La estética japonesa en tecnología no solo es funcionalidad, es una filosofía donde convergen belleza y eficiencia. Un ejemplo es la meticulosidad de las bento box, las tradicionales cajas de comida divididas en compartimentos para lograr equilibrio y presentación.
Es así como el diseño nipón une simplicidad, armonía y utilidad. A su manera, Ricoh, Teplo, Mui e Icoma aplicaron esta visión a sus productos de lujo. Veamos cómo la filosofía oriental se llevó a una videocámara, tetera, tablero y motocicleta.
Ricoh: perspectiva total
La videocámara Ricoh Theta Z1 ostenta la esencia del diseño japonés en cada disparo de 360°. Inspirada en la filosofía oriental, esta cámara ofrece imágenes naturales y detalladas de 23 MP, al integrar tecnología avanzada con un toque minimalista. Con una estructura de aleación de magnesio, la Theta Z1 no solo es robusta sino también elegante, ideal para profesionales que valoran precisión y estética para explorar el Monte Fuji.
Teplo: mantente positivo
Teplo Tea Pot fusiona la tradición japonesa con la tecnología para transformar la preparación del té en toda una experiencia. Si bien integra sensores y algoritmos para ajustar automáticamente la temperatura y el tiempo de infusión según el tipo de hojas, el clima y el estado del usuario, respeta la herencia oriental y sigue los consejos de los antiguos maestros del té; sin duda, un equilibrio entre tradición y tecnología.
Mui: serenidad tecnológica
La visión japonesa del mundo difiere con la de Occidente y justo en eso reside la disruptiva innovación nipona. Un ejemplo de ello es Mui Board Gen 2, un gadget interactivo de madera natural que funciona como pizarra digital integrada al diseño del hogar. Presenta control táctil, comandos de voz con Alexa y funciones como clima, alarmas y mensajes, todo encerrado en una estética que respeta la simplicidad oriental.
Icoma: movilidad zen
Minimalismo en su máxima expresión y practicidad son términos que vienen a la mente con la Tatamel Bike. Icoma llevó el espiral del origami a esta motocicleta eléctrica que se pliega hasta el tamaño de una maleta para facilitar su transporte. Hecha con precisión artesanal en Japón, presume una batería que rinde hasta 30 km y paneles personalizables que reflejan la sabiduría del “kaizen”: mejora continua.
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