En esta temporada, este hermoso país se presenta como el destino ideal para descubrir con pausa, elegancia y sentido.

Ya sea en ciudades que respiran historia o en paisajes que invitan al recogimiento, estos hoteles no solo ofrecen hospedaje, sino una experiencia sensorial que conecta con la estación. Aquí, el lujo es contemplar, saborear y descansar, rodeado de belleza serena.

The Balmoral, Edimburgo

Majestuoso en plena Princes Street, este ícono de la capital escocesa combina historia y sofisticación en cada rincón. Su torre-reloj, siempre un minuto adelantada, guarda la promesa de no perder el tren ni la magia del momento. Desde sus suites se admira el Castillo de Edimburgo entre neblinas doradas y tejados cubiertos de hojas. El afternoon tea en Palm Court, bajo su cúpula de cristal, es un clásico que reconforta cuerpo y alma. Su ubicación privilegiada permite explorar los callejones del casco antiguo y luego regresar a brindar por el otoño con un single malt en el Scotch Bar, que alberga más de 500 etiquetas.

Más inspiración en: www.roccofortehotels.com/hotels-and-resorts/the-balmoral-hotel/

Gleneagles, Perthshire

En el corazón rural de Escocia, cuando los campos se tiñen de tonos fuego y el aire huele a tierra húmeda, Gleneagles despliega una experiencia que va más allá del alojamiento. Son 850 acres donde se entrelazan naturaleza, tradición y hospitalidad escocesa. Ideal para cabalgar entre robles centenarios, aprender el arte de la cetrería o practicar golf al amanecer. Su spa, con tratamientos inspirados en hierbas locales, y su restaurante galardonado celebran lo mejor de la región. Las habitaciones combinan lana, madera y diseño sobrio con ventanas que enmarcan la llegada lenta y hermosa del otoño.

Más inspiración en: gleneagles.com

The Fife Arms, Braemar

A pasos del castillo de Balmoral y resguardado por las montañas del Parque Nacional Cairngorms, The Fife Arms redefine el lujo con un alma artística y espíritu indómito. Esta antigua posada victoriana, hoy trans formada en un hotel de colección, alberga más de 14 mil piezas de arte que narran siglos de historia y van guardia. Las tardes de otoño invitan a caminar por los bosques rojizos, cruzar puentes de piedra o perderse entre libros frente a la chimenea. En su bar Clunie, el menú celebra la caza de temporada y el sabor profundo de las Tierras Altas. En este refugio, cada estancia es una obra viviente.

Más inspiración en: thefifearms.com

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