que podía grabar audio y Telememo o agenda digital para guardar los números de contactos. En The Office U.S., uno de los personajes, Dwight Schrute, emplea este tipo de relojes, en concreto el Casio Telememo 30 Data Bank. En tanto, Jim Halpert usa un Casio E Data Bank Ref. EDB610-1C en el episodio “La retirada del producto”.

Casio DBC-V500 contó con botones de grabación y reproducción en la “cara” de la caja junto con el micrófono, mientras que el altavoz se halla en el fondo de la caja. El reloj podía realizar cinco grabaciones de hasta 30 segundos cada una. 

Casio TM-100 fue uno de los relojes más avanzados en su tiempo de lanzamiento, 1987. Ya existía la radio y los transmisores bajo este tipo de frecuencia, pero los dispositivos no eran tan prácticos en términos de volumen.

Con este reloj, la marca japonesa puso al límite la innovación y un pequeño espacio distribuyó un transmisor FM y un micrófono. Funcionaba bajo el rango de 88 a 108 MHz y podías comunicarte entre otros dispositivos en la misma frecuencia hasta una distancia de 30 metros.

La señal se envía a través de la onda FM, para que mi voz se escuche a través de una radio donde está sintonizada en FM. Si hablamos, por ejemplo, con la radio FM encendida, se puede escuchar el sonido de mi voz”, indicó Izaki.

La innovación de Casio no solo buscó ser llamativa, sino ofrecer algo útil a sus clientes. En ese espíritu, en 1994, lanzó el Casio JG-100, un reloj que incorporó un sensor infrarrojo para controlar televisores y videocaseteras, en auge durante esa época en Japón, explicó Izaki.

“Una bronca para todos nosotros era que si teníamos varias teles y videocaseteras en la casa, cada aparato tenía su control remoto y tenía uno que buscarlo. Lo que hacía este reloj era manipular remotamente los aparatos, tal como lo hace cualquier otro control”, comentó el gurú.

Entre sus curiosidades, el JG-100 mostraba unas figuras como espadas y arcos en su display que se intercalaban cada cierto tiempo. Fue muy popular entre la juventud japonesa, según Casio.

¿Qué tal unas rolas desde el reloj? Hoy es posible escuchar música en relojes como el Huawei Watch GT Cyber e incluso en el Apple Watch Series 10 será posible reproducir podcast y música desde su bocina, pero Casio hace 24 años ya lo hacía, con excepción del speaker, con el Casio WMP-1 MP3 Watch.

Este reloj desafió cualquier límite creativo y tecnológico en pleno año 2000, pues era un reproductor MP3 en regla al que se le metían canciones vía USB con la computadora. Incluía unos auriculares y cargador para la batería; fue la opción más práctica para escuchar música de forma ambulatoria, al menos hasta finales de 2001, cuando Apple lanzó el iPod. Si bien este último era más tosco, tenía mayor capacidad, de hasta 5 GB. 

Casio WMP-1 MP3 Watch estaba equipado con una tarjeta multimedia de 32 MB y podía almacenar hasta una hora de sonido (en modo de baja calidad: 64 Kbps). 

Quizás sea condescendiente hablar de un gadget “para mujeres” hoy en día, al menos en el plano de marketing, ya que es mejor vender un producto sin distingos de género, que sea unisex. Pero en 1994 el mundo era otro y el Casio G-Shock Baby-G BGD-560 pudo ver la luz.

Este reloj fue muy popular entre adolescentes en la década de 1990 y su diseño se inspiró en el surf, acorde con Casio. La combinación de blanco y colores aperlados era el distintivo de la serie.

El protector de carcasa era intercambiable, un toque de personalización nada despreciable. No solo era bien parecido, pues tenía utilidad para los usuarios al ofrecer resistencia a 200 metros de profundidad bajo el agua.

Al preguntar a Izaki sobre cuál era el secreto detrás de la innovación y la creatividad de los relojes Casio, el gurú de la relojería explicó una parte fundamental de la innovación japonesa, que es, en síntesis: una buena idea proviene de donde sea.

Izaki rememoró que dentro de Casio, la idea de cualquier trabajador, sea un veterano como él o un joven de recién ingreso, vale lo mismo, siempre y cuando sea útil.

“La idea se somete a una consideración seria y si es posible se hace. Mi compañía siempre nos ha apoyado con esa libertad. No es que haya sido una política, más bien siempre existió ese tipo de cultura”, concluyó Izaki.

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