FUE UN DÍA ‘DIFERENTE’
PATRICIA ORTEGÓN
No sabía que sería funcionaria de casilla (cosa que sí me gustó) y el plan era tener un domingo de levantarme tarde porque mi marido se iría de presidente de casilla y sólo iría a votar, terminar de ver series con palomitas, hot dogs, pero bueno. El plan cambió al faltar representantes en la casilla y nos ajustamos.
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Lo interesante llegó después.
Toda la jornada electoral fue muy buena. En los momentos en que no había gente, la plática de mil cosas era agradable entre los representantes de partidos, funcionarios de casillas y su servidora, que si los niños, que si las ofertas, que si la serie de Luismi y el último podcast de Yordi, etcétera, hasta que una dijo “ya vieron que están poniendo en el Face problemas de que se robaron urnas”, etc, etc, y ahí dije: “ya no quiero ser primera dama de esta casilla” (acuérdense que mi marido era el presi) y bueno terminamos de contar y todo el rollo del final de la jornada como a las 10 de la noche.
Ahí todo bien hasta que al salir de la casilla un tipo baja de un coche y pregunta en tono intimidante por el presidente de casilla y dije: “ay, nanita”, y decidimos meternos nuevamente y pedir custodia para dejar los paquetes en las oficinas electorales y posteriormente el presidente decide irse y yo pedir a mi hija y yerno que acudan por mí. Y en eso vemos que arranca el presidente y el tipo atrás de él.
El presidente ve que se acercan patrullas (muy rápida respuesta realmente) y detiene el auto y el tipo también; los policías hablan con ambos y piden al presidente siga su camino y se quedan cuestionando al tipo unos momentos y nosotros en otro coche sólo observando y pues se van las patrullas tras checar muy bien al tipo y este nuevamente va tras el presidente (quizá ya sólo siguió el rumbo y ya no tras él directamente). Gracias a Dios dejó los votos y regresó a casa sano y salvo.
De ser un día de palomitas pasó a ser un día de rápido y furioso.
Moraleja: siempre deja paréntesis abiertos en tu plan de día, adentro de esos se pueden presentar algunas cosillas.
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UN GRAN HONOR
ROMÁN MARRUFO
Mi agradecimiento a los secretarios y escrutadores ya que hicieron muy buen trabajo durante todo el día en la casilla contigua 7 de la sección 0491, en Escobedo.
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Fue un día sin incidentes ni accidentes, así que también mi respeto al personal del INE y CEE; en mi caso fue muy expedita la recepción de los paquetes electorales del Proceso Electoral Federal 2020-2021 y del Proceso Electoral Local 2020-2021. Un gusto saludar a mis vecinos que atendí ese día en la casilla.
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PRESIDENTA POR UN DÍA
MARÍA ORTIZ
Eran las 7:30am, estaba puntual a la hora que me habían citado en la escuela de la Colonia Lindavista, en Guadalupe. Tenía muchas emociones encontradas, pero estar a la altura del reto era lo que más me tenía en alerta. Cuidar el voto de mis vecinos, que no me invalidaran la casilla. Después de eso surgían las dudas: ¿llegarían todos mis compañeros? ¿y si se van a ¿mitad de la jornada? ¿recordaría correctamente el protocolo y las actividades? Haría todo para que nuestro esfuerzo contara. De ahí hasta las 7:58am que llegó mi última compañera de la mesa directiva, el corazón lo tenía alterado, apachurrado.
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¿Qué pasaría si daban las 8:15 am y no estábamos completos? ¿qué nos dirían los vecinos?, cuando llegué ya había personas formadas en la fila. La presión era enorme, ya querían ejercer su derecho al voto. Estando todos completos nos pusimos manos a la obra. Armar la casilla, sacar las boletas, sacar las actas y contar todas las boletas.
