La gastronomía ha dejado de ser únicamente un vehículo de tradición para convertirse también en una plataforma de reflexión, sustentabilidad y narrativa social. En ese contexto, la figura de Eduardo “Lalo” García destaca como una de las más sólidas y complejas del panorama culinario nacional.
Formado en los campos agrícolas de Estados Unidos y en la exigencia cotidiana de cocinas profesionales, García ha construido una filosofía culinaria basada en la ética del ingrediente, la disciplina del oficio y una sensibilidad que conecta la mesa con el territorio. Esa visión cobró forma en Máximo, el restaurante que abrió en 2011 junto con Gaby López, su socia y esposa, y que, desde entonces, ha evolucionado sin perder su esencia.
Ubicado en la avenida Álvaro Obregón, en el corazón de la colonia Roma, Máximo se ha convertido en uno de los referentes de la cocina contemporánea en México. Pero más que un sitio para comer bien, el restaurante encarna una declaración de principios: una filosofía en movimiento, guiada por la inquietud constante de su fundador. “Más que sentir que el proyecto está ‘maduro’, lo que me mueve es la necesidad constante de seguir proponiendo, de no quedar me quieto”, señala el chef

Lo cierto es que esa inquietud se refleja en cada etapa de Máximo. Desde su cambio de sede y la expansión del menú, hasta el fortalecimiento de su identidad sustentable y el reciente reconocimiento con una estrella Michelin. Sin embargo, para Lalo lo esencial permanece intacto, como el trabajo diario, el rigor detrás de cada platillo y una vigilancia constante sobre la procedencia y el impacto de los ingredientes que llegan a su cocina.
Además, explica que más allá de sus logros, le enorgullece saber que sus restaurantes generan empleo, crecimiento y bienestar. “Tener proyectos que prosperen y que mejoren la calidad de vida de quienes trabajan con nosotros, eso es lo que me llena de satisfacción”, comparte.
A más de una década de su fundación, Máximo no sólo es un restaurante consolidado, sino una cocina en evolución. Un espacio donde conviven la memoria gustativa, la responsabilidad social y el compromiso con un México más justo y más consciente.

La cocina como camino y compromiso
A lo largo de los años, la cocina de Lalo ha mantenido como hilo conductor la conexión profunda con la tierra y los productores. “Siempre hemos tenido un interés genuino por la calidad de los ingredientes, por su origen y por la conservación de los ecosistemas. Hoy seguimos fortaleciendo esas relaciones con cooperativas, pescadores responsables y agricultores que comparten esa visión,” señala García.
Sin embargo, su madurez como cocinero no es sólo técnica. Ha crecido también su conciencia. Hoy se considera un cocinero más comprometido con lo que representa un plato. “Siento una gran responsabilidad que va más allá del plato. Todo lo que ponemos en una mesa debería tener muchas consideraciones, no sólo culinarias, sino sociales y medioambientales,” afirma.
Esa ética, basada en el respeto, se transmite también al interior de su equipo. En su cocina, la constancia y la disciplina no son ideales abstractos, son hábitos cotidianos que forman parte de su compromiso con su trabajo y con su gente.

Sigo buscando un mayor equilibrio todos los días. Gaby y yo hemos tenido que sacrificar muchas cosas en el camino, como tiempo con la familia. Ha sido complejo, sí, y ha implicado muchísimo trabajo, pero también ha valido la pena."
Eduardo García Guzmán, chef fundador de Máximo
Una historia con raíz
Hablar de Lalo García es hablar también de un trayecto profundamente humano. Su historia como niño migrante en Estados Unidos, donde trabajó en campos agrícolas desde pequeño, marca una parte esencial de su biografía. Y esa experiencia ha sido semilla para su activismo. Hoy colabora con Save the Children en iniciativas de apoyo a la niñez migrante. “Yo fui un niño migrante, así que para mí resultó la cosa más natural del mundo involucrarme. Todos los que podamos debemos ayudar”, asegura con convicción.

El chef, la familia y la tierra
A pesar del éxito, Lalo no ha perdido el vínculo con sus orígenes. En su cocina aún caben los recuerdos del campo mexicano y los sabores sencillos pero poderosos de su infancia. “Más que elegir un platillo que me represente, intentaría rememorar ciertos sabores del campo de mi niñez… empezaría con un taco de frijoles y una buena salsa.” Y si bien los sacrificios han sido muchos -tiempo con la familia, amigos, descanso- ha aprendido, junto con su esposa y socia, Gabriela López, a buscar diariamente ese equilibrio entre la pasión y la vida. El campo, ese lugar de inicio y sentido, sigue llamándolo. “Me gustaría tener más tiempo para estar en el campo y trabajar la tierra”, refiere el chef.

Sé lo difícil que es la realidad de un niño migrante. Por eso colaboro con Save the Children... para que más niños en situación vulnerable tengan una verdadera oportunidad."
Eduardo García Guzmán, chef fundador de Máximo
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