De fondo, los representantes de los partidos, ya llegué, ya me voy, no tengo mi pin, no me prestan el baño, no hay agua. Sí, no había agua en la colonia el mero día de la elección, por eso mis compañeros habían tardado en llegar.
Seguimos contando, no nos cuadraban el número de boletas del último paquete. Tenemos que contar de nuevo. De fondo una vecina…”No están cumpliendo con el horario, ya tenemos una hora esperándolos, hay adultos mayores afuera en el sol”. Tiene razón. A lo que respondí: “Tenemos aquí desde las 7, tengo que seguir un protocolo”.
Mientras pensaba “¿cómo le hacemos para contar 3,012 hojas dos veces, sin equivocarnos, desempacar todo, mostrar urnas vacías, atender a los representantes de partido y todo en menos de 20 minutos para que a las 8:30 ya estén votando?
Ese momento se me hizo eterno. Al fin nos dio bien el conteo de las boletas. Grito lo más que puedo “a las 9:11am damos inicio a la votación!” Ahora sí, vámonos de corrido al cabo para la 1 pm baja el flujo. El capacitador nos había comentado que después de esa hora no llegaría casi nadie. Cual va siendo mi sorpresa que no habíamos parado y ya casi eran las 2 pm. Sin descanso ¿alcanzará la mesa a votar? ¿alcanzaré a comer?
Llega mi papá a votar y con comida. Me tomé 20 min. Comí la mitad de una hamburguesa y fui al baño. El resto de la mesa cooperando, saludando a los vecinos.
No conozco a mis vecinos. ¿Por qué no conozco a mis vecinos?
La mejor parte cuando pasaban rápido los adultos mayores, las personas con niños o con muletas o con debilidad visual. Todos comprendían. Todos entendían. Se llegó las 6 pm. Comento en voz alta “¡Ya nadie puede entrar!” 6:08 pm se cierra la votación. Ya teníamos más de 10 hrs sin parar. Seguía lo más interesante: contar los votos.
El conteo de votos debe ser simultáneo. Todo muy bien, todo en orden, sin incidentes. Para las 8:30 pm terminamos de contar votos. Sólo nos falta terminar el protocolo. Ya casi acabamos. Sólo queda llenar las actas que restan: acta de la jornada, de escrutinio, de clausura, de incidentes por cuatro y las lonas que van afuera. Todas deben ir firmadas por toda la mesa y los representantes. Bolsa de lista nominal, bolsa de votos nulos, bolsa de votos válidos, bolsa de boletas sobrantes, bolsa para poner todo lo anterior. Bolsas que no cierran y no caben. Todo debe ir adentro para después cerrar los paquetes. Todo por cuatro. “¡Ahora me queda claro lo de la elección más grande!” 10:13 pm terminamos. 15 hrs de actividad continua. Aproximadamente 447 vecinos votaron, el 59% de participación vs. el 52% a nivel nacional.
Me sentí satisfecha. “¡Lo logramos!” Me voy a mi casa pensando que el tribunal no nos invalide la casilla como la elección anterior en la Alcaldía de Guadalupe.
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CREO EN UN MÉXICO MEJOR
LORENA ELIZABETH BENÍTEZ
Fue un día muy importante para mí y todos los mexicanos que tuvimos oportunidad de ejercer nuestro derecho a votar.
Me tocó estar como funcionario de casilla. Cuando me dijeron que si quería participar la verdad me sentí entusiasmada con la idea, y acepté de inmediato, me tocó ser presidente de la casilla de mi sección electoral, llegué alrededor de las 7:20 de la mañana y junto con mis compañeros preparamos todo.
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Empezaron las votaciones y la fila no bajaba, ya cuando nos dimos cuenta eran las 6:00 p.m., hora del cierre e inicio del conteo de votos, momento que se alargó hasta las 00:35 al ser muchos votantes. De un total de 743 electores de la lista nominal de mi casilla a cargo votaron 689 (casi el 93%); se cerraron los paquetes electorales de la casilla básica y las contiguas y fuimos a entregarlos. Después de una fila de dos horas entregué mis paquetes electorales a las 2:45 am, llegué a mi casa a las 3:00 am.
Cansada, con hambre (no pude comer nada en todo el día, ni un dulce), súper acalorada, pero con una enorme satisfacción.
Mucha gente nos dió las gracias por haber dedicado un día completo a hacer lo que hicimos, también mucha gente nos recordó a “nuestras queridas madrecitas” por lo tardado de las filas, otras al darse cuenta que alguno de ellos se había equivocado de sección para votar también nos recordó a “nuestras progenitoras”. Con más ganas nos gritaban enfurecidos, pero a pesar de todo eso… valió la pena.
Me quedo con la satisfacción de poner mi granito de arena y con mi ejemplo enseñarles a mis hijos a ser congruentes y tener conciencia civica, que si tanto nos quejamos a veces de lo mal que están las cosas, pero cuando nos piden apoyo respondemos con un “no puedo”, “no quiero”, “es muy cansado”, etc. pues, no estamos muy bien.
¿Que si volvería a repetir la experiencia? Sí y ojalá y algún día les toque a mis hijos hacerlo.
Porque todavía creo que puede existir un México mejor.
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“EL DÍA DESPUÉS”
JUAN JOSÉ BARUD
Santa Catarina, N.L.
La jornada duró 15 horas de trabajo, este domingo 6 de junio, al participar como presidente de casilla de la sección 2081.
Mis respetos al INE México. Conocen y hacen un trabajo muy eficiente.
Gracias a los compañeros Agustina (CAE) y Mónica (supervisora de sección) del INE, y a Manuel de la CEE de Nuevo León, su dedicación y buen trabajo nos ayudó a que todo marchara bien. Que siga el INE siendo de los ciudadanos.
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A los representantes de partido, gracias por su participación respetuosa y muy civilizada para llevar a cabo una votación y conteo ordenado.
A todos los que votaron, felicidades. Fueron seis horas de votación continua.
No pararon y nos daba mucho gusto recibir su voto.
A las personas de la tercera edad, con alguna enfermedad o complicación para ir a votar y a pesar de ello fueron y votaron, toda mi admiración y agradecimiento.
A los ciudadanos de la mesa directiva hicimos un gran equipo y resultó ser toda una bonita experiencia.
Exijamos a los elegidos gobernar sin favoritismos y con un bien común. Evitando malos manejos y corrupción que nos cuesta muy caro a todos.
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VIVE MALA EXPERIENCIA
CLARA HERNÁNDEZ
Al iniciar el día domingo a las 8:00 horas, más menos nos faltaba un integrante de casilla. Tuvimos que esperar que las personas que estaban en la fila quisieran ser partícipes, pero sin éxito nadie quería. Cuando llega una amiga y le digo: “por favor, ayúdanos, para que no se cancele la casilla”, ella toma el puesto que estaba faltante. Claro que ya para esa hora la gente estaba muy molesta, porque la fila estaba desde las 7:30 horas.
[show_more color=»#612886» more=LEER MÁS» less=MENOS] Nosotros empezamos a armar las urnas hasta las 9:00 horas pasadas, así que empezamos a pasar gente como las 9:45 o más tarde. Y en lo personal, a la persona que pusieron como presidente de casilla, un joven, el cual le faltaba responsabilidad y menos arrogancia.
Claro que el calorcito estaba súper fuerte ya para esa hora, pues una vecinita me pregunta que si ocupo algo y yo le digo: “sí, vecina, dígale a mi familia que me manden agua por favor”… Claro que mi familia rápidamente me llevó suficiente para mis compañeros, lo cual ahí las chicas nos dicen “ay a poco sí querían temprano agua… y yo, o sea mande.
Pues ya después, ellas nos trajeron agua como a las 12:00 horas y unos fritos pequeños… Bueno, a lo mejor ya mero viene la comida… lo cual no fue así. A todos los demás les dieron de 12:00 a 13:00 sus respectivos alimentos y a nosotros, ni sus luces. Ya transcurriendo casi las 16:00 horas de la tarde, nos llegaron con unos tamales y dos Pepsi calientes… Claro que yo estaba muy molesta, porque a los demás que estaban de apoyo de partido, les dieron mejor atención que a uno. A ellos les llevaron pollo KFC, a otros Alitas, y a nosotros unos tamales, muy mal.
Hoy sé por qué los ciudadanos no quieren ya ser partícipes, en verdad queda uno decepcionado.
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ENTRA AL RELEVO
SERGIO ADRIÁN
Quiero platicar mi experiencia como funcionario de casilla. Primero que nada, daré un poco de contexto. Yo no fui elegido como funcionario de casilla por el INE, pero mi mamá sí fue electa para eso. Le tocó ser primera escrutadora. Se llegó el 6 de junio, entonces al llegarse la hora, notaron que sólo 3/6 asistieron a la casilla correspondiente. Entonces fue ahí donde mi mamá me invitó por medio de una llamada para participar en el proceso.
[show_more color=»#612886» more=LEER MÁS» less=MENOS] Al llegar a la casilla a ofrecer apoyo me dan mi gafete, me tocó ser primer escrutador, mi mamá tuvo que ser la “segunda secretaria” debido a la inasistencia de la persona que ocupaba ese cargo.
Desde ahí empecé a acatar las indicaciones que la persona del INE y de la CEENL me decían. Dar indicaciones a la gente para poder acercarse a votar sin hacer aglomeraciones y checar que los ciudadanos depositaran correctamente su voto.
Así fue todo el día, con cuatro personas en la casilla, buen trabajo efectuado y con un calor infernal. Llegadas las 6, se empezó con la anulación de boletas que no fueron usadas y posteriormente el conteo de votos de cada cargo (Gubernatura, Diputación federal, Diputación local y Ayuntamiento, en ese orden). Luego de ello, siguió el llenado de las actas, fue la parte más fea de todo el día, pues ya algunos funcionarios de casilla empezaron a desesperarse y querer marcharse pronto, debido al hartazgo y cansancio que en ese día había ocurrido. Fue la parte un poco fea debido a que se empezaron a calentar los ánimos entre la presidenta y secretaria, y la persona del INE, quien tampoco hacía los comentarios más acertados. Hacía comentarios que “hacían prender la mecha” de las funcionarias, por decirlo de alguna manera coloquial.
Ya después del llenado de las actas y preparación de los paquetes electorales, por fin se llegó la hora de terminar y todos se fueron cansados y un poco acalorados, debido al calor infernal.
Esa fue mi experiencia en este proceso electoral del día 6 de junio.
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“NO ADULTOS MAYORES”
GERMÁN DE LA FUENTE
Mitras centro, Monterrey, N.L.
Durante tres meses me estuvieron insistiendo con el argumento de que el INE estaba buscando gente joven para apoyar en la casilla como funcionario, pues la indicación del INE era que no podrían apoyar mayores de 60 años, debido a la pandemia.
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Vivo en una colonia donde la mayoría de los vecinos son personas de la tercera edad. Salí sorteado porque nací en septiembre y tengo 47 años. Pedí que me dieran un poco de tiempo, pues mi preocupación era algún posible pico de contagios y lo lejano que se veía la vacunación.
Faltando tres semanas acepté la invitación, y a los pocos días me trajeron mi nombramiento como tercer escrutador.
Después de una capacitación básica virtual, leer el manual para entender toda mi función y los conceptos, y la oportunidad de vacunarme en la Facultad de Medicina esa misma semana, llegó el día.
Tuve que dejar a mi familia desde muy temprano (7:00 horas) y con la incertidumbre del horario en que terminaríamos las actividades.
Desde que llegó nuestro presidente de casilla pusimos manos a la obra para organizarnos como un gran equipo, de manera intuitiva, pues a pesar de que cada quien tenía su función, la capacitadora nos hizo ver que todos éramos un equipo y podríamos alternar funciones en el momento que se requiriera.
Sin embargo, no podíamos empezar a montar todo, pues nos faltaba el segundo escrutador, que llegó cerca de las 7:45 horas.
Sin desayunar y con algo de sueño, pues era el único día que regularmente me despierto tarde, empezamos nuestra labor alrededor de las 8:20 horas, en medio de una fila que donde estábamos, no se veía el fin… sin quitarnos el cubrebocas sólo para comer y tomar algo, y una careta que después de un rato molestaba por el calor, continuamos con el proceso, el cual fue algo lento, pues la indicación de respetar la sana distancia, mantener sólo dos personas dentro de la casilla y sanitizar cada cierto tiempo, hizo que más de uno se desesperara.
Yo como tercer escrutador era el encargado de organizar la fila y tratar de agilizar el proceso al pasar los apellidos de quién seguía en su turno, adicional a tratar de calmar a los que estaban un poco desesperados.
Me tocó de todo, desde un señor que no quería votar porque sus boletas no estaban firmadas por el presidente de la casilla, una señora que cuando me vio me dice: “hijo, apenas te veo”, y otro hombre que me contaba que a su hijo lo invitaron a servir como funcionario y que le prohibió que fuera, con el chavo ahí enfrente, ja, ja.
El cierre de la casilla fue puntual, y de ahí empezó la parte emocionante: el conteo… a pesar del cansancio (mi pulsera para contar los pasos marcaba tres veces más de mi promedio diario, las piernas realmente dolían, con un sandwich y tres tacos de carne en el estómago, y varias botellas de agua.
Con entusiasmo empezamos a contar las boletas, registrar los incidentes, llenar y firmar las actas, que todo lo tuvimos que hacer en múltiplos de 4 (Diputación federal, Diputación local, Gubernatura y Ayuntamiento), todo esto bajo la mirada inquieta y desesperada de los representantes de partido.
Fui llegando a casa a las 23:00 horas, con ganas de comer en forma y por supuesto un buen baño para dormir lo antes posible.
Al día siguiente me di cuenta de que debí de haberlo pedido de vacaciones, pues las horas en cama no fueron suficientes para reponer energías.
¿Lo volvería a hacer? Sí, si me invitan con gusto lo haría de nuevo… agradezco la oportunidad de poder vivir esta experiencia y para la próxima vez de que me toque votar, recordaré llevar algo de comer y unos refrescos fríos (así como lo hizo nuestra capacitadora) a las personas que estén en la casilla, pues entregan su tiempo y su trabajo desinteresadamente (la paga realmente fue poca para todo el trabajo que se hace).
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MUCHO TRABAJO Y POCA PAGA
HERIBERTO
-Ésta es la sexta vez que participo como funcionario de casilla y en todas ellas siempre ha existido el mismo problema al cierre de casilla en el conteo de votos y llenado de actas. Se lleva mucho tiempo, mínimo 4 horas.
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Debería el INE buscar cómo agilizar esto, ya que para esa hora del día todos están cansados de estar desde las 7:00 am.
Son muchos detalles los que hay que hacer en el cierre: conteo de boletas sobrantes, votos, llenado de actas poner cada acta en un sobre diferente dependiendo la elección, etc.
Otro cosa que a mi parecer está mal, es que se les paga muy poco a los funcionarios, $500 por estar desde las 7:00 am hasta la 1:00 o 2:00 am, y aparte de ese dinero uno tiene que comprar su almuerzo, comida y cena -ya que el INE no la da-, además de refrescos, agua, etc. Al final te viene quedando casi nada.
Hasta hace algunas 3 elecciones el INE proporcionaba la comida, pero actualmente ya no lo hace.
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¡ACTUAMOS!
LUZ AURORA FIERRO BELTRÁN
-¿Te tocó estar en casilla? ¡Qué lástima!-. Fue la respuesta general al saber que estaría como funcionaria en las elecciones 2021, las más grandes en la historia de México. Ninguna felicitación. Era mi primera vez y tal vez la última oportunidad de participar, así que acepté.
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El domingo 6 de junio nos citaron a las 7:00. Preparo lo que calculo pueda necesitar, lo menos posible, aunque no cedo a la tentación de llevarme una brocha y un polvo cosmético, que por supuesto nunca saqué de la bolsa. Reviso que el domingo la temperatura rondará los 39. Decido que mi mejor peinado es el cabello recogido porque, con el calor, mi cabeza se vuelve un paraíso tropical, así que me protejo para no perder la compostura.
Llegamos con tiempo, algunos ayudan a bajar material, pero no debemos hacer nada más hasta que la presidenta inicia la instalación, en punto de las 7:30. A esa hora llegó nuestro primer votante.
La indicación es que las casillas deberían abrir a las 8:00 y pienso que tal vez quienes disponen los horarios no han medido el tiempo de personas inexpertas armando cajas y acomodando mesas ¡todo en media hora! Además, en casos como Nuevo León se trataba de cuatro elecciones que en esta casilla implicó contar casi 3200 papeletas.
Mientras tanto, la fila crece. En el simulacro de hace unas semanas, no teníamos presión y entre todos armamos las cajas y la mesa de votación, no hubo otra actividad por hacer.
Aquí no se tuvo que sustituir a nadie del equipo, todos estuvimos a tiempo y trabajamos sin descanso, pero, a pesar de eso, comenzamos hasta las 8:45 horas. Seguramente habrá casillas que iniciaron a tiempo. Sería interesante saber cómo lo hicieron, nada más por curiosidad.
En la fila había de todo, personas desesperadas unas, sonrientes otras, los que esperaban en su lugar y los que querían adelantarse. Comenzamos a ver la forma de lograr que fluyera la fila, pero las indicaciones de que no hubiera gente con papeleta en la mano esperando a votar hizo que la sensación de retraso en la fila aumentara. Espiábamos los movimientos de los votantes y en cuanto veíamos que iban a dejar la mesa (¡una sola!) dábamos la indicación para que pasara el siguiente. Lo de una mesa fue por la sana distancia, pero con dos o tres mesas hubiera fluido más rápido, solo hubiéramos separado las urnas o hecho una fila supervisada para que votaran, pero bueno, ya saben, el “hubiera” no existe.
Cada cierto tiempo se higienizaba la casilla, gel antes de votar, gel después. De pronto veo que viene muy orondo en la fila un señor que se resiste a cubrirse, le entrego un cubrebocas y le pido que se lo ponga, lo toma mientras hace un gesto, tengo que insistir, muy desganado accede finalmente.
La desesperación avanza conforme aumenta la temperatura. Me dicen que algunos se fueron, espero que se atrevan a volver, votar debería ser como comprar un boleto para un concierto o un juego de futbol, donde la fila no importa si al final se logra el propósito.
El sol nos alcanza y movemos la mesa hacia el techo de lámina para que más votantes esperen a la sombra. Hago un recorrido para pedir paciencia. Algunos me sonríen y me animan, otros solo esperan que eso no signifique que tienen que esperar más.
Otro factor que determina el ritmo de la votación es que en esta colonia viven muchas personas mayores. Ellos demuestran su interés y permanecen parados en una fila especial o acuden en sillas de ruedas, con andaderas, con bastón, quieren hacer oír su voz. Además, tomarán su tiempo para votar. Sin presiones.
Alrededor de las tres de la tarde la fila comienza a disminuir. A partir de entonces, así como van llegando, pasan a votar. Todos somos vecinos, en eso me reconoce uno y lo saludo. Orgulloso me presume sus 90 años. Me dice su hijo que, desde la mañana, él ya estaba listo. Con él viene su nieta que votará por primera vez. La felicito. Estoy convencida que es un momento memorable y como tal, su padre le ha dado un lugar especial ¡De eso se trata!
Como algunas de mis amigas saben, yo no sé mucho de política, escucho para aprender, leo y trato de estar informada, sin embargo, lo que siempre me ha quedado claro es que votar es un ejercicio de libertad; pienso en la gente que enfrentó batallas y hasta perdió su vida para lograrlo; parece increíble que, quienes podemos, no hagamos el esfuerzo.
Muchos papás vienen con sus hijos que, curiosos, observaban el proceso. Mando un mensaje a mis amigos. Lleguen antes de las 6 de la tarde. Nuestro tiempo mexicano. Las 6 de la tarde, no son las 6:01, las 6:10 o pasaditas las 6. Lo siento por los que llegaron después de esa hora y ya habíamos comenzado a cancelar las boletas. Se acabó su tiempo.
Lo cierto es que tenemos que buscar medios para lograr que todo fluya mejor, pero también como ciudadanos debemos estar conscientes que personas como nosotros son las que participan en la casilla, que lo hacemos con gusto y que, como ayer, estuvimos contando votos en el sol y luego en las penumbras, alumbrados por un celular. Que hubo casillas que estuvieron en algunos otros lugares con condiciones menos favorables, pero siempre con el propósito de lograr el espacio para que la gente votara.
En esta casilla no hubo incidencias, los representantes de partido y los observadores estuvieron atentos. Al finalizar el conteo eran ya casi las once de la noche, y el aire refrescante se negaba a llegar. Agua, refrescos y refrigerios hicieron más leve el día, sin embargo, ya urgía un buen baño, pero todavía faltaba llenar las actas. Creo que necesitábamos un curso intensivo solo para eso. La indicación era que se podían ir llenando en el transcurso del día, pero ahora sí hubo votantes, así que hasta la noche se terminó el trabajo.
La bolsa que va dentro de la otra bolsa, donde también va el sobre… quienes guardan la papelería no se quieren equivocar, así que “despacio que voy de prisa” revisan que vaya todo correcto. ¿En qué podemos apoyar? ¡Los ojos de todos están en el proceso y en el reloj! Me dicen que hay que llenar un letrero y una lona que se pone afuera. ¡Me apunto! Ya a esa hora comienzan a surgir algunas bromas. Me encanta sentir el marcador deslizándose, si bien me queda claro que no hay margen de error. Hemos firmado tantos papeles, funcionarios y representantes, que me arrepiento de no haber cambiado mi larga firma, hace unos buenos años.
Entregan las constancias, cerramos cajas y nos distribuimos, dos a la estatal y dos a la federal. Me toca la estatal, con la presidenta. Nos reciben rápido, nos ayudan con el diablito que lleva las tres cajas con votos: presidente municipal, gobernador y diputados locales. Al entregarlas sentimos la alegría del trabajo superado. Todo bien encintado y firmado. Son las 1:20 de la mañana. Tomo la foto del registro y otra para mi historia.
Nos ofrecen un refrigerio que aceptamos gustosas y listo, rumbo a casa, sin embargo, mantenemos comunicación con nuestros otros dos compañeros que comentaron estaban todavía en fila ¡y que se desocuparon a las 2:20!
Estamos contentos con el resultado, y en el caso de nuestra casilla con una votación de casi un 70% del padrón. Pero lo más importante -y que todos los que fuimos funcionarios de casilla no debemos olvidar- es que participamos, no nos quedamos sentados diciendo que no pasa nada en el país, no nos quedamos viendo desde la barrera descalificando el proceso. ¡Actuamos!
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